"Díos te dará dichas antes de traerte desgracias"

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Ahora el sabor de aquellos caramelos era dulce, el dulce sabor de la felicidad, Ahora veía con alegra su puerta de color azul esperando a que su padre le leyera un cuento y lo despidiera con un beso de buenas noches en la frente.

Vivió buenos momentos en los que corría animado a la escuela después de que su padre le daba vueltas y vueltas para sacarle risas, se dirigía a la entrada de esa escuela con el entusiasmo de aprender y ser mejor cada vez, tener nuevos amigos, aunque nunca se olvidaría de los viejos amigos, buenos momentos en los que jugaba con su padre en un divertido parque de juegos lleno de columpios, pasa manos y frondosos árboles mientras eran acompañados por una linda niña rubia de anteojos. Su amiga.

Vivió buenos recuerdos en los que comía esas duras pero ricas galletas de avena acompañadas de leche con chocolate mientras veía la televisión con su padre y reían con aquellos divertidos dibujos animados.

Fue alegre, fue feliz, fue un niño normal, pero así como había alegrías también había desdichas.

Momentos en los que despertaba a su padre a media noche con sus gritos de miedo, miedo de que aquel bicolor lo atrapara en sus sueños y lo obligara a hacer cosas malas otra vez, malos momentos en los que sabía que no siempre podía ser amigo de todos y recibía burlas por ser un niño con rasgos tan delicados y afeminados. Así era él, no podía cambiar su apariencia o actitud. Era un niño delicado, pero era bueno.. Un ángel.

Uno que lloraba al encontrarse con algo que le recordara su pasado

Izuku Yagi tuvo buenas y malas experiencias desde su nueva niñez, experiencias en los que llenaba de orgullo a su podre por ser el niño mejor portados de la primaria, Izuku siempre vio a su padre sonreír, Siempre lo vio con esa grande y alegre sonrisa que le daba confianza y le hacía olvidar poco a poco todo ese infierno que había sufrido.

Pero hubo una vez, la única vez que vi triste a su padre, la única vez en el que lo vio llorar, lo vio con el ceño fruncido, fue esa única y última vez cuando lo acompaño a un extraño parque lleno de piedras talladas y veía muchas cajas de madera que se mojaban con la lluvia de aquella tarde de verano, veía las fotos de todas esas personas que había visto una vez en su fiesta de despedida y en especial la de un hombre serio de cabello largo y negro y la foto de aquella amable y amigable mujer la oficial Kayama. ¿Todos ellos están en esas cajas? , ¿Están dormidos?, ¿Cuándo despertaran? eran preguntas que izuku se hacía, ¿Por qué papá está llorando? , otra nueva pregunta al ver a su padre tratando de secar sus lágrimas.

- Murieron por una explosión en un atentado terrorista... con todos ellos muertos el caso de izuku se perderá y no puedo hacer nada... no puedo David - El pecoso solo veía a su padre lloraba sentado en el sillón mientras su amigo tenía la mirada triste y tocaba su hombro en una forma de consolar su dolor y frustración

Se escondía para poder saber porque su padre estaba triste, porque lo había decidido dejar dormir esa noche en casa del mayor y porque antes de llegar a esa casa tenía muchas bolsas de papel con botellas en la parte trasera del auto

- ¿Izuku-kun? .. ¿Quieres que juguemos un rato? - su amiga de gafas siempre estaba a su lado, siempre lo apoyaba y eran muy unidos, como un par de hermanos

Su niñez después de esos momentos fue buena, su adolescencia tal vez fue algo decepcionante al descubrir que por más que intentara jamás llegaría a ser tan fuerte como su padre, pero tal vez lo que no tenia de fuerza ya lo tenía de razón, ya con quince años entendía perfectamente todo lo que le había pasado, lo que había sufrido, sabia por fin que había sido violado, el solo hecho de descubrirlo de enterarse por si solo le revolvía el estómago, le devolvía las lágrimas a los ojos, pero se quedó callado, no quería enfrentarlo de nuevo, ya estaba olvidándolo, ya no tenía esas pesadillas, no quería volver a verlo, no quería volver a enfrentarse con su pasado y escuchar su voz pronunciar su nombre.

solo quería ser un adolescente normal, solo quería experimentar que era ser un chico delgado y debilucho que era siempre defendido con su rubia amiga de gafas, solo quería experimentar su primer flechazo al corazón. Pues ya no veía a su amiga como a una.

De nuevo llenaba de orgullo a su padre, esta vez al ser el mejor estudiante de su generación. Ahora enfrentaba su nueva experiencia, su primer día como un estudiante de preparatoria.

- ¡Izuku-kun!, ¿no te alegra?, estaremos juntos en la misma clase - su amiga era cada vez más bonita ante sus ojos

- S-si Melissa-chan - El temblor de sus manos era diferente ahora, era un temblor que por primera vez le agradaba

En la preparatoria tuvo mejores experiencias, experimento los celos, experimento el por fin defender a alguien que quería proteger, experimento por fin su "primer beso".

Su vida era buena, más que buena, era maravillosa. En el pasado se cuestionaba por qué Dios lo había dejado, por qué le dejo sufrir cuando era pequeño, pero ahora entendía esa frase.

"Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana"

Esa nueva vida, esos nuevos amigos, ese nuevo comienzo, era la ventana que Dios había abierto para él, Agradecía de estar en compañía de personas que lo amaran, agradecía el por fin ser libre, el no volver a ver a ese hombre.

Pero a hay veces.. en que las ventanas se cierran... y la esperanza simplemente muere.

Padre Nuestro [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora