Cuando Keizo y Tanjiro llegaron a la escena, lo que encontraron fue a un Kitsune arrodillado entrando en la inconciencia con su rostro revelando dolor, confusión y sorpresa, mientras que el rubio de puntas rojas se encontraba en posición fetal el suelo, tosiendo sangre, la misma escurria por su rostro, sin saber de donde provenía, y con algunos con espamos en su cuerpo.
Keizo tomo al Kitsune antes que se desmayara, mientras el joven Yokai trataba de ayudar al cazador llamandolo por su nombre reiteradas veces. El mayor, aunque con las dudas de lo que llevo al kitsune a ese estado, revisó que no se encontraba herido, por lo tanto lo acomodó en el suelo y fue a ayudar a Tanjiro con el cazador. Se acerco a ellos y al ver que el humano se ahogaba al tratar de respirar, rompió la parte superior de la ropa, pudo notar de inmediato los vendajes que cubrían el tórax del cazador, los que desgarro para tener acceso a la piel, puso ambas manos en los pectorales del humano y con ellos pudo chequear el estado lamentable que se encontraban sus pulmones. "Se está ahogando con su propia sangre" habló el mayor. "Esto no es bueno"
La racción del más joven fue una de sorpresa y miedo "¿se recuperará?, Keizo-san ¿puede ayudarlo?, busco la con sus ojos la mirada del mayor, quería saber de las esperanzas del Rengoku en sus brazos. Keizo le devolvió la mirada. "Debe atenderse inmediatamente, sé algo de magia sanadora, pero nunca la he usado en humanos, quizás..." no alcanzó a terminar la idea, cuando fue interrumpido. "Por favor, ¡intente lo que pueda!", las suplicas eran desesperadas, pero el mayor debía proceder con la cabeza fría y para ganar unos minutos le respondió "Creo que debemos llevarlo a dentro de la casa y preguntar a su hermano".
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Cuando Akaza abrió sus ojos, pestañó reiteradas veces para ajustar su visión, ya era de noche y no estaba en bosque, el ambiente estaba muy fresco, típico de sectores cercano a las montañas, ahora estaba en el corredor de la casa que habían divisado con Keizo, tapado con una suave cobija acomodado en un sillón. Sin duda el viejo lo había dejado ahí, lo supuso porque sabe que no le gustan los humanos y cualquier cosa que provenga de ellos. En ese instante, los recuerdos llegaron a su mente, el cazador con mirada penetrante, la pelea, el fuego que pareció de la nada. Sin embargo, también se colaron los nervios, porque la situación no encajaba en lo más mínimo, y sintió que su estómago se hacía un nudo. Si el humano era ruin, Keizo no estaría en el interior de la casa a no ser que el humano le hubiese dicho la verdad, con eso una vergüenza y culpa se apoderaron de todo su ser.
La puerta de la casa de abrió, por ella pasó el mayor de los yokais, su rostro mostraba cansancio, miró las ropas arremangadas en los brazos y manchadas en varias zonas, impregnadas con sangre que obviamente no eran del viejo, Akaza bajó su mirada y sus orejas entendiendo la situación, Keizo se sentó a su lado sin emitir ningún sonido.
"Lo lamento" dijo el peli – rosa, quien no obtuvo ninguna respuesta del contrario, Akaza giró su cuerpo para poder mirar al mayor quien mantenía la mirada perdida en dirección al bosque. "Maestro, de verdad lo siento, me confundí y la ira me cegó, yo... yo no sé cómo demostrar mi arrepentimiento"
Keizo se giró para observarlo, aún lo veía como el cachorro perdido que alguna vez llegó a la aldea junto a su hermano. Un suspiro salió de sus labios y fijando su vista en los ojos dorados del kitsune respondió "Estas equivocado mi querido niño, no es a mí a quien debes solicitar las disculpas".
Las manos del peli -rosa se apretaron en puños agarrando la cobija, no sabía que decir frente a eso, hubiese preferido a un Keizo enojado que lo sermoneara, pero tenía en frente a un viejo Yokai que lo hace sentir miserable.
El mayor se agacho levemente apoyando sus codos en sus rodillas y tapó su rostro, clara señal de frustración, suspiro y levantó su torso nuevamente apoyando su espalda en el sillón mirando nuevamente el bosque. "Los jóvenes yokais que se encuentran en el interior de la casa fueron rescatados por el humano al que atacaste. Akaza, ¿sabes cuántos son los humanos que ponen en riesgo su vida por uno de nosotros?" El mencionado, miraba fijamente el suelo, la culpa se lo estaba comiendo vivo. "Los jóvenes fueron atacados del mismo modo que nuestra aldea ... creo que deben tener información importante". Los ojos de Akaza mostraron gran sorpresa, pero la expresión compungida de su maestro le daba un mal presentimiento. "Maestro, ¿eso no es bueno?"
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EXTRAVIADO
FanfictionHistoria en un UA. Al llegar a su aldea natal, Akaza el Yokai de 9 colas, encontrará la desafortunada noticia que su gemelo es secuestrado junto a otros aldeanos, en su búsqueda conocerá a un Cazador, y aunque en un inicio es un caos y los errores l...