33. MISION CUMPLIDA

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GISELLE

Faltaba unos minutos para que saliéramos a dar la primera presentación como animadora, las chicas a mi alrededor flexionaban sus piernas o se retocaban el maquillaje junto su cabello para que todo saliese a la perfección.

En mi caso, me encontraba cruzada de brazos y recostada en una pared mientras esperaba con paciencia la llegada de Emma.

Ella no se encontraba con nosotros aún, pues la moradita tenía su maquillista y peluquera personal para que la dejase al estilo Lady Gaga. En lo personal, no la juzgaba porque podría ser yo quien, sino fuera por la falta de dinero, vendría hasta mi diseñadora a mejorarme este atuendo ridículo.

En fin, es lo que hacen los ricos.

Nada mejor que desperdiciar el dinero en uno mismo.

En lo personal no me había arreglado en absoluto al tener mis razones.

La primera, no tenía ganas, a decir verdad, arreglarme para estas cosas no era lo mío y mucho menos cuando debía colocarme en el cabello colitas o todas esos adornos que las demás llevaban; prefería mi cabello suelto por el recuerdo que llevo en mi cuello.

Y la segunda, no estaré como animadora.

Justo en ese momento apareció la moradita con un kilo de maquillaje y unas grandes coletas.

Muy bonita, no lo negaría.

Pero eso no era lo que importaba en ese momento, me dirigí a ella con expresión relajada hasta que ella se dio cuenta de mi presencia y me fulmino con la mirada.

-Hola moradita. -la salude, sonando amable.

-¿Qué rayos quieres? -preguntó entre dientes-. Te advertí que, si no te sales de este grupo, te verás envuelta en una pesadilla.

-Lo sé y llevo la cuenta a la perfección, no te preocupes. -declaré con burla.

-Estúpida...

-Oye Emma, no he venido a discutir contigo y mucho menos hacer que tu maquillaje se arruine si te llegas a encrespar -dije, tratando de calmar la situación-. Tenemos diez minutos antes de que salgamos a al exterior.

-¿Y?

-Y he pensado que tal vez podríamos solucionar el problema que tenemos antes de que se acabe el tiempo.

-Habla de una vez. -demando colérica.

Sonreí de lado.

-Me quieres fuera de las animadoras, ¿cierto? -pregunté con inocencia, ganándome un blanquear de ojos de su parte-. Bien, tus deseos se harán realidad.

Su enojo se disolvió por un momento y dejó ver solo su fruncir de cejas, siendo confusión lo que lograba descifrar en su mirada.

-¿Qué? -pregunto sin poder creérselo-. ¿Hablas en serio?

-Por supuesto que sí -contesté sin dejar de sonreírle-. Me iré en este mismo momento antes de que Hanna regrese, fingiré que tengo alergias severas y eso será suficiente para que sepa que gracias a Dios me libero de tu círculo estereotipado y la verdad, me da mucha pena por las chicas que te aguantan.

Ella aún no lo podía creer, sin embargo, no dejo que eso la conmoviera cuando dijo:

-Ni creas que te agradeceré y será mejor que lo hagas en este instante.

-No tan rápido moradita. -hable entre una risa juguetona.

Me miró interrogativamente.

-No te estoy haciendo un favor. -me cruce de brazos mientras observaba como su mirada se tornaba molesta nuevamente-. La única manera con la que podrás deshacerte de mí es si aceptas este trato que te propondré.

Perfecta CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora