Capítulo 16: Enfrentamiento

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Un ambiente totalmente pesado inundaba el enorme espacio, la mirada de odio entre Hakuji y Douma era percibida por los otros, había "asuntos" pendientes entre ellos.

Con su sonrisa sínica el rubio le habló a su compañero maldito "Kokushibo, deja que me encargue del muchacho, por favor no intervengas".

"No tengo pensado ayudarte"

"Eso pensé" volvió a sonreír hasta mostrar sus colmillos, "ten buena suerte buscando el sacrificio".

Douma dio un paso al frente para afrontar a su oponente, la sonrisa era algo que no podía dejar las facciones de su rostro, tanto tiempo de espera para poder encargarse de aquel que era el dueño del corazón de la bella Koyuki y además en todo ese tiempo el quisquilloso kitsune siempre lo miró con desprecio, a pesar de que mostró alguna de sus habilidades frente a él. Ahora era su oportunidad de poder borrar la cara de suficiencia de ese pobre cachorro.

Cuando Hakuji lo vio avanzar su rostro se tornó demasiado serio, realmente estaba furioso mientras se dirigía en dirección del rubio.

"Nunca vi a Hakuji tan enojado, ese tipo no sabe lo que hizo, es realmente un estúpido. Por el momento no hay que moverse hasta que dé el primer golpe" habló con toda calma el kitsune peli-rosa.

Fue cuando todos sintieron el cambio en la presencia del zarco, un escalofrio por la espalda le recorrió a más de alguno y la sonrisa tensa de Akaza lo confirmaba. Con cada paso que daba la presión crecía desmesuradamente, era como haber desatado la ira de los dioses y estar en primera plana para ser testigo de su furia, cuando se encontraba llegando al centro de la enorme habitación fue que Douma sintió algo de emoción al tener aquel kitsune como contrincante, un revoloteo en su estómago de los nervios infundidos por la presencia que no se encontraba contenida, porque para ser justo, nunca tuvo la oportunidad de ver el despliegue de poder el pelinegro. Cuando creyó que el poder del kitsune se había estabilizado llegando a su máximo, fijo su mirada en el rostro impasible del pelinegro quedándose estático en ese momento.

Hakuji se encontraba de pie con sus brazos lánguidos, su mirada inexpresiva "Te mataré maldito fenómeno". Al terminar aquella corta oración sus músculos se tensaron levantado levemente su pierna derecha y llevándola con furia nuevamente al suelo rompiéndolo, el sonido hizo eco y fue entonces que una ráfaga fría se desplego por toda la sala, la energía que rodeaba al kitsune era tanta que podía verse a ojo descubierto, además de su cambio físico, conservando el cuerpo humano, pero mucho más grande y escandalosamente musculoso rompiendo parte de su ropa, era enorme, llegando fácilmente a los dos metros y medio de altura, mantenía sus orejas y colas que lo caracterizaban y finalmente desde la rodilla a sus pies eran los de un zorro gigante, en vez de manos poseía garras y en su boca solamente habían dientes afilados, realmente una bestia que en su espalda poseía la marca de un copo de nieve.

Los ojos de sorpresa no se hicieron esperar, los de Douma además mostraban confusión, un kitsune de siete colas no puede tener ese poder y que era aquella transformación, no debería ser un zorro para alcanzar su máximo potencial, esto era realmente espeluznante.

"Mi hermano no se transforma en zorro" dijo simplemente el peli-rosa a aquellos que se encontraban a su alrededor "Le desagrada esa forma porque su fuerte es conjurar, pero algunos de sus hechizos son tan fuertes que debe tener un cuerpo capaz de soportar la carga de poder y digamos que en la forma de zorro gigante la ventaja primordial es la enorme fuerza bruta".

Douma salió de su estado riendo como desquiciado y realizó el primer movimiento, agitó un abanico dorado para crear una pequeña tormenta fría de nieve y con un segundo abanico creo unos enormes carámbanos que los envió en dirección de su oponente, sin embargo, toda esa destreza de habilidad quedo estampada en una muralla de protección delante del pelinegro, que se encontraba con los brazos extendidos dando a conocer a su adversario que fue él quien se encargó de diezmar su tan bullada técnica.

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