Me encontraba completamente aturdida. En primera instancia, no recordaba cuánto de lo que había visto en mi sueño era real. Me dolía la cabeza, tenía mi brazo derecho vendado y mi cuerpo me comenzaba a reclamar después de semanas de luchas y viajes interminables. Como para añadir algo más, Sebastian se encontraba a los pies de mi cama, con una expresión que recorría el alivio, algo de vergüenza y alegría.
Lo primero que cruzó mi mente, como un destello, fue la imagen del profesor Fig.
- Ominis, dime, ¿Qué le sucedió al profesor Fig?
La enfermera había llegado justo a tiempo para escuchar la pregunta.
- Señorita Robins, me alegro de que esté despierta.
Noté que su expresión cambió al ver que yo no esperaba más que una respuesta.
- El profesor Fig falleció, señorita Robins. Sé que usted tenía una relación cercana a él. Su pérdida ha sido dolorosa para todos.
La enfermera comenzó a relatarme que hicieron un funeral apropiado al cual asistió un gran número de personas. Incluso el profesor Black y la profesora Weasly reunieron a los alumnos para dedicarle unas sentidas palabras.
- Gracias a ustedes, el colegio está a salvo de los duendes.
Recordé mi sueño. Ranrok se llevaba el cuerpo del profesor Fig y el depósito había sido vulnerado nuevamente.
- ¿Estamos a salvo? – Pregunté, incrédula.
- ¡No sólo eso! – Exclamó Sebastian - ¡Hiciste que Ranrok mordiera el polvo!
No sabía qué me sorprendía más: Sebastian hablándome de nuevo o que el depósito estaba a salvo.
- Yo... restauré el depósito, pero Ranrok nos atacó nuevamente y se llevó al profesor Fig.
Hice una pausa, intentando articular mis palabras. Pero era en vano, ya que ráfagas de color rojo no dejaban de pasar por mis ojos. Mi cabeza parecía estallar y mi mente parecía chocar entre los recuerdos verdaderos y el sueño que había padecido. Escuché un suspiro de dolor. Sin darme cuenta, estaba agarrando la mano de Ominis con demasiada fuerza, pero él había sido demasiado gentil o se encontraba demasiado preocupado como para decir algo.
Le solté la mano de inmediato.
- Perdóname, Ominis.
- ¿Estás bien, Josy?
- Si... Sólo necesito descansar, sólo eso. Y también necesito que me digan qué sucedió luego de que perdí el conocimiento.
La enfermera se acercó a mí y comenzó a servir un extraño brebaje en una cuchara. El sabor era inolvidablemente asqueroso.
- Pues... - Dijo Sebastian, en un intento de incorporarse a nuestra conversación – Tras vencer a Ranrok y recuperar el depósito, caíste inconsciente junto al cuerpo del profesor Fig. La profesora Weasly dijo que llegó justo a tiempo, ya que tenías una herida que no dejaba de sangrar. Ella te trajo aquí lo más rápido que pudo.
Una duda apareció en mi cabeza, algo que tendría que haber sido lo primero que debería haber preguntado.
- ¿Cuánto tiempo he estado aquí?
- Semanas – Respondió Ominis. – Estábamos muy preocupados, cruzando los dedos esperando a que despertaras.
Semanas. Parecía que todo había sucedido en un abrir y cerrar de ojos. Pensaba que, tal vez, sólo habían sido unos días. Recosté mi cabeza en la almohada, mirando el techo. Las ráfagas de luz roja se entrecruzaban de nuevo delante de mis ojos, ahora incluso aparecían las de color verde. Cerré los ojos un momento y traté de recordar qué era lo último que me había dicho Fig. Sólo podía ver su rostro, moviendo los labios.
"Miriam le habría adorado, camarada"
Su voz recorrió mi mente, como una triste canción de cuna. Ahora todos los momentos que había pasado con él se agolpaban bruscamente en mi cabeza, y en mi corazón. Había aprendido tanto de él y había sido un gran guía.
Traté de contener el dolor, pero las lágrimas tenían vida propia y brotaron de mis ojos sin que pudiera detenerlas. Trataba de reprimir mis recuerdos, pero era en vano. Además, no dejaba de pensar en que gracias a estar inconsciente ni siquiera había podido despedirlo en su funeral.
Sentí que algo rozaba mi rostro, secando mis lágrimas. Sebastian pasaba su manga suavemente por mi rostro. Ominis tomó mi mano nuevamente. Ambos se sentaron a mi lado, en silencio. Tal vez no sabían qué decir, pero era suficiente.
Me tomó unos minutos calmar mi llanto, pero por suerte no fue para siempre.
- Espero que no hayan faltado a clases por mi culpa.
- Nos turnamos – Respondió Ominis – No queríamos que estuvieras sola al despertar. Al terminar las clases nos quedamos aquí hasta la hora de la cena. Muchas veces vienen Natty, Garreth y Poppy. Natty dijo más de una vez que te dará todas sus anotaciones apenas despertaras.
- También dijo que apenas pudieras ponerte de pie te llevaría a las Tres Escobas, para festejar. – Agregó Sebastian.
- ¿Y qué hay de ti? - Le pregunté a Sebastian. – Supongo que en cuanto salga de aquí, todo volverá a ser como antes.
- Si te refieres a escaparnos del colegio y quitarles el polvo a algunas ruinas, puedes contar conmigo.
Ominis emitió un suspiro cargado fastidio.
- Sebastian, sabes de qué habla. – Dijo, cargado de seriedad. – Hemos hablado muchas veces de esto. Y muchas veces más me dijiste qué le dirías a Josy cuando despertara.
La vergüenza y la pena capturaron el rostro de Sebastian. Comenzó a rascarse la nuca y desvió su mirada de la mía.
- Realmente teníamos mucho miedo por ti. Quiero ayudarte a salvar a Anne, pero debes prometerme que lo haremos juntos, y que no usaremos las artes oscuras como atajo.
- ¿Realmente prometes no dejar de ayudarme? – Preguntó, en voz baja y mirando el suelo.
- Oye, salvé al colegio de los duendes. Ese es mi nivel de compromiso. – Le ofrecí la mejor sonrisa que mi dolor de cabeza me permitía.
- Lo prometo. Prometo no... no permitir que deban sentir miedo por mí otra vez.
- No puedo esperar para salir de esta cama entonces.
Los tres nos quedamos en silencio, sonriendo. Parecía que el alivio había vuelto a nosotros. Aunque era difícil olvidar lo que había sucedido, debíamos aprovechar que podíamos seguir adelante, estando juntos.
- Es bueno que te hayas despertado y no te hayas perdido los TIMOs. – Dijo Ominis.
- Creo que quiero volver a dormirme unas semanas más. – Respondí.
Ambos comenzaron a reír y seguimos bromeando sobre eso. Aunque ellos llevaban 5 años en el colegio, tenían tanto miedo como yo.
Pero mi mente había comenzado a divagar debido a que las luces rojas invadían mi mirada. Refregué mis ojos, intentando despejarlos. Extrañamente funcionó. Sin embargo, algo nuevo había aparecido frente a mis ojos, muy claramente.
A los pies de la cama que tenía en frente estaba la imagen de Isidora, de pie, sonriéndome.
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Un cuento de serpientes (Sebastian Sallow / Ominis Gaunt) (HL fanfic)
FanficEste relato se basa en la historia narrada en Hogwarts Legacy, donde una estudiante se suma a sus estudios mágicos en el 5to año. La historia mantiene una gran cantidad de elementos de la historia principal, pero modificando algunas partes a benefic...