INTERROGANTE

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Instituto: Universidad Brave Jones.

Ambientación: Sala Gesell.

Nombre de la acusada: Giselle Newman.

Delito: ....

El ambiente era denso mientras las luces blancas iluminaban la estancia, creando en el interior de Giselle Newman una sensación de tensión que no pensó sentir a pesar que todo estaba planeado.

No quería admitir cual había sido el resultado de su cometido, lo único que sabía por el momento era que estaba loca y que muy en el fondo estaba aliviada de toda esa situación.

Ahora solo era de esperar.

—Se lo preguntare de nuevo señorita Newman. —dijo una mujer de cabello rubio y ojos azules tan intensos como el océano y su voz autoritaria hizo que Giselle se tensara aún más de lo que ya se encontraba.

La mirada de la rubia dejaba ver mucho más que molestia, Giselle era consciente que tenía porque estarlo, sin embargo, sabía que sus intenciones no habían sido todo eso que lo había pasado al principio.

—¿Usted fue la causante de todo esto? —cuestiono por quinta vez en esa hora que llevaban ahí, sabedora que esto no terminaría si ella contestaba con la verdad.

Pero no sabía cuál era la verdad.

Giselle reprimió sus labios con intensidad mientras tocaba con sus largas uñas la orilla de la mesa, mientras intentaba quitar un pequeño pedazo de basura pegado a esta. Siendo ese su único entretenimiento para no caer en desesperación.

No dejaba de sonreír con naturalidad, siendo ese el papel que debía tomar para no revelar nada hasta que tuviese una idea.

—No lo sé —respondió dejando salir un suspiro lleno de cansancio y aburrimiento, dándole a conocer todo con ello—. Nunca he sabido que paso.

La mujer gruño molesta.

—¡Hable con claridad señorita Newman o eso confirmara que realmente lo hizo! —exclamo al borde de la ira—. ¡Y será mejor que me mire cuando le hable!

Su autoridad en cada palabra determinaba el final para Giselle, pero ya no le importaba nada.

Levanta la mirada con neutralidad y sus ojos se toparon de nuevo con el rostro molesto de la mujer en frente suyo, Giselle se cruzó de brazos sobre su pecho y mantuvo su barbilla elevada, ladeo la cabeza siendo ese signo de su destreza para demostrar su actitud orgullosa y arrogante.

—De acuerdo... —empezó a decir.

Estaba lista para enfrentar las consecuencias, ella era la causante de que ahora todo esto se saliese de control y aunque sus intenciones eran claras, ahora comprendía muchas cosas que jamás pensó hacer.

Y tendría que decir la verdad.

Una pequeña sonrisa apareció en sus labios buscando la forma para sentirse bien, miro a los ojos a la mujer y manteniéndose firme podría ser capaz de hablar.

—Le contare todo.

Perfecta CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora