Capitulo 4: Después

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En la cocina, el agua hervía con los dibujitos de Valentino de fondo. Las cosas se ponían incómodas después de un par de palabritas sobre el nene que era la distracción, el desvío, para no tener esa charla. Labios mordidos tenían mucho por decir. La sombra del nueve de julio estaba presente en la casa. Esa casa.

El olor a comida empezaba a hacerse presente mientras se cocinaba la carne recién puesta en una olla. Cristian cortaba las verduras, Heungmin tomaba un vaso de agua recostado contra la mesada y Valen miraba la tele en la sala.

—Sonny, ¿vas a mirar dibujitos conmigo?— Quiso llamar la atención. Papá nunca tenía visitas.

El nene llevaba rato tratando de jugar con su amigo, pero, nada. Siempre hacía lo mismo con la mano, diciendo que espere. Que después.

—¿Estás seguro que está todo bien?— Por otro lado, Cristian insistía. Además de los dibujitos se escuchaba el cuchillo llegar hasta la tabla y hacer un golpe estruendoso. La papa cortada en cuadrados a un lado mientras el agua hervía. —Desde hoy que estás raro—

El coreano levantó la mirada, todavía reposado en la mesada. Boqueó, iba a decir, se apretó los labios y no dijo.

—Sólo... pensaba en lo de la vez pasada— Hizo señas de que no quería decir más porque había una tercera presencia allí.

Parece que a Cristian no le importó mucho, porque había algo más, lo sabía.
—¿Qué pasa con eso?—

Heungmin levantó los hombros y apretó los labios, otra vez.

—¡Sonny, mirá, vení, vení, este dibujito me gusta mucho, mucho!— Estaba parado en el sillón, dando brinquitos, desarmando los almohadones.

Cristian, en cambió, dejó ir el aire que tenía guardado.
—Amor, ¿qué te dije de saltar en el sillón?—

—Perdón— Se sentó.

Ahora Cristian se recostó también en la mesada, frente a frente. hablando con más secreto, dijo:
—¿Qué te pasa a vos?— Quiso ser directo.

—¿Qué?— Se sentía atacado, dando medio paso para atrás. —Nada, ¿hice algo mal? ¿Ahora por qué?—

—No, ya sabés de qué estoy hablando—

Heungmin lo miró extrañado, esperando más información. Cristian levantó una ceja, serio, sin decir más nada.

—¡Papi, tengo hambre!— puchereaba Valentino desde el sillón. Se apoyó encima del reposabrazos.

Toda la atención fue hacia Valen.

O casi toda.

—Después hablamos— sentenció Cristian, volviendo a la olla. Serio pero no enojado. Contundente, pero manteniendo esa dulzura en sus ojos. Ojos que brillaban cuando lo veían. —¿Sí?— Le pellizcó una mejilla y, esta vez, no se alejó del contacto.

Se sonrieron, porque algo pasaba.

"En un rato, amor, esperame" se oía a Cristian responder a su hijo.

"¿Ahora sí?" seguía Valentino con voz de pobrecito. La respuesta fue que sí. Un rato sí.

Dos en el sillón, uno en la cocina. Sonaba la tele y las burbujas.

El humo salió de los tres platos. Valentino no entendía nada, sólo veía el guiso de fideos con lengüita afuera y la cuchara en la zurda. Dió los primeros cucharazos con ganas y, masticando, se inclinó un poco para ver la tele. Un programa que Valentino consideraba aburrido.

—¿Qué hora es ya?— preguntó Cristian cuando también notó el programa que estaba dando.

—Doce— sentenció. Cristian casi escupe la comida. Heungmin miraba el reloj a pilas que Cristian tenía encima de un mueble por ahí. —No, diez y...— Se corrigió.

Friday (You're in Love) | Cutison.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora