Capítulo Siete

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En los días que siguieron, Camila y Lauren pasaron juntas todo el tiempo libre que pudieron. No sólo saliendo de paseo o a cenar sino en la casa de Lauren también. Jonah no preguntó qué significaba todo aquello, dejó de lado los interrogantes incómodos. En cambio, le mostró a Camila su colección de cartas de jugadores de béisbol, le hablaba de la pesca y le enseñó cómo se lanzaba un anzuelo. Lauren observaba todo ello con cierta distancia, porque sabía que Jonah necesitaba descubrir qué lugar ocuparía Camila en su mundo, y cómo se sentía con respecto a todo aquello.

Una vez que el rumor se expandió por la ciudad, Brenda, por fin acribilló a Camila con todo tipo de preguntas. Charlie también le hizo mención de las noticias.

—La amo, Charlie —le expresó Lauren con simplicidad, y éste, dándole una palmada en la espalda, la invitó a cenar.

En cuanto a Lauren y Camila, la relación progresaba con una intensidad de ensueño. Cuando se separaban, las ansias emergían, y cuando estaban juntas, necesitaban aún más tiempo juntas. Se veían para almorzar, hablaban por teléfono, hacían el amor cada vez que podían estar solas. El miedo que sintieron de parecer avanzar rápido fue sustituido por la ilusión del futuro. Sabían que no todo sería perfecto y que estaban en esa etapa inicial donde todo parecía felicidad, pero incluso eso dejó de atemorizarles.

A pesar de la atención de Lauren por Camila, ella también se cercioró de pasar todo el tiempo que podía con Jonah. Camila también se esforzó por mantener las cosas de un modo que el niño no sufriera grandes alteraciones en su vida diaria. A mediados del mes de noviembre, le acortó las clases de apoyo, y de tres días a la semana, pasó a tener una semanal. Jonah ya estaba al corriente con sus compañeros.

—¿No te gustaría pasar el Día de Acción de Gracias conmigo y Jonah? —le preguntó una vez Lauren—. Tengo que trabajar esa noche, pero podemos comer temprano, si es que no tienes otros planes.

—No, no puedo. Mi hermana viene a casa de la universidad y mi madre ya tiene planeada una gran cena. Pero si te parece, Jonah y tú pueden venir. De ese modo te presentaría a todo el clan. A menos que, por supuesto, todavía no estés preparada para eso.

—Estoy preparada. —Dijo orgullosa y emocionada.




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Una noche en que Jonah de nuevo se había quedado a dormir en la casa de su amiguito Mark, Camila, que estaba en la casa de Lauren, siguió a ésta a su dormitorio. Fue la primera ocasión que hicieron el amor allí, ya que hasta entonces sólo dormían en el departamento de Camila. El hecho de que durmieran en la cama que Lauren compartió con Lucy no pasó inadvertido para ninguna de las dos. Sin embargo, cuando hacían el amor, lo hacían con tal urgencia que las dejaba sin aliento.

Luego de hacerlo, Camila sintió que Lauren deseaba estar sola para ordenar sus pensamientos. Y al mirar el dormitorio se dio cuenta por primera vez de que estaba rodeada de fotografías de Lucy colgadas en las paredes. Cuando el silencio entre ellas comenzó a ser opresivo, ella se atrevió a preguntar, esperando la sinceridad de la ojiverde.

—¿Te sientes bien?

—Sólo estaba pensando —murmuró Lauren.

—Cosas lindas, espero.

—Sólo las mejores —Lauren la acercó a ella—. Te amo.

Camila soltó el aire que no había notado que estaba reteniendo.

— Yo también te amo.

Lauren le dio un beso y la mantuvo en sus brazos hasta que se durmió. Por la mañana, cuando ella despertó, Lauren deslizaba uno de sus dedos sobre su espina dorsal. Camila sentía cómo su cuerpo comenzaba a responder a los estímulos. Hubo algo distinto cuando hicieron el amor esta vez. No fue por la manera en que ella la besó o le susurró en el oído sino por el modo en cómo la miraba mientras se movía dentro suyo. Eso hablaba de lo seria que se había vuelto la relación.

Un lugar en nuestros caminos (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora