EXTRAVIADO

Capítulo 15: Infiltrados

La búsqueda efectuada por parte de Tanjiro, fue la mejor elección posible, pudo encontrar sin contratiempos a los compañeros cazadores, los cuales ahora vestían uniforme policial, con lo que pudieron concretar rápidamente los pasos a seguir.

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Cuando la luna llena se encontraba en lo alto iluminando los caminos y follaje se pudieron apreciar un flujo inusual de enmascarados con botellas acercarse a las inmediaciones de la montaña. Los aliados de Muzan tenían estrictas ordenes de no tratar con estos individuos, por lo que, continuaron alerta mientras los enmascarados no levantaban sospecha alguna. La rutina de los descendientes de la montaña no era más que llevar el vino y había una característica particular, que los caracterizaba y es que estos personajes no presentan ningún ápice de inseguridad o miedo. Es por ello cuando dos de estos individuos se irguieron para solicitar pasar por un puesto de control, los soldados de Muzan solo se abrieron paso sin decir nada.

Los individuos enmascarados ingresaron por diferentes entradas en la montaña, una vez adentro lo primero fue buscar a los secuestrados y sacarlos de ese lugar. Las botellas las escondieron en el primer rincón que apareciera. Aquí la habilidad de Tanjiro fue esencial, puesto que aunque Obanai había confirmado que el interior del volcán era un laberinto muy complicado, presenciarlo fue algo que simplemente los desconcertó, puesto que en ciertos lugares el terreno cobraba vida y se movía al azar, este suceso estaba previsto, por lo que Tanjiro Kamado fue marcado con un hechizo simple por Akaza y Keizo, que serían los encargados de seguirlo.

Corretear por los pasillos sin tratar de llamar la atención era algo complicado, cada cuanto debían simular que andaban deambulando cuando se topaban con algún secuaz de Muzan. Entonces Tanjiro enmascarado aún se encontró con un sujeto que le dirigió la palabra, y era algo que aunque estaba contemplado era casi imposible, un pequeño niño de alrededor de 10 años se detuvo frente a él, era un descendiente real, no una imitación como ellos "¿Qué haces aquí?". Entonces las palabras del cazador que parecía una serpiente resonaron en su cabeza "Los dueños de la montaña no se inmiscuyen en asuntos ajenos, pero si en determinado caso te llegas a topar con alguno, la única manera de continuar es referirse a ellos con la verdad y el máximo respeto".

Tanjiro de postro junto a su acompañante, tal como lo haría al estar presente con una divinidad, "Disculpe mi presencia, su alteza. Soy Tanjiro Kamado un yokai de las montañas al norte de esta ciudad y estoy en la búsqueda de mis mejores amigos que están en esta montaña. Pido humildemente su perdón por la intromisión en su hogar, sin embargo, ruego entender nuestra situación".

El chico estaba realmente encantado con la actitud del intruso, era respetuoso con los verdaderos dueños de la montaña y se había burlado de la capacidad de los soldados de Muzan, "Soy Kotetsu, eres bienvenido Tanjiro Kamado, por mi puedes patearle las bolas a los estúpidos que trabajan con Muzan, son realmente desagradables".

Tanjiro y compañía quedaron de piedra con el vocabulario del joven descendiente, aunque agradecieron de inmediato su permiso para poder rescatar a sus amigos.

"Sus ropas realmente se parecen a la nuestra, su plan fue bien elaborado, creo que demasiado, los sirvientes de Muzan son unos incompetentes". Hablaba el joven Kotetsu mientras caminaba al lado de los involucrados. Al llegar a una bifurcación de caminos, Tanjiro solo siguió su olfato, buscando el origen del olor de los yokais, algo que no pasó desapercibido ante los ojos del pequeño observador. "Realmente son muy buenos, Nakime debe estar pasando rabias con tu talento".

Tanjiro miró al más pequeño "Señorito Kotetsu ¿quién es Nakime?". Luego recordó que debía tener mucho respeto, por lo que sus nervios crecieron "... No es necesario que responda, si mi pregunta fue ofensiva puede castigarme... pero por favor, permítame primero rescatar a mis amigos..se..."