Victor Rookwood

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Me desperté antes que mis compañeras de cuarto, pese al cansancio que aun sentía. De todas formas, esto no me era ajeno. Durante semanas, me acostumbré a levantarme más temprano de lo usual debido a que necesitaba tiempo para estudiar antes de mis clases. Esto había sido consecuencia de todas las aventuras que me habían tocado vivir en el año.

Con la luz del día divisé mi cuerpo nuevamente. Los moretones ocupaban más espacio del que había visto en la noche. Al tocar la parte afectada, sentí dolor. No quería ni imaginarme qué sucedería al moverse, sobre todo considerando si debía luchar nuevamente. Tal vez sucedería como el día anterior, cuando la adrenalina hizo que me adormeciera.

Me vestí a la velocidad que el silencio me permitía. Ni siquiera me coloqué el calzado, sino que esperé a salir de la habitación para hacerlo. Conté una y otra vez los artefactos que había obtenido en las pruebas, para no olvidarme ninguno camino a Hogsmeade, hoy no había tiempo que perder.

Una vez fuera de la habitación, me dirigí a la sala común cruzando los dedos para no verme con nadie. En este punto, la situación con Ranrok se había tornado muy peligrosa como para que alguien quisiera verse involucrado. 

Tuve suerte y logré llegar a la salida de la sala, sin ver a nadie. Aunque no debería de haberme preocupado en primer lugar, ya que era demasiado temprano como para ver un alma deambulando.

Sin embargo, un triste pensamiento se deslizó en mi mente, sin que pudiera darme cuenta: "¿Y si... no regreso? No arreglé mis problemas con Sebastian". Debo admitir que me detuve un instante y miré hacia la serpiente que desaparecía, pensando si debía regresar e intentar hablar con él. En mi cabeza comencé a armar distintas conversaciones y respuestas, y ninguna de ellas me dejaría tranquila. Sebastian podría enojarse más, lo que aumentaría mi tristeza. Podría querer acompañarme, en el más ridículo de los casos considerando su enojo, y no sabría como detenerlo. Tal vez mostraría indiferencia... Sólo continué caminando hacia la salida de Hogwarts, esperando poder volver sana y salva.

El camino a Hogsmeade estuvo plagado de pensamientos de lo que vendría una vez que tuviera aquella especial varita en mis manos. Imaginaba desde los más convenientes a los más catastróficos escenarios. El más conveniente siendo que Ranrok no pudiera penetrar en Hogwarts y el más catastrófico sería que no sólo lograra entrar, sino que también sería capaz de hacerse con el depósito. Sólo podía aspirar una situación intermedia.

Al entrar a Ollivanders, el entrañable dueño pareció extrañado de verme tan temprano. Saqué los cuatro artefactos y le expliqué la situación. Él, amable y motivado, tomó los artefacto con sumo cuidado y se puso manos a la obra. Caminaba de un lado a otro, impaciente, esperando por la varita. No dejaba de pensar en Ranrok, en el depósito, en Isadora. Tanto podría perderse si Ranrok lograba su cometido. Y después de que lo lograra, ¿Cómo lo detendríamos? 

El señor Ollivander me trajo de nuevo a la realidad y a su tienda cuando me mostró la varita. Repitió lo que me dijeron los guardianes: la varita tenía un uso específico. Le agradecí profusamente, aunque podía notar que la tarea le había gustado. Tomé la caja con la varita y emprendí mi apurado regreso a Hogwarts.

Pero el día tenía otros planes para mí.

Al salir de Ollivanders, parecía que Hogsmeade se había apagado. No se escuchaba el usual bullicio que no me cansaba de oír. Y al mirar hacia la derecha, pude ver al culpable: Victor Rookwood. Mi respuesta inmediata fue ocultar la varita de su alcance.

Ranrok lo había apartado de su lado, ya no le era de utilidad. Y, por supuesto, ahora quería retribución. Sentí que el sudor helado recorría mi espalda mientras me pedía que fuéramos aliados, que teníamos intereses en común. También intentó convencerme diciendo que el depósito le pertenecía a los magos, que no debían ponerle un dedo encima los duendes. Incluso llegó a argumentar que el depósito era su herencia. Por supuesto, no hice más que negar tal asociación.

Un cuento de serpientes (Sebastian Sallow / Ominis Gaunt) (HL fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora