Capítulo 14: El Dragón Rojo

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El cuarto día en el Wisteria fue sin contratiempos, la presentación de los acompañantes de la misión a los cazadores restantes fue amena. Tanjiro y Keizo fueron muy bien recibidos por los cazadores, la habilidad de Tanjiro para detectar las irregularidades fue motivo de sugerencia para incorporarse a la organización y recibir el entrenamiento formal, Keizo al ser un Yokai arraigado a su tierra se agradeció su templanza y su experiencia en cuanto a tretas de magia que conocía para contraatacar, aunque hubiese sido una adquisición importante, el grupo comprendía las implicancias de un Yokai mayor acostumbrado a proteger su territorio, en cuanto Akaza, a pesar de las habilidades sobresalientes e incuestionables había cierta resistencia para poder aceptarlo del todo. La actitud altanera había levantado una barrera, sumado a la presencia colérica por celos cada vez que demandaban la atención de Rengoku. Sin embargo, en transcurso del día el peli -rosa logró vencer la barrera de posesividad sobre el rubio, tanto los relatos de las anécdotas relatadas por su amado y porque al ir interactuando con los cazadores recién llegados se enteró que la bella señorita era nada menos que la ex alumna de su rubio logrando bajar el recelo de su cercanía con su amado, en cuanto al otro cazador, se hicieron algunos cumplidos con relación a sus habilidades.

Al bajar del barco se volverían a separar, y se reunirían en el templo a los pies del volcán, llegar hasta allá les tomaría un día entero, por lo que tomando diferentes rutas esperarían hasta la noche por la llegada de todos sus compañeros, por otra parte, debían encontrar a Obanai.

La noche para la pareja de enamorados fue hermosa, besos frenéticos, toques apasionados, arrumacos y mimos. Se daban placer mutuamente aprendiendo cada expresión y delimitando las zonas eróticas en su pareja para complacerla. La última mañana en el Wisteria se despertaron abrazados completamente desnudos, una calidez y tranquilidad sólo corroída por la situación de los desaparecidos a los cuales debían liberar. Suaves besos llegaron a los mofletes del rubio con un ronroneo al cual ya se estaba acostumbrando en las pocas ocasiones íntimas que habían experimentado, las pestañas del kitsune son tan largas y tupidas que hacen cosquillas al cazador cuando se encuentran así de cerca "Buenos días, mi sol" habló entre tiernos besos el peli-rosa. Kyojuro sonrió de buena gana y abrazó con fuerza al zorro travieso "Buenos días mi amada luna". Las dulces palabras enmelaron los oídos del kitsune el que respondió el abrazo con fervor, sus tiernos besos se estaban pasando a unos más sensuales, por lo que el rubio decidió bajar la intensidad para integrarse a sus labores, lo que no fue bien recibido por el quisquilloso kitsune.

Akaza se sentó al bode de la cama para visualizar en donde habían quedado sus prendas regadas por la habitación, cuando sintió un suave toque en su espalda, las caricias en ese lugar le dio una idea al kitsune de lo que su amante estaba haciendo, "Es una marca de nacimiento, mi hermano también la tiene", volteó su rostro para encontrar al rubio observando y acariciando aquella zona cerca de su omoplato, los ojos anillados se encontraban fijos en su espalda, Kyojuro sonrió tiernamente "es hermoso, nunca vi nada igual, un copo de nieve ¿es una marca de nacimiento?"

El peli rosa se dedicaba a observar los gustosos labios del cazador "Sí, aunque yo lo tengo en la derecha, Hakuji lo tiene en la izquierda". Cuando el rubio levanto la mirada y se encontró con la contraria, se volvieron a besar.

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Cuando bajaron del Wisteria el quinto día por la tarde, se despidieron del capitán y tomaron caminos distintos, Tanjiro y Keizo simularían una excursión de padre e hijo, Akaza y Rengoku tomarían el siguiente tour como pareja que celebra su reciente matrimonio, finalmente Mitsuri y Tomioka llegarían como investigadores de la policía local encubiertos por Hairo.

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Caminar con forma femenina nunca había sido tan agradable para Akaza, mientras su hermoso esposo la llevaba del brazo o de la cintura de forma protectora, su forma de tratarlo tan dedicado a su persona, lograba que se sintiera cada vez más enamorado. Algunas miradas de envidia se posaban en ambos, pero les devolvía una sonrisa altanera, aunque solía hacer algún puchero para atraer la atención de su amado, cuando otra fémina posaba la mirada lasciva sobre su cazador. Compraron los boletos del tour, pasaría por ellos a la posada a las 4 de la mañana, por lo que se apresuraron para ir a cenar y descansar, por el hecho que irían en transporte hasta lo más cercano al templo, supusieron que serían los primeros en llegar al lugar.

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