19) Corazones heridos.

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Quiero llorar, pero no tengo tiempo para eso. El se movió asustandome, y por supervivencia le puse mi espada en el cuello. El al sentir el frío del metal se despertó volteando a verme.

Se sorprendió mucho el verme, supongo pensó que lo mataría, pero no soy capaz por más que me mintió y engañó, porque después de todo sigue siendo mi padre, sigue siendo mi héroe y un desliz se puede perdonar, es lo que me digo todos los días después de ser secuestrada, pero no puedo ignorar que nada será igual aunque lo perdone.

—¿Gem..ma? —me mira con incredulidad. Le parece irreal que este ahí, porque seguro pensaba que había muerto, supongo, y de hecho si lo estaría si él no se habría interesado en mí—. ¿Eres tú..?

—Silencio —lo corté la oración—. No digas nada más —su mirada se volvió dolida y es de esperarse, porque ya se todo sobre el—. Necesito que te levantes y que te pongas esto —le tiré las esposas que le he quitado al guardia.

—Hi..

—¡Te dije que te calles, Bendita sea! —grite. Esto me está destruyendo y quiero salir lo más rápido posible—. Llévame a la bodega, rápido —le indique la salida con mi espada. No tuvo más remedio que hacer lo que le dije.

Comenzamos a caminar en silencio por los corredores del palacio sin ser vistos porque ellos hicieron un buen trabajo, así espero que no los hallan matados en el proceso, porque tampoco quiero que se corra la voz de que hay piratas para que no se arme una guerra innecesaria.

Llegamos al pasillo que no lleva a la bodega personal de mi padre y no sólo creo, estoy segura de que fue donde puso el cofre después de trasladarlo desde la otra bodega, todo un genio.

Bajamos los escalones y nos topamos con una habitación, la cual el abrió y entramos.

A simple vista parece una habitación simple y normal, pero el secreto de ésta está en el librero. Se acercó al librero que hay en la habitación y halo un libro, el cual nos dejó ver un botón, el lo presionó y el librero se echó a un lado para dejar ver otra puerta de metal.

—Siempre supe que vendrías, hija mía.

—¡No soy tu hija! —exclame cansada de que me haga la vida imposible—. ¡Tu hija murió el día en que escogiste ese cofre por encima de ella! ¡Yo ya no soy tu hija! ¡Y ambos sabemos que no pensabas que volvería! —mis ojos comenzaron picar—. Ahora dame lo que vinimos a buscar, por favor.

—Con que hay más de ustedes —afirmó monótono, mientras abre la puerta. ¡Caray!—. No son tan tontos después de todo —suspiró y entró.

El cuarto está llenó de oro y todo tipo de reliquia y botines. ¿Que tan rico es mi padre? Riquísimo, eso es una afirmación de que no necesita el impuesto de los plebeyos porque tiene demasiado dinero, pero..

Encima de todo ese oro hay algo que destaca y es un cofre que esta en un escritorio rodeado de doblones de oro.

Es plateado con pequeñas gemas azules, como mi collar, adornandolo, el cual brilla y llama la atención, y es entendible porque el deseo de tenerlo. El.. el te impulsa a quererlo para ti.

Está abierto y lo que tiene adentro me dejó atónita, no hay doblones, oro u cualquier otra cosa relacionada al oro u joyas, sino que esta lleno de diamantes que valen una fortuna y de todo tipos de colores.

—¿Lindo, no? —preguntó. Lo mire perpleja.

—Echalo en una bolsa y dámelo.

Hizo lo que le dije sin replicar, pero se más que nadie que algo planea, después de todo es mi padre el cual no dejara ir algo que le pertenece, además todo esta saliendo demasiado bien para ser cierto.

PRINCESA INGLESA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora