No apto para estrellas │YA EN FÍSICO

11. Brandy

«Oh, they just stand there whilе we're takin' shots of brandy
They know all of my habits, but thеy don't know about you»

All my ghosts - Lizzy McAlpine

RON.

Mentí sobre qué grabar con Amanda de fondo es complicado, es jodidamente difícil, es de lo más tortuoso que he hecho. No por las razones que cree, sino porque siento presión de hacerlo bien, odio trabajar con personas a las que aprecio y este proyecto me ha obligado. Siento que estoy haciendo el ridículo en cada escena.

Sin mi coestrella esta película estuviera en ruinas, es más que obvio que ella dirige el rumbo de las escenas, lo cual viene perfecto porque así mismo funciona en el libro. Es curioso cuanto se esfuerzan en la apariencia de Kain Reid pese a que su atractivo sea que está por completo loco, llevo al menos una hora en tomas de él colocándose un traje, un equipamiento especial de militares, unos sacos feísimos que tienen un logo mal hecho del "clan" de la mafia que Tom se inventó.

Noté que Brandy me juzgó cuando dije que no creía poder montar una motocicleta a toda velocidad para el tráiler, no he utilizado una en mi vida, mentí sobre qué solo no me es habitual. No suelo usar dobles de acción ni en los papeles donde hay peleas.

Estuvimos en el set desde la mañana hasta las once de la noche, esta semana se lanzará todo al internet y quieren asegurarse de tener material. No hizo falta que me quede más tiempo que una jornada laboral, aun así, peleé con mi representante para que consiguiera que pueda quedarme al menos a observar al resto. Es factible que odie menos esta película de lo que lo expreso, cabe la mínima posibilidad de que sea interesante.

En la cena Daiquiri no parar de hacer preguntas sobre el rodaje, al parecer, no estaba muy enterada de la situación porque —por obvias razones— Tom no le va a mostrar la película. Se ha enterado de su existencia al oírnos hablar en el restaurante, no consigo explicarle que no es del mismo universo que lo que suele ver en cines, empiezo a sospechar que parte de ella sí cree que soy un superhéroe y lo oculto con ellos.

—¿Ya no eres el bueno? —Daiquiri frunce las cejas, tiene un trozo de pizza más grande que sus propias manos.

—No, digamos que es el malo... —respondo, confundido de si debería seguir esta conversación o no—. Pídele a tu padre que te lo explique, es más, pidámosle que nos explique porque yo también tengo preguntas.

—Después de las 10 no trabajo. —balbucea Tom.

—Mi única duda es como lograste descomponer un jodido elevador —reclamo alzando el tono—, se armó un desastre en el restaurante, que lo sepas.

—Ron, ¿Puedes dejar de culparme de cada desgracia que te ocurre? ¿Cómo demonios voy yo a desviar un rayo?

—Ajá.

—¡Hablo en serio! Parezco, pero no soy omnipotente.

—Me voy —digo al negar con la cabeza, me levanto de su mesa, el comedor está más ordenado de lo normal—. No vine a que me mientan.

—Estás inventándote chorradas —advierte Tom, me persigue hasta la puerta—. Estas mal, estas enloqueciendo, no eras así hace un mes, estás enloqueciendo por... —hace una pausa como si hasta ese instante fuera consciente de sus palabras—. Oh, oh.

—¡No! —salto a detenerlo—. No, no, no, lo que sea que tu cabeza haya pensado, retráctate.

—¿Qué pasó en el elevador? —pregunta en voz baja para que su niña no nos oiga.

—Nada.

—Dime.

—Nada, ya lo dije.

—Cuéntame, Ronnie, es por una buena causa.