El viernes trajo el primer viento frío del otoño. Los robles, cerezos silvestres y magnolias tendrían que comenzar a mudar de color paulatinamente a rojos y anaranjados, y en ese momento, al caer la tarde, Camila observó cómo la luz del sol se filtraba entre las hojas, generando sombras que crecían a lo largo del pavimento.
Lauren llegaría dentro de poco. Camila había estado pensando en ella todo el día.
Encontró tres mensajes en la contestadora, y sabía lo que pensaba su madre en ese mismo instante —exageraba la nota, en opinión de Camila—. "En la noche no te olvides de llevar una chaqueta. No querrás pescarte una pulmonía". El segundo mensaje comenzaba así: "Cuando dije chaqueta, quise decir algo clásico. Lo que sea, pero no se te ocurra usar esa verde grande y larga por más que te encante, pues, aunque sea muy abrigadora es horrible". Al empezar a escuchar la voz de su madre en el tercer mensaje, Camila presionó el botón de "BORRAR". Tenía que estar lista para su cita.
Una hora más tarde, al oír que Lauren subía por las escaleras, alisó su vestido negro y luego abrió la puerta.
— Hola, ¿me he retrasado?
Camila sonrió.
— No, llegaste a tiempo.
Lauren respiró profundamente.
—Te ves realmente hermosa.
— Gracias.
Camila señaló la caja alargada que ella llevaba debajo del brazo.
—¿Es para mí?
Ella asintió y le dio la caja. Adentro había seis rosas amarillas.
—Es una por cada semana que has trabajado con Jonah.
—¡Qué tierno!, impresionarías a mi madre.
—¿A tu madre?
—Más adelante te hablaré de ella. Entra un momento mientras encuentro algo donde poner esto.
Lauren entró y echó un rápido vistazo al departamento. Era encantador, asombrosamente cálido y hogareño.
Una vez en la cocina, Camila abrió la alacena y sacó de allí un jarrón de cristal, pequeño, que llenó de agua.
—Tienes un hermoso departamento —dijo ella.
Camila la miró.
—Gracias. Sí, me gusta.
Lauren acarició un viejo escritorio de cortina que estaba pegado a la ventana y luego movió las cortinas para observar la acera.
—¿Te gusta vivir en el centro de la ciudad?
—Sí, aunque te diré que la conmoción que hay aquí te mantiene alerta toda la noche. Por la cantidad de gente que grita y que pelea, o que hace fiestas hasta el amanecer. Es sorprendente, incluso que pueda dormir.
—Es así de tranquila la zona, ¿eh?
Camila acomodó las flores una a una en el florero.
—Es la primera vez que vivo en un lugar en donde todos parecen irse a la cama a las nueve de la noche. Pero supongo que eso facilita tu trabajo, ¿no?
—Para serte franca, eso no me afecta en absoluto. Mi jurisdicción termina en el límite de la ciudad. Generalmente trabajo en el condado.
Camila puso el florero en el centro de la mesa.
—Están preciosas, Lauren, gracias de nuevo —tomó su bolso y añadió—: Bueno, ¿y a dónde vamos?
—Aquí cerca, a la mansión Harvey. Ah, y afuera está un poco fresco, así que deberías llevar una chaqueta.
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Un lugar en nuestros caminos (Camren)
FanfictionUn accidente trágico. Una viuda y entristecida Lauren, con un niño pequeño y valiente. Camila, una profesora que deberá tomar decisiones para pagar por acciones que no cometió. Sus vidas se encontrarán en algún lugar en el camino. Esta es una adap...