CAPITULO II: INVERNALIA (01)

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ALYSANNE

 105 d.C Marcaderiva—Desembarco del Rey. 

Marcaderiva era la isla más grande en la Bahía de Aguas negras, las aguas que la rodeaban eran frías, de un azul intenso y marítimo que cada vez que podía la llamaban a sumergirse entre ellas. Su padre le decía que en su sangre estaba la sal más pura de los Velaryon, y por esa razón, los mares siempre que podían gritaban su nombre. Apenas en su décimo tercer día del nombre veía el techo de su habitación fastidiada cada vez que la Serpiente Marina emprendía algún viaje hasta las Tierras de Essos, vivía de sus historias, de sus viajes hasta tierras recónditas en el Mar de los Escalofríos, de los monstruos que ella no podía combatir, soñando con el día en que podría llegar a ser tan Legendaria como su padre. Lo había intentado. Pero, la descubrieron tratando de escabullirse en uno de los barcos. Una noche, su madre acaricio sus cabellos azabaches, mientras intentaba que se durmiera.

—Quiero viajar hasta los Reinos de los Ifequevron hasta las Mil Islas. También navegar las peligrosas aguas del Mar Jade y combatir los monstruos que se encuentran en el continente de Sothoryos al sur del Mar de Verano.

Rhaenys sonrió cálidamente ante los ojos brillosos de su pequeña niña.

—En Sothoryos no hay más que pestes cubiertas de junglas—acarició con delicadeza el rostro de su hija— ¿Por qué arriesgarse de ir allí?

—Solo quiero una oportunidad, madre—Alysanne se levantó, sentándose en la cama. —Si lucho contra todos aquellos monstruos ¿Seré tan legendaria como mi padre o seré mejor que él? Quiero barcos, madre. Quiero dirigir mi propia embarcación, deseo tener el mismo derecho que tiene mi hermano Laenor en las flotas Velaryon.

Rhaenys respiro hondo.

—Tienes a Dagahra, puedes viajar en ella y

—No. Tener un dragón no es suficiente. Si Elissa Farman pudo tener a Buscasol, y mi padre creer haber visto la mismísima carrasca braavosi en Asshai  ¿Por qué yo no podría ir más lejos que ellos?

Rhaenys no supo cómo responderle a su hija.

...

Era la segunda vez que viajaba hasta la calurosa y ruidosa ciudad de Desembarco del Rey. La última vez solo estuvo encerrada en una habitación esperando que el gran consejo decidiera convertir a su hermano Laenor en Rey, cosa que no sucedió. Lo ultimo que recuerda es a su padre arrastrándola furioso por los pasillos de la Fortaleza para llevarla devuelta a Marcaderiva. Cuando el barco anclo en la bahía de Aguas negras hizo una mueca de desagrado al instante. Nunca le gustó la ciudad. Demasiada intranquilidad, los olores y sentires que inundaban el suburbio no eran muy gratos para ella. Y su padre estaba inquieto. No muchos desean volver a un consejo dónde fueron despreciados. La reina Aenma Arryn le daría un niño al Rey Viserys, su tío. Por esa razón, el Rey organizó un Torneo. Con incomodidad, observó el discurso del Rey, demasiado aburrida de sus palabras.

—Cambia esa cara, Alys—susurró su hermana Laena mientras se inclinaba con elegancia, como toda una dama.

Alysanne solo pudo virar los ojos con fastidio. Sus ojos se fijaron al instante en la dama que sentaba con prisa al lado de Alicent Hightower. La princesa, Rhaenyra Targaryen, era la primera vez que la veía tan cerca, era tan solo unas dos lunas mayor que ella. Había llegado tarde al evento de su padre y este parecía no importarle. Estaba más alta desde la última vez que la vio, la piel era tan blanca como los copos de nieve que caían en las frías tierras del norte, labios finos y figura escultural, ojos lilas, mucho más despejados que los de ella. La delicia del Reino, su título no había sido puesto en vano.

THE LAST TARGARYENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora