POV Andy
Pasaban las semanas y con Antonella nos seguíamos viendo.
Ella parecía conformarse con lo que mi cobardía le podía dar, solo vernos en secreto.
Eran pocas las veces en la que nos encontramos, lamento decir, ya que ella no estaba dispuesta a mis horarios y viceversa.
Pero eso sí, los mensajes de celular iban y venían, nunca en cantidad.El efecto Antonella había llegado a mí.
Cuándo me encontraba a solas, retomaba el control de mí mismo, yo volvía a ser ese despiadado cazador y no la liebre temerosa en la que me convertía cuando estaba en la cercanía de su piel.
Quiero decir, me gustaba jugar con su altivez y esa naturaleza de hembra acostumbrada al halago.
Por más que me costara, respondía cuando me daba la gana o simplemente la sorprendía durante el día con algún mensaje incendiario.
A veces yo me encontraba en otro lugar, con alguien más y sonaba de pronto mi celular, era Antonella preguntando si pasaría a visitarla al "colegio" o sólo para dejarme saber que estaba pensando en su amante bandido.
Invariablemente terminaba viéndola, arrastrándonos a la intimidad. Donde me encantaba profanarla con mis dedos y mi lengua hasta que nos sacaban de la capsula del tiempo donde una cabaña secreta en el bosque nos permitía escondernos.
>>en mi mente y en mi corazón yo era más suyo y ella era más mía<<
Por otro lado, no todo era besos y caricias, debo decir; a veces nos peleábamos y nos celábamos tan fuerte el uno al otro, y terminábamos nuestros encuentros demasiado mal, ella se iba con otro, Matt, y yo en venganza llamaba a otras.
Otras veces, hacíamos planes de vernos durante el día para comer y platicar como la gente ordinaria, pero lejos de nuestro vecindario. Confirmo que esos eran los encuentros más reconfortante al corazón para ambos.
Nos conocíamos a fondo, nuestros gustos y disgustos. Cada gesto o mirada. Antonella y yo ya éramos uno.
Pesé a eso, nunca quise asumir lo que realmente me pasaba cuando estaba con ella.
Y es que por más que trataba de disimularlo con deseo y ganas, lo que yo sentía era amor.Me encontraba completamente enamorado de Antonella.
>>¿cómo era posible eso?<<
Quizás la hora de mi karma había llegado, quizás este ya tenía nombre y apellido, edad y sexo.
Pues mi karma era Antonella Di' Medici de 17 años de edad.Confieso que al inicio no sentía nada por ti, pero tú te fuiste acercando por el lado del cuerpo, que es otra forma de llegar al corazón de un hombre.
Un camino corto y sin muchas interrupciones,
pero un camino al fin.No obstante, tú supiste desde el principio que no te quería, así como una mujer sabe esas cosas por instinto o por una sabiduría heredada de su género.
Tu tenias ese radar especial para detectar mi corazón necesitado de cariño y sin que yo pueda evitarlo me sentí atraído hacia el desvalido.
Lo irónico es que mientras tú hacías eso conmigo, yo pensaba que era yo quien te daba un poco de aquello que ahora adolece.
Es que tu imagen vulnerable en tu disfraz de niñita, sin más armas ante los depredadores, tú sonrisa tímida y tú perfecta figura que llamaba la atención, me hacían ver a otras mujeres tan insignificantes a tu lado.
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Obscuras intenciones (+21)
Misteri / ThrillerEn un tranquilo y prestigiado vecindario de Boston, la llegada de los "Di Medici", familia italiana, traerá caos para Antonella y Andy. Andy uno de los mejores abogados del estado, exitoso, apuesto y de 30 años, queda impresionado por la belleza de...