Obscuras intenciones (+21)

Chapter 25: Importuno

El día siguiente, Andy despertó con mil llamadas y mensajes de Melinda regañandolo por haberla dejado en el lugar.

Él algo incrédulo, se dispuso a recordar mejor para saber si lo que había pasado ayer fue real o si fue su mera imaginación que se dejó llevar por los tragos.

>>Era ella. Está aquí<<

Andy se alzo de un golpe y se metió a bañar, pensó mil posibilidades para tenerla nuevamente. El la quería sentir otra vez, quería estar dentro de ella. Su cuerpo se lo pedía, como si se tratase de un adicto avanzado sin haber inhalado por al menos 1 hora.

Imaginaba las cosas que le haría cuando ella cediera, todo lo que disfrutaría por estos dos años perdidos. Pero ante eso, el recordó al pequeño niño rubio del mismo color de ojos que él.

>>¿Es mi hijo?<<

—pues claro que sí idiota!— Andy se contestó a sí mismo.

>>pero, ¿qué carajos hace con Matt?<<

Al recordar la mano en la cintura de Matt y los besos que le había dado a su chica, comenzó a darle golpes a la pared. Andy parecía un desquiciado en su acción

Cuando tomó consciencia, se percató sus puños lastimandos, fue al botiquín y se los vendo, por dentro la furia lo consumía, pues quién fue obstáculo al principio hoy hace de feliz vida con la chica que despertó luchas cosas en el.

La llamada de Giusseppe al teléfono volvió a hacerse presente. Con ligereza y olvidando el dolor de sus puños lastimado atendió de inmediato.

—Giusseppe amigo, que sucede?

—Andy, la cena de anoche fue un fiasco. Me preguntaba si hoy querías venir a comer a casa, solo seremos no- él fue interrumpido

—Si, si, si. Claro que voy.

—oh benissimo! Nos vemos en un rato.

Ambos cortaron la llamada, Andy impaciente por volver a verla y volver a ver aquel niño, salió del baño y comenzó a prepararse.

Luego de unas largas horas de nueca acabar, el supuso que era hora de ir a casa de los Di Medici, se dio una última arreglada frente al espejo y partió a casa de sus vecinos.

Le tomo al rededor de 3 minutos tocar a la puerta. Cuando esté lo hizo, el joven Marco lo atendió con una cálida bienvenida y lo invitó a pasar. Andy siguiendo la indicación del joven Marco, se dirigió al jardín.

—Andy, amigo. Has venido— Giusseppe saludo feliz a su amigo.

—no me perdería un asado tuyo.

En realidad a Andy no le interesaba la estúpida comida que estaba haciendo Giusseppe, lo que a él le interesaba era ver a su joven droga.

—entonces... Antonella ha vuelto?

—si amigo, ella junto a mi nieto y mi yerno!

—wow tienes un nieto? Eso no lo sabía, cuantos años tiene?

—Thomas cumplió dos hace unos meses

—así que se llama Thomas— respondió Andy.

—nonno!— la voz del pequeño Thomas se hizo presente.

El corazón de Andy por unos momentos dejó de latir, lo tenía tan cerca que quería abrazarlo por un instinto. El pequeño Thomas se acercó hasta donde ellos estaban, pero no avanzó mucho ya que la advertencia de su abuelo de no seguir caminando por miedo a que se lastimaba por el fuego lo freno.