3| PRESAGIO (Harry Styles)| *Tercera y última parte*

Capitulo 8.

El día de ayer no tuve muchas cosas que hacer, así que esperé a que Olive termine con los quehaceres de la casa y fui a recostarme en mi cama. Como no tenía sueño, tomé un libro (prestado por parte de Jade) y comencé a leerlo. Al principio no me convencía mucho, pero luego, con cada fragmento de la historia, me fui interesando cada vez más y más, hasta el punto que lo terminé de leer anoche.

El día de hoy, en cambio, sé que será muy agitado y agotador, ya que, por un lado, tengo más horas de entrenamiento que cualquier día normal, debido a que hace una semana atrás llegué tarde más de cuatro veces, lo que molestó profundamente a Max, ya que también lo he atrasado a él, porque no soy la única persona a la que entrena, sino que tiene otros grupos más. Y pese a mis tardanzas, Max y sus demás alumnos salen perjudicados.

Y por el otro lado, le he prometido a Millie que pasaría toda una tarde con ella y de aseguro veríamos  Clarissa, y a pesar de mi próximo agotamiento y cansancio, tendré que tratar de estar lo mejor posible para pasarla bien con ambas e incluso conmigo misma.

Apenas son las siete de la mañana y ya me encuentro en el pabellón. Algo bastante extraño de mi parte, aunque es el horario que debería cumplir, ya que lo más temprano que he llegado fue a las siete y cuarto de la mañana.

Observo todo el lugar. Max aún no ha llegado, algo extraño de su parte. Aunque es algo a lo que le resto importancia, ya que en este momento mi mente está concentrada en Harry. Mejor dicho en descubrir a la persona que entrenará. Me ha dicho que seguro nos cruzaríamos por aquí, aunque estemos en distintos pabellones.

-¡Disfrútalo mientras no esté! –se esparce una voz por mi lado, mientras siento el viento que deja aquella persona con los fuertes movimientos que provocan su ligera corrida.

Giro y le lanzo una sonrisa, mientras ella mira hacia mí.

-¡Ahora mismo iré a dar una vuelta antes de que llegue! –le devuelvo el grito, respondiéndole con seguridad al saber de qué me habla.

Jade me sonríe y sigue corriendo.

Realmente es admirable su figura. A parte de la transformación que toma su cuerpo por ser vampira, se puede observar de manera eminente la tonificación detallada que presenta su figura. Es una muchacha muy bella.

Dejo mi bolsa en un rincón, y me dirijo a uno de los pabellones que se encuentran aquí al lado. Comienzo a recorrerlos con la intención de visualizar a Harry, pero no lo veo por ningún lado.

De repente, siento una suave, pero intensa punzada en mi pecho.

-Qué demonios... –susurro.

-¿Estás bien? –pregunta una voz, la cual me produce un hormigueo en el estómago.

Abro los párpados, y enseguida quedo embobada con el color de sus ojos.

-Si –digo asintiendo. – ¡Dios mío! ¡Tus ojos son violetas! –exclamo a continuación con emoción.

Ella sonríe.

-Exacto. ¿Te gustan? –responde con una agradable sonrisa.

-Son muy bonitos... -digo con sinceridad.

-Gracias... tus ojos también son muy bonitos. –estrecha su mano y enseguida continúa. –Rosie, un gusto.

-Heather –respondo en el mismo momento que tomo su mano.

-Bonito nombre –murmura sonriendo. Enseguida puedo detectar en su sonrisa, dos dientes encimados; uno de sus incisivos por encima de un canino.

Aunque suene extraño, puedo jurar que su dentadura sería más hermosa que otra que posea todos los dientes alineados y perfectos.

-Soy nueva, es mi primer día aquí. Estoy esperando a mi entrenador... Ya lo he conocido, pero lo he perdido de vista...

-Yo también estoy esperando a mi entrenador, pero a diferencia de ti no soy nueva –murmuro sonriendo.

Ella suelta una suave risada con simpatía.

Por algún motivo siento que ella desea simpatizarme, y por alguna razón lo está consiguiendo.

-¿Heather? ¿Rosie? ... -retumba su voz por detrás de nosotras.

-¿Se conocen? –pregunta Rosie con una intención de asombro, pero enseguida noto algo raro en su expresión.

-Rosie, ella es mi novia –responde Harry con su gran sonrisa.

-Wow, ¡Qué casualidad encontrarme con la novia de mi entrenador, no! –murmura Rosie con su gran sonrisa.

-Qué casualidad –repito clavando mi mirada en Harry.