XI

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Dos modelos negros flanquearon a una mujer rubia sumisa, todos llevaban puesto el mismo collar de cuero, con pequeños cuadrados de acero y un enorme aro en el frente. El cuero negro resaltaba el color de piel de la mujer, mientras que los dos hombres llevaban puestos collares rojos, contrastando con su piel oscura.

Al contrario de los otros proveedores de juguetes eróticos, la compañía de Namjoon ofrecía toda una gama de colores, aparte del típico negro.

—El negro es tan aburrido —declaró Namjoon mientras miraba a Jimin acomodar a los tres
modelos—. Me gusta un poco de color.

—Sin duda alguna, lo puedo notar perfectamente en los dos extremos —le molestó Jimin. Namjoon solo rio.

—Me conoces tan bien. En algunas ocasiones así es.

Era gratificante ver a Jimin bromear sobre el tema, había estado solo mucho tiempo y ahora Namjoon se percataba de que tenía razón al esperar. Ningún encuentro casual lo hubiese satisfecho como Jungkook. Namjoon podía notar que era un joven especial. No solo era bello por fuera, la dulzura e ingenuidad que tenía por la vida eran ideales para el estilo de vida del fotógrafo. Sin haber siquiera jugado una vez con él o verlo en acción, Namjoon intuía que Jimin prefería el aspecto mental de dominar a otro hombre, en vez de adquirir placer de las técnicas de dominación que requerían dejar marcas, estilo que él prefería. Jimin se estiró.

—Hemos acabado con los collares regulares. Ahora, para esa nueva línea que has traído, ¿quién deseas que los modele?

—Quiero que Jungkook use el color vino tinto, obviamente. Y creo que Jackson usará el negro. Me gustan los rubios de negro—declaró Namjoon, frotándose las manos.

—¿Por qué no usas a Taehyung? —preguntó Jimin traviesamente—. Tiene una linda y vulnerable garganta —dijo, pensando que la de Jungkook era mucho más tierna y dulce. No podía evitar notar como Namjoon y Tae se miraban cuando creían que el otro no se daba cuenta.

La sonrisa se borró de los labios de Joon y su mirada se tornó seria.

—Cree que soy un completo pervertido. Un sádico —dijo amargamente—. Estoy seguro de que no estará interesado.

—¿Qué pasó entre ustedes? —preguntó Jimin—. ¿Por qué sigue trabajando para ti cuando parece que te lastima?

—Es libre de marcharse si así gusta. —Namjoon se encogió de hombros—. En cuanto a mí, eso no me afecta.

Claro que no. Pensó Jimin sarcásticamente.

—Bueno, tengo un sumiso al que ponerle un collar.

—Lamento lo que pasó ayer. Me pasé. —Namjoon tuvo la gracia de parecer arrepentido.

—Trataste de forzarme, Joon.

—De verdad no sé en qué estaba pensando, pero me disculpo por tomarme libertades con tu sumiso.

Jimin pensó que Namjoon era sincero, parecía confundido, lo cual era extraño para un hombre tan confiado.

—Si no puedes ser feliz, ¿quieres que yo lo sea? ¿Romance indirecto? —preguntó, sonriendo
sarcásticamente.

—¿Entonces lo suyo es romance? —preguntó Namjoon feliz.

—Eres tan fácil de contentar —rio Jimin —. Definitivamente no es romance. Solo le ayudo a descubrirse a sí mismo y eso es todo lo que te diré.

—No estés tan seguro de ello —le gritó Nam mientras el fotógrafo se retiraba.

—Jungkook, ¿puedes venir a mi oficina por favor? —preguntó Jimin, consciente de que los enormes ojos verdes de Taehyung estaban enfocados en él.

—Claro, señor —dijo Jungkook alegremente, pero se dio la vuelta inmediatamente para seguir a Jimin.

El fotógrafo → JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora