17. TE DIRE LA VERDAD

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CHRIS

Al fin encontraba un poco de diversión en esta universidad que no fuera solo leer libros o estudiar como loco hasta tener un estrés y orillarme a dormir toda la tarde.

La mesa de tenis se encontraba en el área de entretenimiento y era un alivio haberlo visto, teniendo en cuenta que era uno de mis juegos favoritos y a través de este lograba desestresarme mientras le ganaba a todo chico que me retaba.

Era fascinante y aunque no estaba Giselle para apoyarme, lograba desatar mis habilidades con facilidad, recordando las veces que gane varias apuestas en la preparatoria y llegaba ser conocido como el mejor en el juego.

En ese momento me encontraba ganándole a un chico de ojos verdes y cabello café, parecía concentrado intentando que la pelota no se perdiese en la parte de su mesa, mientras tanto mi persona se encontraba demasiado tranquilo cuando solo movía un poco la paleta y le daba el toque perfecto a cada tiro, llegando la pelota a caer en la orilla de la mesa y le dificultaba al chico moverse a esos extremos.

No le daría el gane, no cuando Giselle Newman me había dejado demasiado claro.

No le des el gane a nadie, eso los hará incapaces de conseguir lo que pueden hacer por su propia cuenta.

Aunque se escuchaba algo egoísta por su parte, al final de cuentas ella tenía razón y no podría negarlo cuando estaría mintiendo a las personas que jugaban conmigo.

Sonreí siendo consciente que Giselle podría tener siempre la razón.



UN AÑO Y DOS MESES ANTES

—Los exámenes se harán muy pronto.

La voz de la maestra Derry me recordó que precisamente me encontraba en el salón y alrededor se encontraban todos mis compañeros quienes la observaban con atención.

Bostece aburrido y me estire al mismo tiempo que me recostaba sobre el respaldar de mi asiento, cruzándome de brazos.

—Deben considerar que los temas que les he dado conocer no serán los únicos que saldrán en el examen, también deben de reconocer los apuntes que se dieron y que ustedes anotaron. —seguía diciendo, recordando que lo único que tenía en mi cuaderno eran diez páginas y la mayoría era probable que estuviesen llenas de pequeños dibujos.

Esperaba al menos tener un D para la nota de la profesora Derry.

—Las únicas notas mínimas que quiero son entre A, B y C, las otras serán tomadas como reprobadas.

Estaba destinado a fracasar.

En ese momento me gire al lado de la ventana donde se encontraba Giselle con los brazos cruzados sobre la mesa mientras escuchaba con atención a la maestra, no pude evitar analizar su rostro siendo sus facciones la más llamativas que había visto en mi vida, tomando en cuenta que, al golpearle el sol en su cara, podría ver sus ojos verdes aclararse y su cabello castaño se convertía en un tono rojo vivo.

Su mirada estaba puesta en la maestra que seguía hablando, pero no podía evitar demostrar sus expresiones más sinceras entre fruncir el ceño o sonreír por cualquier comentario.

Era demasiado risueña y llegaba a ser extremadamente divertida.

No me había dado cuenta que empezaba sentir que me gustaba no solo como amiga, cuando en la fiesta del final de segundo año de la prepa, bailamos juntos y ella usaba un largo vestido de un azul oscuro que llamaba la atención de cualquier chico y yo no fui la excepción.

Ese día se miraba tan hermosa que no supe disimular mis nervios.

Y a pesar que éramos amigos, no pude evitar caer en el encanto de Giselle Newman.

Perfecta CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora