Capitulo 38.

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Dos semanas después...

Mi armario se llenó de ropa nueva en cuanto mi madre y abuela volvieron de aquel viaje de los Estados Unidos. Como los días primaverales y de calor comienzan a asomarse, Darla ha elegido para mí un hermoso y delicado vestido negro, aparte de otros más. Tenía planeado usarlo para una cita pendiente que Harry me ha prometido...

Pero aún me cuesta creer que no lo utilizaré para esa cita, sino más bien lo usaré para el entierro de Clarissa.

En el momento que lo tomo, los ojos se me llenan de lágrimas y el corazón se me hace añicos.

Aún no puedo creerlo. Ni yo, ni nadie.

Fue todo muy de repente. Hoy a la noche recibí una de las noticias más dolorosas de mi vida. Nos encontrábamos mirando una película de comedia con Harry, y mi madre. El teléfono de casa comenzó a sonar a las una de la madrugada, lo cual nos tomó a los tres por sorpresa. Darla contestó, y a medida que pasaban esos cortos segundos donde le decían lo que pasó con Clarissa, sus ojos comenzaban a inundarse en lágrimas. En el momento que me dio noticia no pude evitar dar un ahogado y débil sollozo. Sentía las entrañas revueltas y el cuerpo comenzó a temblarme. Harry me tomó entre sus brazos, y suavemente frotaba sus manos en mi espalda en forma de círculos.

Mi madre y yo, enseguida salimos hacía la casa de Millie, quien se encontraba ya con la compañía de las amigas de Clarissa y la ausencia de Max.

En el momento que vi a Millie, me quebré totalmente. Se veía completamente destrozada y la manera en la que lloraba me hacía más vulnerable. Nos abrazamos con fuerzas, y yo le susurraba a su oído que todo iba a estar bien, pero ella repetía una y otra vez: ¿Por qué?

¿Por qué?

Lo mismo me preguntaba.

Y la verdad es que los médicos daban el veredicto que a ellos les parecía. Primero decían que le quedaban semanas de vida, luego que estaba mejorando, pero nuevamente volvían a decir que estaba en sus últimos días.

Y luego de tantas hipótesis sobre el tiempo de vida que le quedaba a Clarissa, ella nos dejó inesperadamente. Se fue... sin decir adiós. Se fue, dejándonos con la ilusión de que todo estaba bien, de que ella estaba bien... de que no sufría, de que se iba a recuperar.

Pero ella era la única que sabía cuánto tiempo le quedaba.

Era la única que sabía que las cosas no estaban bien.

Creo que Clarissa luchaba contra su vida para poder disfrutar de sus últimos momentos con sus hijos. Su única familia, lo único que le quedaba. Millie y Max.

Anoche me quedé un buen rato con Millie. No me despegué de su lado hasta que consiguió dormirse. Ella necesitaba descansar para el momento más duro de todos. El momento de despedirse por completo del cuerpo de su madre.

Las amigas de Clarissa se fueron turnando para que en ningún momento Mill quede sola. Mi madre y yo volvimos a casa a descansar, ya que luego tendríamos que volver fuertes para Millie y Max.

Max.

No puedo ni quiero imaginar el dolor que siente en estos momentos. Su madre y hermana lo son todo para él. Ahora sólo le queda su hermana menor... su madre ya no está más.

Pienso en Max, y recuerdo que hace tan solo un tiempo atrás, estaba haciendo hasta lo imposible para encontrar la cura para su madre. Una cura sumamente difícil, y casi imposible de conseguir.

La triste realidad es que eso no pudo ser posible.

No he visto a Max desde lo sucedido.

En estos momentos me encuentro cambiándome para el entierro de su madre. No creo que pueda soportar verlo sufrir por tan dura pérdida. No me siento fuerte, pero sé que tengo que hacerlo por él. Por Millie.

De repente intento ponerme en sus lugares, pero me resulta tan difícil imaginarme que mi madre ya no esté más conmigo, a mi lado.

Mis pensamientos me inundan y las lágrimas son cada vez más abundantes.

Intento pensar en otra cosa, pero no puedo.

Una vez vestida, me dirijo al lavabo para enjuagar mi rostro. Mis ojos está hinchados, y mis pómulos y nariz se encuentran rojizos.

Aplico un poco de base para tratar de aunque sea, disimular un poco mi mal estar. No quiero poner peor a Millie y a Max.

Dos suaves golpes en la puerta de mi habitación me interrumpen. Acomodo mi garganta y enseguida me dirijo a abrir.

-¿Lista? -pregunta Harry, quien lleva el color de su vestimenta igual a la mía.

Asiento, y él me toma de la mano.

Ambos nos encaminamos hacia el coche de mi madre, quien ya nos está esperando adentro.

Con Harry nos subimos en los asientos de atrás, y una vez sentados, Darla finge una sonrisa, y se toma un pequeño tiempo para darme una suave caricia en la mano.

Arranca el coche, y enseguida lo pone en marcha.

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3| PRESAGIO (Harry Styles)| *Tercera y última parte*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora