20. APENAS EMPIEZA

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GISELLE

UN AÑO Y DOS MESES ANTES


¡MI UÑAAAAA!

Me la volví a quebrar.

¿Por qué?, ¿Por qué siempre me pasa esto a mí?

Trate que ninguna lagrima me saliera cuando me encontraba en medio de una clase, necesitaba ir al baño urgentemente para lograr quitárme la parte dañada de mi uña con cuidado y no arruinar el rosa tierno que le habían hecho que les pusieran a mis hermosas.

No quería ser dramática, pero mi amor por mis uñas lo era todo.

No comprendo como sucedió, simplemente estaba sacando mis cuadernos de la mochila cuando mi uña se trabo con el zíper y por mi falta de lógica lo jale sin pensar en las consecuencias.

Se fuerte Giselle.

Me estaba costando serlo cuando miraba mi uña y notaba lo feo que se miraría al lado de mis demás preciosuras.

Al menos agradecía que Chris no se encontrase en esta clase o si no, se estaría riendo de mí y lo asesinaría con la mirada.

Pero que más daba, ahora no tenía uña y estaba por iniciar mi clase.

Trate de ignorar el hecho que la tuviese horrible para poner atención y así sentir el tiempo más corto.

Para mi alivio eso sucedió y pude jurar que me sentí libre en cuanto salí del salón para ir directo al baño donde arreglaría esa uña.

Trate de quitármelo en frente del espejo, esperando que no se fuera con todo y carne.

Solo de pensarlo me dolió.

Hacía caras de dolor mientras deslizaba la uña hasta cortarla bien, pero si se miraba horrible al lado de las demás.

Respire hondo cuando termine de arrancar el pedazo y mirándola con tristeza me despedí de ella para tirarla al basurero. Entre molesta y triste me metí a uno de los baños para hacer mis necesidades, escuchando como alguien también entraba y para mi sorpresa salió más rápido que yo, haciendo que me apurara para que no pensaran que estaba mal del estómago.

Al salir me di cuenta que era la chica de cabello negro y largo que solía ser demasiado tímida.

Quería recordar su nombre, pero me solía complicar cuando había muchas chicas en mi clase.

Sin decir que yo era la estúpida en no recordar el nombre de mi compañera de clase, pero logré hacerlo cuando vi su cámara guindada sobre su pecho.

Susana Hamilton.

Era la única que siempre llevaba consigo su cámara fotográfica, revelando sus gustos por las fotografías y todo lo relacionado a ella.

Me miró a través del espejo y yo le sonreí con simpatía mientras me acercaba a su lado para lavarme las manos.

—Hola Susana. —la salude, notando como una pequeña y tímida sonrisa aparecía en sus labios.

—Hola. —dijo casi en un susurro.

Terminé de lavarme las manos al mismo tiempo que ella y cuando me estaba por secar vi mi uña mal cortada.

—Qué día más asqueroso. —exclame sin rodeos de que Susana lo escuchara.

—¿Todo bien? —pregunto en seguida.

—Se podría decir que sí, pero para ser sincera no.

Ella se quedó confundida mientras yo me reí sin tantas ganas.

Perfecta CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora