Quizá algún día te comiences a amar.
Cuando veas lo que haces,
y no cuando los demás te lo demuestren.
Cuando entiendas que no es conformismo,
darle una caricia a tu tarea del día.
Y te des cuenta algún día,
que ese pago no significaba tanto,
como sentir tu propia sonrisa en los labios,
fruto de tus logros.
Esos logros que algún día entenderás,
que aunque intangibles son fuertes como árbol añejo.
Que te mantendrán de pie cada vez que los recuerdes.
Y que se te caerá una hoja cada vez que los olvides.
Acaricia tus propias flores,
porque otros tendrán que arrancarlas para sentirlas.
Y más florecerás.
Disfrútalas mientras las tengas.
Entiende que siempre podrás dar más,
embellece tu propio árbol.
Que siempre hay duras temporadas de sequía,
que solo te hacen más macizo para las temporadas de lluvia.
Que cuanto más agua bebas,
te harás más flexible ante los azotes de las tormentas.
Que el día en que dejes de pensar, todo se arreglará y sanará.
Y aunque eso parezca un pensamiento arrancado de un libro de autoayuda,
ese papel alguna vez también fue un árbol caído.
Que simplemente dejó lugar a nuevas historias,
y a pesar de ser talado se convirtió en una hoja blanca,
para que escribas tu día a día, valorando tu autoestima.
S.F.Milá
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Mentes ansiosas
NonfiksiDurante los procesos creativos, y los de la vida en general surgen emociones demandantes, controlables e incontrolables. Nuestra mente nos transforma, nos desintegra y nos integra. Son tantas las cosas que nos suceden, mientras avanzamos Sobre los l...