Sigo aquí

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Me perdí un momento en el desequilibrio del mundo.

Olvidando su característica pendular.

Tan constante como el garabateo,

que tatúa en nuestras vidas.

Desgarrando nuestros papeles de vez en cuando.

Garabato ininteligible,

que hace agujeros en la rutina entintada de pasado.

De ser, de dejar de ser.

De estar y desaparecer.

Hoy estoy, ayer era así.

Justificando nuestros dolores o alegrías,

bajo conceptos tan pendulares como la rutina.

Me senté a escribir, querido yo,

y de pronto, quizá me hayas leído.

Porque me he perdido en mi recuerdo,

en mi propia imagen.

No espero explicación,

querida amiga,

sé que volverás a escribirme.

Las caídas son así,

veleidosas como tu mente.

Entrando y saliendo de trances inexactos,

y aun así perfectos.

Puedes volver a ser yo,

puedes sonreír un poco hoy.

Sí, lo sé,

te sacuden una y otra vez.

Y lo que está afuera te pasa,

nos pasa.

Decisiones y circunstancias,

nos pasan.

No estás sola, yo he estado ahí.

Yo abracé tu cuerpo cuando no tenías ganas de hacerlo,

y tus brazos caían laxos.

Se sentían tan lejanos como tu conciencia.

Nunca te deje,

siempre he estado ahí.

Reservando los pensamientos, para poder escribirte luego.

Y recordarte que eres fuerte, valiente y sonriente.

Y lo sé,

aquel péndulo,

ha llegado a hacer rayas incoherentes sobre tu papel.

Pero te reciclas, siempre lo haces.

Te lo cuento yo, tu ayer.

Descubrí al mirarte,

que es parte de la convivencia en este mundo.

Aprender a ser arena bajo la rutina pendular,

y solo escribir cartas sobre el papel,

para que mi piel deje de arder.

S.F.Milá

Mentes ansiosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora