Cap9: Aprende a dejarlo ir

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Estaba enfermamente feliz, el calor retumbante de su pecho bajaba hasta su entrepierna, su angelito estaba con él, de nuevo, con un par de golpes de por medio, pero, de algún modo, tenía que demostrarle que sus amenazas eran ciertas.

Ansiaba tocar ese bello y lastimado rostro, estaba a pocos centímetros de tener esa suave piel contra sus dedos, pero los incesantes y molestos llamados a la puerta de abajo lo hizo alejarse de ese provocativo ángel, con pesar abandono su habitación, bajando, para así atender a la persona que lo estaba llamando, aunque deseara correrla de inmediato, tenía que respetar las reglas de la iglesia.

"Las puertas de la casa de Dios siempre están abiertas al siervo caído"

Palabrerías, que deseo dejar atrás una vez vio a Bakugou entrar a su iglesia, tratando que ocultar el odio que le tenía, saludo con falsa alegría.

-Bakugou, ¡Hijo mío!, ¿Por fin vienes a confesarte? -preguntó, escondiendo su puño en la palma de su mano.

-Ahorre sus sermones conmigo padre, quiero hablar de algo muy importante con usted. -El cenizo lo miro serio, cambiando por completo la expresión del mayor.

-¿Qué es? -dejó su hipocresía de lado, mirándole con el mismo semblante de seriedad.

-¿Por qué la madre Yaoyuruzu se suicidó?

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Melissa estaba preocupada, pero más que nada, enfadada por la ausencia de su prometido, termino escogiendo los arreglos florales con la ayuda de su padre y de su querido suegro.

Los tres ya habían llamado constantemente al peliverde, pero este no regresaba ninguna señal de respuesta, aunque Izuku tuviera que dar clases, le prometió a Melissa contestar con un mensaje, pero ni siquiera obtenía eso, cosa que comenzaba a preocupar a la joven rubia.

¿Quizá Izuku se estaba arrepintiendo de casarse con ella?

-Estas flores son bonitas, ¿No lo crees cariño? -preguntó su padre, mostrándole un pequeño ramo de tulipanes, blancos y púrpuras.

Sin embargo, ella no prestaba atención a las sugerencias de su padre, miraba su teléfono, en busca de alguna simple respuesta, pero nada.

-Cariño, tal vez está muy ocupado con sus clases, nosotros podemos ayudarte -habló el castaño, bajando las flores y viendo con preocupación a su hija.

-¡Papá!, ¡E-esto es algo que deberíamos elegir él y yo!, agradezco su ayuda, de verdad, pero siento que Izuku está siendo distante conmigo, cuando se trata de la boda, parece que huye. -ante ese pensamiento, bajo la mirada, decaída, sintiendo como sus ojos se cristalizaban.

El hombre rubio que los acompañaba, no pudo evitar sentirse mal por la tristeza de su sobrina, después de todo ellos cuatro ya eran como una familia y para Toshinori, Melissa era como una hija.

-Hija, Izuku es un chico un poco temeroso, ¡Lo conoces desde que son niños!, cuando él te quería proponer matrimonio no sabía si hacerlo o quedarse callado, dale una oportunidad, solo se tiene que acostumbrar a la idea de ser el esposo de una linda señorita como tú -se acercó a la chica, tomándola de los hombros, contagiándole su positiva sonrisa.

Con un leve rubor, por las dulces palabras de su tío, Melissa sonrió alegre, haciendo que ambos hombres estuvieran más tranquilos.

-Gracias tío Toshinori, es verdad, ¡Izuku necesita de mi apoyo!, lo conozco bien... Y sé que a él le gustaría mucho una combinación de tulipanes y girasoles -dijo, más alegre, tomando animada las manos a sus dos acompañantes.

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-Entonces es por eso... ¿Me está diciendo que ella se obsesionó con Deku?, ¡Es una tontería! -Katsuki no quería creer las semejantes palabras de Todoroki, era imposible que fuera cierto.

