3| PRESAGIO (Harry Styles)| *Tercera y última parte*

Capitulo 31.

Mi cuerpo se lanza sobre el de Mike.

De repente mi mente deja de escuchar los sonidos de alrededor y se enfoca solamente en Mike, y nada más que en Mike.

-No te muevas –ordeno.

Él queda completamente nulo.

Parece una estatua, y juro que está asustado.

Y no entiendo cómo es que de un momento para el otro yo, luego de todo lo que me ha hecho este maldito, de las situaciones que ha manejado haciéndole de todo a mi abuela, a mi abuelo... mi madre, mi padre... A Max. A Harry. Ahora en estos momentos, la que maneja la situación soy yo.

Me encuentro sentada sobre su regazo, mientras que su cuerpo yace en el suelo. Sigue quieto, y sus ojos no se despegan de los míos.

No hay nada que me provoque más placer que verle su cara de cagón. Como lo es, un puto cagón.

-¿Estás asustado Mike? –digo riendo.

Y siento que he tomado su papel.

¿Acaso me veía tan asustada como lo está él en estos momentos?

Y vaya que disfrutaba verme así, porque en estos momentos lo estoy disfrutando como nunca.

-Heather escúchame –comienza a decir, pero rápidamente tomo la daga que tenía entre mi jean.

-Cállate la boca –le ordeno, y en el momento que ve la daga se pone completamente pálido. –Ahora es mi turno de hablar. –sonrío.

Apenas lleva una sudadera, y enseguida paso la daga cortando su sudadera por la mitad, dejando al descubierto su pecho.

Nunca vi el cuerpo de Mike.

Está completamente marcado, como si se matara dentro de un gimnasio horas y horas, y lleva un extraño tatuaje en uno de sus pectorales. Es una frase en otro idioma, y por las pocas clases a las que he ido, sé que es en latín. Pero no sé lo que significa.

En fin, su tatuaje deja de llamarme la atención en cuestión de minutos.

-¿Recuerdas aquella vez cuando nos agarraron a mí y a Harry, tú, Peter y Otto? Nunca voy a olvidarme de eso. Nunca voy a olvidarme cómo le pegabas a Harry con ese maldito látigo mientras que yo te rogaba que no le pegues más, sin embargo lo seguías haciendo. Recuerdas cuando, me enviaste una carta diciendo que la venganza que tenías en mente acababa de comenzar y, mataste a mi abuelo... Recuerdas cuando me buscaste, me tuviste encerrada en esa puta habitación llena de ratas, recuerdas que dijiste que querías que mi familia sufra. Y lo conseguiste. –coloco la daga dentro de mi jean, y tomo el relicario. – ¿Te acuerdas de toda la mierda que me hiciste allí dentro? Y nunca voy a olvidar lo que querías hacerme. Si Max no hubiese estado allí, no sé lo que hubiese pasado...

Me muerdo el labio para no llorar.

Los ojos de Mike siguen enfocados en los míos, y aún no se ha atrevido a decir ni una palabra.

-Sabes que nunca voy a poder olvidar todas las cosas que me dijiste, todas las cosas que me hiciste a mí, y a mi familia. Y por eso debes pagar. Y lo vas a pagar. -tomo el relicario entre mis manos, y se lo muestro. Él intenta decir algo, pero ninguna palabra sale de su boca. -¿Asustado? –pregunto riendo.

La adrenalina que siento es increíble. Y sé que ésta va a ser mi única oportunidad de hacerle pagar a Mike una por una.

-Si no quieres que duela tanto quédate quieto, porque doler, te va a doler –digo, y enseguida presiono el relicario en su pecho.

Observo cómo le quema el pecho, mostrando su carne viva.

Mike grita con tantas fuerzas que me estremece. Pero no voy a dar marcha atrás, no ahora.

Ni siquiera se mueve. Mike me está obedeciendo. Y yo lo estoy disfrutando.

-Ésta es por mi abuela –murmuro, presionando con más fuerza.

Mike no para de gritar.

-Ésta por mi abuelo –continúo, bajando el relicario por su abdomen. Lo hago con un poco más de presión, y enseguida continúo... –Ésta es por el dolor que le ocasionaste a mi madre. –vuelvo a bajar el relicario y lo hago con más fuerza.

-Heather ya basta por favor –ruega.

Comienzo a reír.

-Ruégame –ordeno.

Mike toma una bocanada de aire.

-Te lo ruego –dice con voz queda.

Río con más fuerza, y enseguida bajo el relicario y presiono con más fuerzas que antes.

-Ésta es por Max... -Mike grita con fuerzas. –Y ésta... -digo, llegando al final de su abdomen. –Es por Harry. –lo aprieto con tantas fuerzas en su cuerpo, que Mike no puede evitar llorar.

El grito que produce, le marca las venas en su cuello.

Verlo llorar me produce tanto placer.

Enseguida tomo la daga entre mis manos, y él clava sus ojos llorosos en mí.

-Heather por favor, para, te lo ruego, por favor...

-Eso te pidió mi abuela. –alzo la daga por detrás de mi espalda. –Y tú no paraste.

Sin piedad, y por primera vez en mi vida, hago algo que nunca creí que haría.

Clavo la daga en el corazón de Mike y suelta el grito más ahogado que oí en mi vida.

Sus músculos se tensan por un momento, pero enseguida se relajan lentamente.

-Mándale saludos a Peter de mi parte. –susurro.

Quito la daga de su pecho, y confirmo que el corazón de Mike ha dejado de latir.

Está muerto.

Mike ha muerto.

o