CAPITULO XI: LA GUERRA DE LOS CINCO REYES (03)

202 33 9
                                    

LYANNA

Lyanna fue llevada ante el Rey esa misma mañana. Joffrey se pavoneaba ante el trono, cansado y desesperado. Lyanna miró a su alrededor, había modificado el aspecto de varias habitaciones en la Fortaleza Roja, ya no había estampados de flores, pero el rojo y el dorado seguían predominando en sus paredes.

—Si os mandara a las mazmorras de tortura, ¿Sabrías contestarme?

—Seguiría sin saberlo su gracia—replicó bajando la mirada.

Joffrey golpeó con fuerza el piso con su zapato. Estaba haciendo una rabieta. Pues, había perdido a uno de sus juguetes.

—Ser Meryn, golpéela—ordenó—Y haz que se arrodille.

Ser Meryn con la empuñadura de su espada le dio en el estómago. Lyanna cayó al suelo inmediatamente tosiendo por la falta de aire.

—Hoy he perdido a mí prometida—exclamó Joffrey a los Lores de la Corte—Enviaré a guardias a cada rincón del Reino y haré que traigan su cabeza por traición. Sino, me conformaré con la cabeza de Lyanna Stark—los murmullos en la sala eran tenaces y fastidiosos—Ahora, Ser Meryn os quiero la lengua de Lyanna Stark. No permitiré mentiras en mí corte.

Cerró los ojos con fuerza. Al menos, no creía que necesitará completamente su voz para combatir en la gran guerra. A este paso, Sansa debía estar en la tierra de los Ríos.

¿Kinvara podría restaurar su lengua tal y como lo hizo con su mano?

Su corazón pálpito veloz cuando el caballero tomó sus cabellos con fuerza y levanto su rostro, el filo de la cuchilla estaba entre sus labios.

—Abre la boca preciosa—soltó con burla el capa dorado.

De un momento a otro el estruendo de las puertas principales siendo abiertas se escucharon en todo la sala.

—¡Hemos encontrado a Sansa Stark!

Tyrion Lannister dio un paso adelante, Bronn sostenía a Sansa entre sus brazos. Lyanna frunció el ceño, podía escuchar armaduras y espadas detrás suyo. El corazón le palpito con fuerza e incredulidad.

<<No puede ser cierto>>

—¡¿Qué significa esto?!—exclamó el rey.

También se preguntaba lo mismo. Miró a Sansa buscando alguna respuesta, sin embargo lo único que consiguió fue una mirada decidida y sorpresivamente valiente de su parte.

—Mi rey—hizo una reverencia. Sus ojos se veían claramente confusos. Cómo si no supiera que estaba sucediendo.

Lyanna seguía en el suelo, sin comprender lo que estaba haciendo Sansa.

—Me temo que no tengo conocimiento de lo que ha sucedido. Me encontraba en la torre de la biblioteca. Anoche, por mí torpedad y cansancio me he quedado dormida en el salón.

Joffrey miró inmediatamente al capa dorada, Ser Meryn parecía nervioso y bastante perplejo ante la situación.

—¿No os pedí que buscarán en cada maldito rincón de la fortaleza?

—Lo hicimos, mí rey.

—Entonces, ¿Lady Sansa está mintiendo Ser Meryn?—arqueo una de sus cejas.

—Me temo que no sobrino. Bronn custodio la torre y Ser Delianh fue quien encontró a Sansa—respondió inmediatamente Tyrion.

El mencionado caballero se inclino levemente. Aquel era un guardia novato, había sido juramentado apenas hace unos días. Era el reemplazo de Ser Boros. Era joven y de contextura esbelta. Muy diferente a como era el antigüo guardia real.

THE LAST TARGARYENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora