18) Ejecutando.

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Los días han pasando y no hago más que ignorarlo. ¡Lo odio por tirarme tantas cosas ciertas en la cara! Y es que es un odioso, uno muy lindo. ¡Argh, lo odio!

Los piratas pasan sus tiempos jugando a echar suerte, pero yo no salgo de la habitación, aquí desayuno, como, y ceno.

Annette viene entre veces a hacerme compañía porque estoy como una prisionera, aunque prefiero eso a ser mal vista por los piratas, que, aunque sea hija de Marissa y tenga una relación estrecha con la hermana de su capitán, soy considerada una intrusa refugiada.

Ya había perdido la cuenta de los días que hemos estado en mar adentro, hasta que el barco fue succionado por la nada y el día soleado fue cambiado por una noche nublada. Eso me lleno de adrenalina porque en breve estaremos en tierra firme.

—Tu novio te mando a decir que estés lista —me informó divertida. Le encanta hacerme la vida imposible con ese tema, pero solo rodé los ojos.

—Digale que no recibo órdenes.

—No le gustará escuchar eso —soltó una risita y depósito una ropa en la cama.

—Lo se, se va a enojar muchísimo.

—Si.

Seguimos hablando por un tiempo hasta que él no se hizo esperar y entró a la habitación, en la cual se formó un silencio incómodo.

—Dejanos solos, Anny.

—Nos vemos, Gea —es el apodo que me ha puesto y la verdad no me desagrada.

—¿Que necesita?

—¿Puedes dejar de ignorarme? —hizo un puchero y luche por no reírme—. Aunque sea por un día.

—Es mejor ignorarte que encararte.

—¿Por qué te niegas a algo que sucederá de todos modos? —vino hasta mí, se acostó en la cama y puso su cabeza en mi regazo, aprovechando que estoy sentada.

—Es muy peligroso..

—Lo es aún más cuando lo retienes —me miró con sus profundos ojos azules y yo me mordí mi labio inferior, indecisa—. No quería tenerte abordo porque tenerte aquí es una intranquilidad para mí y no es que no puedas defenderte en caso de un peligro, porque es bastante obvio que lo sabes hacer, pero.. la simple idea de que estés en peligro me pone intranquilo al tal punto de querer tenerte lejos de el.

—No siempre me tendrás dentro de una burbuja —entre mis dedos en su cabello suave y empecé a jugar con el—. Tarde o temprano estaré frente al él. Es el riesgo de ser una princesa, porque siempre habrán quienes quieran mi muerte y lo mismo sucederá si soy pirata, así que es algo inevitable.

—¿Te quedarás? ¿Te quedarás si te lo pide? —sus preguntas me tomaron por sorpresa porque nunca las pensé, pero no creo que tenga que hacerlo.

—No me quedaré. Ya nada sera igual y no perdonaré ser engañada antes mis narices otra vez, no lo soportaría.

—¿Te quedas por mí?

—Lo hago porque mi lado pirata me reclama que lo haga, y puede que también por ti —eso hizo que se forme una sonrisa en sus perfectos labios.

—¿Puedo casarme contigo?

—¿Eh?

—Quiero poder casarme contigo y que seas tú la que tengas el poder de destruirme y hacer lo que quieras conmigo, solo tu.. —se paró y extendió su mano hasta mí. La tomé.

—¿Estas dispuesto a dejar que un ser indomable tenga la potestad de destruirte? —interrogué. Él hizo que me pare.

—Estoy dispuesto desde aquel momento cuando te besé, cuando te.. —puse mi dedo sobre sus labios toda sonrojada, ¡Dios! Mi corazón no se acostumbra a sus declaraciones.

—Entonces.. acepto —acepte con una sonrisa feliz de la vida. Él saco un anillo de su bolsillo y lo puso en mi dedo.

Es de oro, pero sencillo y me queda perfecto.

—¿Hasta el fin del océano? —puso su frente sobre la mía.

—Hasta el fin del océano..

Sus labios tibios no se dejaron esperar y encontraron los míos en un beso tierno, que fue interrumpido por Annette.

—Lamento interrumpir dicha labor, pero ya estamos en el puerto.

—¿Se aseguraron de quitarlos del camino? —salió detras de Annette. Se refiere a los guardias que custodian el puerto.

—Lamentablemente hubo uno que salió con vida, pero lo interceptaron a tiempo.

—¡No hablamos de matar, Edgar! —me acerque a él atónita.

—¿Como crees que nos dejarán pasar? Con una sola señal ya estaremos acorralados en una guerra sin tener oportunidad alguna de llegar al reino —Y tiene razón y odio admitirlo, pero tiene la razón.

Salió de la habitación y esa fue mi señal de cambiarme. Me quite el vestido para ponerme un pantalón ajustado con una camisa y mis botas. Ate mi cabello y salí de la habitación.

Cuando comencé a subir lo encontré bajando y me sonrojé sutilmente, no se porque lo hice, ¿Será por lo imponente que se ve? Creo que si, además que su cercanía causa esto en mí.

—¿Lista?

—Si.

Terminó de subir los escalones que bajo y yo lo seguí. Está claro que esto nos tomará el resto de la madrugada, pero con mi ayuda puede que salgamos un poquito más temprano.

Bajamos a tierra y sentí una nostalgia al estar en tierra inglesa otra vez que no supe explicar..

Tomó mi mano para sacarme de mi trance y comenzamos a caminar hacia el castillo mientras los guío, pues conozco el castillo mejor que nadie.

Al llegar nos dividimos: Annette, Edgar y yo nos dirigimos a los aposentos reales de mi padre y los demás rodearon el castillo.

Es seguro que va hacer una tarea difícil porque tiene varios aposentos y puede estar en cualquieras de ellos, pero hay uno que si mi mente no me falla es imposible que no esté ahí.

Entre por el pasillo que conduce hasta allá, como dueña por su casa y a cada guardia lo noqueo sin remordimientos alguno porque tengo una misión y ella requiere todo de mí, no puedo tener compasión.

Di en el blanco cuando vi dos guardias en las puertas de la habitación de mi padre y ese es el inicio de que el está adentro, por lo que debo de ingeniar un plan rápido o esperar al relevo para poder entrar.

Me devolví y despoje de sus pertenencias al primer guardia que vi y ahí mismo me cambié porque no puedo perder tiempo.

Me queda un poco grande, pero es esto o nada. La campana sonó anunciando el cambio de hora y de relevo, y no puedo estar más que agradecida con Dios por eso.

Tome mi andanza casual, como lo haría un guardia de la realeza y me pare al lado de ellos.

—¿Relevo? —me preguntó uno. Yo solo asentí—. ¿Y tú acompañante? —me miró raro. Tuve que tragar en seco.

—Viene en un momento —puse mi voz lo más aguda posible y ellos me miraron mas extraño todavía, pero no dijeron nada al respecto.

—¡Gracias al cielo! —exclamó el otro y comenzó a caminar, pero lo noquee antes de que avance más de dos pasos y se de cuenta de que los demás estan casi muertos.

El otro me vio furioso, por lo que, saco su espada para venir por mí, pero no tengo tiempo para perder, así que saque mi pistola y le disparé en el brazo para después dispararle en la pierna. Así no podrá moverse.

—Lo siento —lo mire arrepentida mientras se retuerce del dolor y se desangra.

Con eso entre a los aposentos y encontré a mi padre muy rendido durmiendo y me hizo preguntarme si los balazos no lo despertaron.

Me acerque despacio y me quedé a mirarlo dormir plácidamente. Se supone el es mi padre, pero lo desconozco completamente, qué, aunque no quiera tener dolor por lo que hizo, lo tengo y duele cómo nadie saber que fui engañada por mi padre.

PRINCESA INGLESA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora