Un respiro de elecciones, de deseos que aún no se han despertado.
Un momento de soledad en tu compañía.
Un lugar para ese momento conmigo.
Un respiro de nuevos ajenos, para conocer a los que están.
Activar nuevas relaciones implica ejercitar lugares en la mente,
que están siendo ocupados por otras cosas.
Para un ansioso,
dejar que el aire mental circule libremente,
significa no tomar nada más.
Dejar de alimentar a la bestia.
Suspensión, algo que para quien sabe apagar,
es fácil.
Pero para un ansioso, extremo complicado.
Concentración,
esa es como un gato que te araña,
mientras lo quieres abrazar.
La arisca concentración,
que suele refregarse contra las piernas,
de quien tiene voluntades fuertes.
Dicen los seres mimosos de la concentración,
que es solo cuestión de centrarse.
Algo que para el ansioso pendular, es casi imposible.
Ningún gato querría quedarse en sus brazos,
y así mismo la concentración se escurre,
como arena entre las manos.
Y se repite el ansioso,
te tienes que concentrar en eso de ahí.
¡Que te concentres, te digo!
Se ordena con aquella autoridad
que el ansioso tiene consigo,
bastante moldeable a los acontecimientos que le toquen.
El síndrome típico de un ansioso,
que mientras se está repitiendo aquello,
va y viene;
buscando quién sabe qué cosa,
él ya no lo recuerda.
Y pone mil alarmas,
que no escucha o ignora.
Quizá en ese momento,
estará intentando concentrarse en alguna tarea,
que no está programada.
A su mente le cuesta recordar,
o tiene una memoria de elefante.
Un elefante que nos aplasta,
con pensamientos del futuro o del pasado.
Que desequilibra los sentidos.
Haciendo que el ansioso,
se rinda en su penoso intento de suspensión.
Porque para suspenderse,
hay que volar como pluma,
en los aires de los pensamientos vacíos.
El pensamiento presente tiende a pesar menos;
por ser expulsado mediante la acción.
Por lo tanto, fluye.
Pero si se descargan cientos de elefantes sobre él,
esa ya es otra historia,
que el ansioso olvidará anotar,
otra alarma que no escuchará.
S.F.Milá
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Mentes ansiosas
Non-FictionDurante los procesos creativos, y los de la vida en general surgen emociones demandantes, controlables e incontrolables. Nuestra mente nos transforma, nos desintegra y nos integra. Son tantas las cosas que nos suceden, mientras avanzamos Sobre los l...
