Prólogo

830 36 1
                                    


En verdad ¿dónde comienza una historia? 

En la vida los comienzos claros son contados, aquellos momentos en los que, al mirar de manera retrospectiva, podemos decir que ahí fue donde todo dio inicio. Sin embargo, hay momentos en los que el destino intercepta nuestra vida cotidiana, y da como resultado una secuencia de episodios cuyo final no podemos predecir.

Son cerca de las dos de la madrugada y estoy despierta por completo. Hace algunas horas, me acosté y estuve dando vueltas y vueltas durante casi una hora, antes de decidirme, por fin, a levantarme. En este momento me encuentro sentada a mi escritorio, bolígrafo en mano, reflexionando sobre mi propia intersección en el destino. Esto es inusual en mí. Últimamente, al parecer, es lo único en lo que puedo pensar.

Más allá del acompasado tic-tac del reloj que tengo en la biblioteca, en la casa, reina el silencio. Mi esposo duerme escaleras arriba, y al encontrarme en las líneas que escribo en el block de hojas amarillas que tengo frente a mí, me doy cuenta de que ignoro por dónde empezar. No es porque esté insegura de lo que voy a narrar, sino por el hecho, de que no sé, en principio, por qué me siento inclinada a hacerlo. Después de todo, los acontecimientos que estoy a punto de describir sucedieron hace tres años, y hasta se podría decir que se iniciaron en los largos años anteriores a ellos. Pero sé que debo contarlos, simplemente para intentar dejarlos atrás o siento que de una manera u otra seguirán carcomiéndome.

Para recordar aquel periodo me auxilio de varias cosas: un diario personal que vengo escribiendo desde que era una niña, una carpeta con artículos periodísticos ya amarillentos, mi propia investigación y, por supuesto, reportes y grabaciones públicas. También está el hecho de que he revivido en mi memoria cientos de veces los episodios de esta historia; están grabados a fuego en ella. Pero si solamente utilizara esos elementos para contarla, estaría incompleta. Hubo otras cosas que sucedieron, y aunque fui testigo de algunos de los episodios, no estuve presente en todos. Me doy cuenta de que es imposible recrear cada sentimiento o cada pensamiento en la vida de otra persona, para bien o para mal, eso es lo que intentaré hacer.

Esta es, sobre todo, una historia de amor, y como muchas otras historias semejantes, la historia de amor entre Lauren Jauregui y Camila Cabello estuvo unida a la tragedia. Es, al mismo tiempo, la historia de un perdón, y espero que cuando la terminen de leer, entiendan los desafíos que Lauren y Camila tuvieron que enfrentar. Espero que entiendan las decisiones que tomaron antes de juzgar, así como espero que entiendan cómo decidí las mías.

Si hubiera que darle un comienzo a esta historia, empezaríamos con Lucía Vives, novia desde la escuela de una ayudante de alguacil de una pequeña ciudad sureña. Lucy al igual que su esposa Lauren, habían crecido en New Bern. Ella era, desde cualquier punto de vista, encantadora. Y Lauren la amó durante toda su vida. La vida de ambos se centraba en la familia.

En la universidad, Lucy era animadora y una chica popular y querida, conoció a Lauren por unos amigos en común y pronto se enamoraron. Cuando se separaron para que Lauren se fuera a estudiar, se siguieron siendo fieles hasta que, al año siguiente, Lucía la alcanzó. Algunos años después de terminar sus estudios, se casaron.

Lucy, ahora Jauregui, empezó a trabajar en un banco y Lauren inició su entrenamiento para convertirse en ayudante de alguacil. Ella tenía dos meses de embarazo cuando Lauren comenzó a trabajar en el condado de Craven. Cuando nació Jonah, su hijo en enero de 1981, a Lucy le bastó una mirada al abrigado bultito que había cargado nueve meses, para saber que era lo mejor que le había ocurrido en su vida.

Se dedicó por completo a su hijo, a jugar con él, a leerle cuentos, a apreciar los preciosos ojos esmeraldas como los de su otra madre. Cuando el niño cumplió cinco años, Lucy quiso tener otro bebé y lo intentaron de nuevo. Pero en agosto de 1986, a los veintinueve años de edad, Lucy perdió la vida. Su muerte apagó la luz en los ojos de Jonah y obsesionó a Lauren durante dos años. Abriendo el camino a todo lo que vendría después.

Así que como dije antes, ésta es la historia de Lucy, del mismo modo en la que es la de Lauren y Camila. Y también mi propia historia. Yo también jugué un papel en todo lo que sucedió.

Un lugar en nuestros caminos (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora