La criatura perfecta

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JK POV

Miré nuestras manos unidas, descansando sobre su regazo. Mi otra mano estaba en el volante, yendo hacia el sur, mientras nos dirigíamos a Daegu, hacia mi familia y mi hogar.

Jimin apretó nuestras manos y captó mi mirada, dándome una sonrisa comprensiva. No quería su simpatía. No quería la tristeza que se insinuaba en las líneas cerca de sus ojos. Quería felicidad y todos los sentimientos del primer amor que había visto a lo largo de los años y leído en libros.

En cambio, me eligió a mí y al equipaje que venía de un siglo de existencia.

"¿De verdad crees que Taehyung estaba en un hospital psiquiátrico?" preguntó el, con su voz suave llenando el espacio en el auto.

Asentí. "Sí, tiene sentido. Te dije cómo en esta vida podemos tener ciertas particularidades. Como por ejemplo yo, siempre tuve una buena lectura de las personas, muy intuitivo con sus pensamientos e ideas. Cuando cambié este rasgo se manifestó en poder leer la mente. Lo mismo con Hoseok y su habilidad para manipular las emociones de las personas".

"¿Y Taehyung? ¿Crees que tuvo visiones antes?" el razonó. Lo vi retorcerse en su asiento, girándose hacia mí con interés. Jimin ni siquiera se estremecía durante estas conversaciones. Actuaba como si la lectura mental y las habilidades psíquicas fueran comunes.

"Esto es de lo que hablé con Siwon. Él parece pensar que es muy probable que antes de la transformación, Taehyung experimentó visiones o incluso alucinaciones. Si esto es cierto, entonces, dependiendo del estado económico de su familia, es muy posible que haya sido internado para tratamiento." Apreté mi mano en su regazo y continué: "Había pocas opciones en ese entonces para las personas que sufrían esos tipos de trastornos. Los medicamentos eran limitados y la gente tendía a ocultar sus problemas".

"Wow. Supongo que encaja. No puedo imaginar su nivel de energía o enfoque en un humano normal". El respondió y sacó su teléfono de su bolsillo, revisando los mensajes. Miré a mi Jimin sentado a mi lado en el auto, absorbiendo toda esta información. Lo soportaba bien, pero solo podía imaginar lo difícil que sería tragarse esta información.

Saqué mi mano de la de él y la pasé por su cabello. Sabía que estaba cansado. Podía ver el tenue tinte púrpura debajo de sus ojos, y de vez en cuando el reprimía un bostezo. "Tenemos alrededor de una hora antes de llegar a casa, ¿por qué no tomas una siesta?" Sugerí a la ligera.

Él sonrió perezosamente en mi dirección, un tinte rosa claro cubriendo su rostro. "Creo que lo haré. Una vez que lleguemos a la casa, tengo trabajo que hacer", dijo. Sus ojos eran profundos y marrones, piscinas líquidas en las que quería sumergirme de cabeza.

Jimin se acomodó en su asiento, sacó mi americana de la parte de atrás y la dobló en una almohada para descansar su cabeza. Me honró con una sonrisa más, cerró los ojos y se inclinó hacia la ventana, dejándome con el latido familiar de su corazón y su respiración lenta y constante.

Estos eran los sonidos de su humanidad. Su vida, que estaba dispuesto a regalarme sin arrepentimientos. La idea me asustó, pero también me llenó de euforia. No había forma de que estuviera listo para tomar una decisión sobre algo como esto. Algo dentro de mí se sintió obligado a mantenerlo a salvo; No estaba seguro de poder ser responsable de su muerte, con transformación o no. Pero, de nuevo, lo quería conmigo, para siempre, y aunque no me importaba si era en forma humana o no, los eventos que nos llevaron a este momento me obligaron a darme cuenta una vez más de lo inseguro que era para el estar cerca de mí y de mi familia.

Jimin murmuró en sueños, la palabra 'loco'. Su nariz se arrugó ante la palabra y empujó su rostro más adentro de la americana. Hice una mueca hacia el oscuro camino por delante y me reafirmé a mí mismo que no permitiría que esta decisión se tomara con prisa o bajo presión. Jimin sería capaz de hacer la elección que a ninguno de nosotros se nos ofreció. Nos sacaría de esta tormenta.

Taehyung volvería a casa. Jimin permanecería ileso y yo trabajaría para estar contento. Todo lo posible, me burlé, mis pensamientos entrelazados con reserva, cuando viviste los últimos veinte años como un superhéroe.

Coloqué una mano en la perilla entre los asientos y cambié. Escuché el tintineo casi silencioso de las palancas cuando el auto cambió de marcha y pisé el acelerador, alejándome a toda velocidad de Seúl hacia el interior.

Nos leemos el lunes... Cuídense mucho... Besitos...