-Bakugou, desde que te fuiste todo en ese orfanato cambio, Izuku no tenía más amigos que Tsuyu y tú, cuando te fuiste él se quedó solo y se volvió más retraído, yo le enseñaba a leer y a escribir, pero apenas hablaba con los demás niños y Momo comenzó a seguirlo siempre -explicó serio, como si esas palabras fueran verdad.

-¡Es una estupidez!, aun así, no comprendo. -El cenizo, recargo sus codos en el escritorio frente a él, tratando de asimilarlo todo.

-Momo tenía secretos, al igual que todas las personas, ella tuvo otra vida antes de convertirse en monja, honestamente yo sigo sin comprender el comportamiento que Yaoyuruzu tuvo con Izuku, pero eso fue lo que paso.

-Y ¿Qué hay de los niños?, ¿Ella los desapareció? -aun con esas hipótesis, Katsuki trataba buscar el paradero de esos niños.

-Eso no lo sé, convivíamos, pero una vez Izuku se fue, ella se volvió fría y muy apegada a otros niños. -Shoto estaba comenzando a impacientarse, el chico hacía muchas preguntas.

-¿Se fue? -preguntó dudoso.

¿Acaso Izuku no le contaba nada?

Eso era bueno para Shoto, muy bueno, usaría la poca información que tenía acerca de la maldita familia de su niño a su favor.

-Un hombre lo adopto, ¿No te lo dijo? -preguntó, fingiendo duda en su voz.

-Él... Él no me dice nada, no quiere hablar conmigo, solo del trabajo. -Bakugou desvió la mirada, desanimado, recargo la espalda en su silla.

"¿Así que lo rechazas?, muy bien mi niño, es mejor que esté alejado de ti, si no quieres que algo malo le pase a él también"

-Es una pena, pero descuida, no eres el único que dejo atrás, también conmigo finge apenas conocerme, supongo que es su forma de comenzar de nuevo. -comentó, ganándose una mira de extrañeza del hombre delante de él.

Shoto también fue su cuidador por un tiempo, pero él e Izuku eran diferentes, aunque convivieron por poco tiempo, eran amigos, se querían, lo quería, lo sigue queriendo, Katsuki comprendió esos sentimientos demasiado tarde.

-Pero éramos amigos, éramos... -prefirió no seguir hablando.

-Fueron amigos, por tal vez ¿Un año?, Bakugou, te aferras a una amistad que para Izuku fue solo pasajera, si él quiere dejar su infancia atrás, creo que lo mejor será que respetes esa decisión, déjalo ser feliz con su nueva vida -finalizó el mayor, el cenizo desvió la mirada, dolido y resignado.

"Aléjate de él, antes de que yo te aleje"

-Quizá tiene razón, para Deku ahora solo soy "Bakugou-san", su simple compañero de trabajo -suspiró, Shoto se burlaba internamente, la mente de Katsuki era un desastre, habían hecho una promesa, lo habían prometido.

"Para ese idiota las promesas no existen"

Se puso de pie, retirándose, tal vez ahora más dolido que preocupado, pero a Shoto la estabilidad emocional de ese muchacho le importaba un bledo.

Ahora tenía todo el tiempo del mundo para estar con su angelito, tal vez hasta darle un pequeño escarmiento por haber descubierto su secreto y claro, por hacer que también Bakugou lo descubriera, subió con lentitud las escaleras, mientras de una forma lenta y escalofriante tarareaba el "Himno a la alegría", una de tantas melodías que escuchaba, cuando sus angelitos del orfanato cantaban.

Abrió con lentitud, provocando que la vieja puerta de madera rechinara, su gigante sombra resaltando entre la oscuridad del cuarto con la luz tras de él, aquella oscuridad de su silueta llegaba hasta los pies del pecoso, que se encontraban atados a las patas de una vieja silla, Shoto miraba el débil cuerpo de su niño, tambaleante, recuperaba la consciencia poco a poco, entrando en pánico al notarse presa de vendajes y ataduras, las cuales le impedían moverse, le impedían huir.

-Al fin despertaste... Izuku.
Esa maldita y serena voz, era la navaja que cortaba las pocas fuerzas y esperanzas del peliverde.

Padre Nuestro [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora