Capítulo diez

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Durante el sábado por la mañana, mientras se hacía el café, Lauren volvió a revisar el archivo y las notas que tomó la noche anterior; quería leerlas de nuevo antes de irse a trabajar. Sin embargo, no tuvo ocasión de hacerlo, porque Jonah apareció en la cocina, con los ojitos hinchados, iba frotándolos

—Mami.

—¿S?

— ¿Estás enojada conmigo?

—No, en absoluto. ¿Por qué piensas semejante cosa?

—No me hablaste ayer durante todo el día.

—Lo siento. No estoy enojada contigo. Estaba tratando de terminar con algo.

— ¿Algo acerca de mami?

Lauren se sorprendió ante la pregunta.

— ¿Por qué piensas que es sobre mami?

— Porque estás con esos papeles y diarios de nuevo. —Jonah señaló al archivo que descansaba sobre la mesa. —Hablan sobre mi mami, ¿no es así?

Después de un momento, Lauren asintió con la cabeza.

— Sí, un poco.

—No me gustan esos diarios. Hacen que te pongas triste. Y me entristecen a mí también.

—¿Por qué extrañas a mami?

—No, porque hacen que te olvides de mí.



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Después del desayuno, Lauren llamó a Camila para excusarse. Camila la interrumpió antes de que pudiera terminar de hablar.

—Lauren, no tienes de qué disculparte. Después de todo lo que sucedió es obvio que necesitabas estar sola. ¿Irás a trabajar?

—Sí, debo ir. Charlie me ha llamado. Quiere que me encuentre con él.

—¿Me llamas luego?

—En cuanto tenga un minuto. Aunque probablemente hoy tendré un día apretado.

—Por la investigación, ¿no?

Como Lauren no le respondió, Camila se pasó una mano por los cabellos.

—Bueno, si necesitas hablar conmigo y no me encuentras, estaré en casa de mi madre.

—Muy bien.

Incluso después de colgar, Camila no pudo evitar sentir que algo terrible estaba por suceder.




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Lauren se encontró con que Charlie la estaba esperando afuera de su oficina.

—¿Te sientes bien? —le preguntó Charlie.

—Pasé una noche dura.

—Yo también —le hizo señas sobre su hombro—. Vamos, tenemos que hablar.

En cuanto Lauren entró, Charlie cerró la puerta. Lauren se sentó en la silla y Charlie se inclinó contra el escritorio. Echó un vistazo al piso, y luego a Lauren.

—No quiero hacer leña del árbol caído. Nos conocemos lo suficiente como para hacerte eso —Charlie hizo una pausa—. Hoy liberaré a Otis Timson.

La boca de Lauren se abrió, pero antes de que pudiera decir algo, Charlie levantó sus manos.

—Ahora escúchame, antes de que pienses que saqué conclusiones erróneas. No tengo alternativa, por lo menos no si me baso en la información que tengo hasta este momento. Fui ayer a visitar a Earl Getlin.

Un lugar en nuestros caminos (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora