40. ELLA NO ES ASÍ

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GISELLE

En cuanto Liza me propuso ir juntas a una salida, no dude en aceptarla sin pensarlo si quiera y al salir de la universidad ella me esperaba en las afueras con su presencia llamativa.

Me puse una chamarra para poder cubrir mi cabeza y pasar desapercibida por todos los lugares que iríamos, lo de mi madre me había marcado lo suficiente para tener precaución y a pesar que Liza me preguntó el hecho que usase eso, no le revele nada de lo sucedido con mi madre y simplemente le di a conocer que debía ocultar mi identidad al ser demasiado conocida, bueno, para un sector de personas que estaba al día con los rumores del espectáculo y empresarios.

Ella lo comprendió en seguida, así que juntas salimos al mundo.

Los chicos se habían quedado en un hotel y pensaban quedarse unos días ya que les había gustado este lado de la ciudad que no tenía muchas cosas en especial, pero podía ser acogedor.
Ambas habíamos tomado un autobús para viajar hasta un restaurante nada famoso, pero si llamativo donde al probar la comida nos fascinamos de lo que podían tener.

Además, tenían un pequeño bar y a un costado una pista de baile donde varias parejas no dudaron en sacar sus habilidades en este, siendo una de las que deseaba hacerlo.
Un platillo de pollo en salsa fue mi favorito, tanto que quería una más; pero lo pensé bien al no tener el suficiente dinero para cubrir gastos, había iniciado otro mes y debía ser más selecta a la hora de gastar el dinero que mi madre me otorgaba.

-¿Te ha gustado? -preguntó Liza en frente de mí.

-Si, estuvo delicioso. -declare, dejando el cubierto en el plato.

-¿No quieres más? -me miro con una ceja arqueada.

-No, claro que no, estoy demasiado llena.

-A mi no me vengas con mentiras mujer -exclamo con fingida molestia-. Cuando estás llena sueles abrir la cremallera de tu pantalón.

Reí sin poder evitarlo.

-Ese hecho no te da a conocer nada -dije con una sonrisa de lado-. Pude haber cambiado, recuerda que ahora estoy en una facultad prestigiosa.

-Prestigiosa mi trasero -mascullo,9 alzando la mano para llamar la mesera-. Señorita, me puede servir otro plato de pollo en salsa por favor.

-¡No, espera! -exclame intentando detenerla-. Te dije que estoy bien, no te preocupes...

-Nada de estar bien, se que todavía tienes hambre y no permitiré que mi mejor amiga la pase mal en este día. -me miro desafiante-. Yo invito.

Cuando la mesera se retiró con el pedido, suspiré hondo y blanqueando los ojos le sonreí amenamente.

-Gracias. -dije con sinceridad.

-Nada de gracias. -me sonrió de lado nuevamente-. Haz hecho demasiadas cosas por nosotros que no sabría como pagarte.

-No tienes que hacerlo.

-Lo sé y tu a mi tampoco, así que estamos a mano. -terminó diciendo mientras se llevaba el vaso de agua a los labios.

También lo hice y luego continuábamos conversando mientras el plato de pollo en salsa venía en camino.

Perfecta CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora