La criatura perfecta

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JK POV

Era tarde cuando llegué a la casa. Cancelé mi cita de la tarde con el director financiero porque me hubiera sido imposible siquiera pretender prestar atención durante esa reunión. Desde que Jimin se enteró, todo lo demás había perdido sentido. Mi tiempo en HYBE era casi doloroso. Estar cerca de tantos humanos de ritmo lento era completamente frustrante. Solo me recordaban al único ser humano con el que no podía estar, y recordé cómo su sangre no era atractiva, sus olores débiles y suaves. Anhelaba inhalar el dulce aroma del chico que amaba.

Cuando llegué a casa esa tarde y abrí la puerta de la cocina, me sorprendió encontrar la casa rebosante de su olor. Deambulé por las escaleras, capturando débiles pruebas de sus movimientos a través de la casa. Él había estado aquí. Sentado en su escritorio. Descubrí que sus pasos estaban impresos en los hilos de la alfombra de la biblioteca, los aceites de sus dedos se arrastraban por las filas de mis CD y sus dedos habían tocado los bordes de sus pinturas favoritas.

Todas estas eran nuevas. Él había estado aquí.

Sentí que mi corazón se aceleraba mientras me regocijaba de que él hubiera estado en la casa y comencé a fantasear que tal vez vino a buscarme y que quería hablar. Cuando pasé por la escalera principal, noté que el olor era más fuerte al subir las escaleras y corrí hacia el vestidor con la esperanza de encontrarlo.

En la parte superior de las escaleras, me calmé en un intento por una vez de no asustarlo y cuidadosamente abrí la puerta del armario de gran tamaño. Mi corazón cayó mil pies cuando me di cuenta de que él no estaba allí y que la habitación estaba vacía. Pasé la nariz por las filas de ropa anhelando una ráfaga de su olor y me detuve cuando llegué a mi amada colección de camisetas. Empecé a hojear las camisetas y rápidamente me di cuenta exactamente cuál faltaba. Suspiré sabiendo que eligió esa en particular porque estaba herido y quería que yo lo supiera. Me estaba volviendo para irme cuando algo me llamó la atención. La camisa de Jimin, una camiseta sencilla roja, colgaba del gancho en la parte trasera de la puerta que se abría a mi habitación. Me acerqué y la bajé tomando una profunda y satisfactoria bocanada de su delicioso aroma.

Taehyung.

Inseguro de lo que había sucedido exactamente en mi casa hoy, decidí ir a mi oficina y revisar las cintas de seguridad antes de hacer cualquier otro movimiento precipitado. Abrí la puerta de mi habitación, el único acceso a mi oficina, y de hecho solté un grito ahogado de sorpresa ante la escena que se desarrollaba frente a mí.

En mi habitación privada, donde solo mi familia podía entrar con mi permiso, encontré a Jimin recostado en mi sofá de cuero negro. Eclipsando las tenues notas de la música de fondo, estaba el poderoso latido de su corazón que explotó en mis oídos en el momento en que abrí la gruesa puerta. Como era de esperar, me di cuenta de inmediato que llevaba la camiseta que faltaba en mi colección. En su regazo había un grueso álbum de fotos encuadernado en cuero, y tenía una de mis pelotas de béisbol acercándose a la nariz.

Hay tantas cosas mal con esta imagen, pero al mismo tiempo todo fue perfecto. Absolutamente perfecto.

Esta habitación era mi refugio. Contenía mi pasado, mis colecciones, los artículos que documentaban que había existido antes y después del cambio. En toda la habitación había objetos que había poseído durante décadas y de los que me negaba a desprenderme. Además de las pelotas de béisbol y el álbum de cuero, esta habitación contenía las únicas partes de mis padres que podía conservar. Junto al sofá había una silla de madera oscura, de líneas sencillas y rectas, procedente del despacho de mi padre. La había vuelto a tapizar varias veces, pero era suya de todos modos. Al otro lado de la habitación había un baúl del tocador de mi madre, así como un armario. Ahora Jimin, quien era verdaderamente la única persona a la que había amado en toda mi existencia además de mis padres, estaba acurrucado en medio de todo. Mi pasado se estrelló contra mi presente y todo se deslizó perfectamente en su lugar.