XVI

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En las mesas del estudio había todo tipo de palas, fustas, látigos largos y cortos y muchos otros más utensilios para el dolor. Jungkook no pudo evitar darse cuenta de lo muy accesible que estaba en esta posición, con las piernas abiertas e incapaz de moverse.

Jimin arañó suavemente uno de sus muslos, luego pellizcó la tersa piel y Jungkook se estremeció, pues se sentía muy vulnerable. Gritó y se arqueó cuando Jimin hizo vibrar las bolas anales. Su pene se endureció inmediatamente y comenzó a mecerse al ritmo de sus embestidas.

Jimin rio y arañó con gentileza los testículos de Jungkook. El joven sintió que los músculos de su garganta se tensaron y sus caderas se flexionaron cuando notó que las manos de Jimin colocaron algo alrededor de su dura verga. Levantó la cabeza y miró cómo el hombre enredaba una cinta de cuero alrededor de su pene, dejando solo la cabeza visible.

Jimin enrolló el cuero alrededor de los testículos de Jungkook y el chico gimió, sintiendo la presión alrededor de su delicada piel.

—Te correrás cuando yo te lo permita, Pet. ¿Está claro?

—Sí, señor —dijo Jungkook con la voz entrecortada por la vibración de las bolas.

Suspiró lleno de alivio cuando se detuvieron, solo para darse cuenta de que su pene y testículos latían al ritmo de su corazón.

Jungkook se sobresaltó cuando sintió que la primera bola dejó su ano, su agujero se estremeció permitiéndole a la esfera pasar. Gimió cuando las demás bolas dejaron su cuerpo acariciando su próstata.

—Continúa empujando así, Pet y quizás deje que te corras cuando todas salgan —dijo Jimin, observando como esos glúteos se movían. Se sintió agradecido de estar usando un anillo en su propia verga, de lo contrario no duraría mucho.

Traviesamente, Jimin tomó el control remoto.

Jungkook gimió y gruñó cuando la vibración lo tomó por sorpresa. Sacudió las caderas convulsivamente, elevando su humedecida erección hacia el techo mientras levantaba el culo del columpio y se mecía suavemente.

—Detente, Pet —dijo Jimin con reproche—. No te dije que podías correrte, ¿o sí?

—No, señor —jadeó Jungkook—. Pero por favor, no creo poder...

—Por supuesto que puedes, Pet. Te ayudaré —dijo Jimin.

Las bolas continuaron vibrando, azotó fuertemente el trasero de Jungkook y el dolor le agregó más placer a la sesión. Después de cuatro azotes más, detuvo la vibración.

Jungkook se dejó caer exhausto sobre el columpio y respiró agitadamente. Jimin con sumo cuidado retiró una esfera más. Jungkook embistió con las caderas y gruñó por la sensación que causaban las bolas en su interior.

Jimin se acercó al chico, tomó su duro pene y limpió con su pulgar las gotas pre-seminales de la hinchada cabeza. Al mismo tiempo, con la otra mano continuó sacando las bolas una por una. El sentir las esferas pasando por su sensitivo ano y la estimulación de la mano de Jimin fue demasiado para Jungkook. Empujó e hizo que el arnés de cuero se meciera. La cinta de cuero alrededor de su pene hizo que su sexo le cosquilleara con la necesidad de correrse, pero no podía.

Jimin observó las inútiles embestidas de las caderas de Jungkook.

—Tú placer me pertenece, Pet. Decidiré qué sentirás y cuándo. En lo único que debes pensar es en cómo me harás feliz y cuál es la mejor forma de someterte a mí.

Jungkook casi no podía hablar.

—Sí, señor —jadeó mientras sus pestañas se movían rápidamente.

El fotógrafo → JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora