3| PRESAGIO (Harry Styles)| *Tercera y última parte*

Capitulo 36.

***

Me siento algo incómoda estar enfrente de él.

Antes de seguir, debo decir que el resto de los días fueron una completa locura. A demás de todo lo que vivimos, de todo lo que viví, de todo lo que sucedió... lo que hice... de que yo misma maté a una persona, bueno... alguien que ni siquiera era una persona, sino más bien un ser repugnante que no merecía nada más que pudrirse en el infierno.

Y la verdad es que no pasó mucho tiempo de ello, sino más bien a penas días, pero aún lo siento a flor de piel. La adrenalina que se desprendía por todo mi cuerpo, era... era inexplicable.

Estoy perfectamente consciente de todo lo que ocurrió. Pero... pero luego de toda esa mierda, vino lo bueno. Porque esa es la ley de la vida. Si primero llega lo malo, luego viene lo bueno y viceversa. Y así me sucedió a mí. Viví pura mierda, pero después de sentirme tan insegura y asustada de saber el estado inconsciente en el que se encontraba Harry, completamente hechizado y manipulado, después de todo eso pudimos superarlo, pudimos dejar toda esa locura atrás. Fue así que me encontré con la mirada esmeralda más hermosa, dulce y completa que vi en mi vida. Desde entonces volví a sentirme segura. Supe que Harry volvería a ser quien realmente es, y nuestro amor pudo contra ese maldito hechizo.

Porque el verdadero amor lo puede todo.

Sin embargo, luego de esa desastrosa noche, volvimos a casa con Harry. Nos dimos nuestro tiempo, y al volver a reencontrarnos nos olvidamos de todo lo que había pasado. Volver a sentirlo a Harry, tan cerca de mi... volver a sentir su respiración a milímetros de mi, su suave piel, sus caricias... sus besos... Volver a unirme con él íntimamente, me dio más fuerzas para seguir, y volver a tener esa sensación de seguridad que sólo él puede darme.

Harry no se despegó ni un momento de mi lado, y se la pasó en mi casa hasta que llegaron mi madre y abuela, aunque claro, después de eso tampoco se despegó de mi lado. La sorpresa que me llevé, al enterarme de que mi madre sabía completamente todo. Todo. Desde el hechizo de Harry, hasta la muerte de Mike, la misma muerte que yo provoqué, sinceramente no me lo esperaba. Y al principio no entendí como era posible que ella supiese todo eso, hasta que por un momento lo llegué a pensar pero me resultaba algo extraño de creer. Lo loco era que Steven, mi padre, se comunicó con mi madre para explicarle todo lo que había sucedido.

Darla se sentía culpable por todo lo que había sucedido, pero la verdadera realidad es que ella no tiene la culpa de nada. Ninguno de nosotros tenemos la culpa. En el momento que me vio luego de su largo viaje no paraba de llorar, abrazarme y besarme. Mi abuela igual. Vale recalcar que Harry tampoco se ha salvado de los besos y abrazos de Darla y Evanny.

En fin, yo también lloré.

Tuvimos una larga charla en la cual conseguimos calmarnos.

Los malos ya no están más.

Peter, Mike, Austin, Rosie... ya no están.

Y todavía me cuesta creerlo. Pero debo confesar que es un gran alivio. Ahora me siento un poco más tranquila, aunque por alguna razón no lo estoy del todo. Supongo que es porque todavía debo aceptar que ya nadie está acechándome para hacerme daño a mí, y a mi familia.

-Bueno cariño, los dejaré solos para que puedan hablar –dice Darla, lanzándome una de sus dulce miradas que solo ella puede darme.

Hace unos cortos pasos, y se marcha cerrando la puerta de madera a sus espaldas.

Nos encontramos en el escritorio de mi madre. Sentados uno frente al otro. El silencio que inunda la habitación comienza a provocarme una fuerte sensación de incomodidad. Junto mis manos, y comienzo a quitar la delgada capa de piel que se encuentra alrededor de mis uñas.

Alzo la vista, y mis oscuros ojos se encuentran con sus radiantes ojos azules.

Extrañamente me sonríe, y de entrada sé que intenta simpatizarme un poco, para que podamos entrar en confianza.

Toma una gran bocanada de aire, y lo primero que consigue decir es:

-Antes que nada, te pido perdón... -su voz suena tan suave, que me despierta en mí, una extraña seguridad, la cual creí que me constaría encontrar.

Centralizo mi mente, y de entrada pienso las palabras correctas, exactas y sobre todo sinceras.

-Sé perfectamente que todo lo que hiciste fue para mí bien, pero... No se justifica. Crecí sin un padre a mi lado, un padre al cual siempre tuve... -digo sinceridad.

Él baja su cabeza, y da un gran suspiro.

Se levanta, y comienza a acercarse hasta mí lentamente.

Se ve muy joven y sus rasgos son muy perfectos. Su cabello es castaño oscuro, y está cortado a la perfección pero está un poco despeinado. Lleva unos jeans oscuros, unas botas bastantes parecidas a las que usa Harry, y un suéter gris.

Por algún motivo creí que sería muy usual en el utilizar trajes, pero a decir verdad creo que no es ese tipo de hombres.

Él se agacha enfrente de mí, y a continuación toma una de mis manos.

Es una de las sensaciones más extrañas que he tenido en mi vida.

Por primera vez, consciente, en dieciocho años, siento la mano de mi propio padre junto a la mía.