Capítulo 6

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POV Allison Foster
 

No se en que momento había aceptado ser dependiente de un extraño, pero me encontraba firmando el documento de tutoría después de que el chófer del Sr. Walton fuera a la residencia de mi padre para recibir su firma. No se en que momento me había metido en esto, pero ya era tarde para arrepentirme, el Sr. Walton había agarrado el bolígrafo para firmar, pero antes de hacerlo levantó su mirada para verme un segundo y firmar.

No pude evitar sentir una opresión en mi pecho, ahora le pertenecía. Le pertenecía a él, a un completo desconocido con el cual debía compartir residencia a partir de hoy. Mi corazón latía muy rápido mientras caminaba por el pasillo del hospital detrás de él y su chófer, temía por mi vida, temía por mi libertad, ¿que se supone que debía hacer ahora?, ¿esperar sus instrucciones?. El no me había vuelto a dirigir la palabra desde que firmó ese maldito documento y actúaba como si era mi culpa. Ni siquiera había empezado a vivir con el y ya estaba haciendo mi vida miserable.

— Señorita Foster, mi chófer irá con usted a su departamento a recoger sus cosas—, me anunció el una vez que salimos del hospital.
—¿Y usted que hará?—, fue lo único que se me ocurrió decir, y me odie por eso.
—¿Yo?, Yo debo trabajar— dijo sin más para subirse a su auto y marcharse en su precioso auto.
—¿Tiene un Audi S8?— pregunté a la nada, mientras su chófer me miraba.
—Es un Audi—, volví a repetir mientras lo señalaba.
—Señorita Foster venga por aquí—, me decía el chófer ignorando mis preguntas.

Había ido a mi departamento para recoger las pocas cosas que tenia en el, en conclusión todo se podía resumir a una maleta, pero sin duda lo más importantes eras las pocas pastillas que me quedaban para tratar de sobrevivir estos días, aún no había planeado que haría, tendría visitas regulares para evaluar mi avance así que no podía simplemente drogarme, necesitaba hacer algo.

Baje mi maleta como pude por las escaleras del pequeño edificio, le pedí al chófer que se quedará a bajo a pesar de su insistencia por ayudarme, pero simplemente no quería que viera el desastre que tenía en ese lugar, ni tampoco podía encerrarme con un desconocido en un departamento, aunque técnicamente eso era lo que iba a hacer a partir de hoy.

El chófer del Sr. Walton me había dejado en la recepción del edificio el cual sería mi casa comenzando desde ahora, me había indicado el piso en cual vivía Sr. Walton y le había dado la orden al recepcionista de dejarme subir. Todo en este lugar parecía tan cabal que me aterraba. Había entrado al ascensor y había marcado el número de piso que me había dicho el chófer, no me gustaban los ascensores me daba la sensación de estar demasiado encerrada a tal punto de sentir desesperación y ahora viviría en un lugar donde había uno, debía decidir si subir por el ascensor o bajar diez pisos por las escaleras. En todo caso creo que no iba a salir mucho de este lugar, no tenia más lugares a los cual ir, y lo más probable era que el Sr. Davis de esta si me echará había faltado al trabajo en el día de hoy sin justificación, pero todo pensamiento se disipó cuando escuché las puertas del ascensor abrirse.

Salí rápidamente del ascensor con mi maleta dejándola a un lado mientras hecha a un vistazo por el lugar, me quedé extrañada cuando solo encontré dos puertas en todo el pasillo, en este piso solo vivían dos personas aparentemente.

No tenía llaves para abrir el departamento del Sr. Walton, ni le había dicho al chófer como podía acceder al interior de este, no tenía celular y no conocía a nadie aquí, así que mi única opción era esperarlo sentada aquí.

Habían pasado las horas lentamente y casi moría por aburricion, mi ojos ya me pesaban y está sumamente cansada. Pero escuché el sonido del ascensor sonar mientras se abría la puerta de este. El muy inútil caminaba a paso firme delante de mí, detestaba su seguridad.

—Señorita Foster, ¿debo preguntar qué hace sentada afuera del departamento?—, indagó él muy sereno.
—No tenía llaves para abrir—, confesé.
—¿Y se quedó todo el día hay?—, cuestionó.
—Ah, si—, le dije con obviedad mientras el suspiraba exageradamente.
—Parese. Y ese no es mi departamento, es aquel—, aclaró señalando la otra puerta en el pasillo.

El empezó a caminar dejándome atrás, arrastraba mi maleta como podía, para verlo abrir la puerta adentrándose al departamento, por un momento pensé huir, pero sería inútil. Así que no lo pensé más y entre.

Había quedado impactada por lo que mis ojos estaban viendo. Era horrible, todo el lugar era monocromático, y solo se podían distinguir cuatro colores si a eso se lo podía llamar color.

—Parece sorprendida Señorita Foster—, inquirió el mientras veía mi cara hecha un poema.
—No se mentir, así que si no me pregunta todo estará bien—, aseguré mientras empezaba a mirar algunos detalles del lugar.
—Es muy directa para alguien que es...—, pero él se detuvo hasta hay.
—¿Que es...?, ¿Psicoindependiente? ¿O más bien adicta?—, expresé sin más, algo molesta.
—No. No me refería a....—, pero sus palabras quedaron hay cuando lo interrumpí bruscamente.
—¿Cual será mi habitación?—, pregunté.
—La segunda después de entrar por ese pasillo—, me señaló.
—Gracias, hasta mañana—, expresé para tomar mi maleta e irme rápidamente.
—Su cena....—, me gritó el antes de que desapareciera del lugar.
—No quiero nada—, respondí antes de perderme por el pasillo que conducía a la habitación.

En realidad me moría de hambre, pero simplemente no podía verle la cara, había algo de el que me resulta terriblemente molesto, quizás era su forma de ejercer el control de todo a su alrededor o su personalidad algo excéntrica, pero la verdad es que era intimidante. Y ahora yo moriría de hambre por causa de el. 

Cuando abrí la puerta de la habitación no esperaba menos <<gris>>, al paso que voy sera el único color que mis retinas reconozcan, pero la habitación era bonita y espaciosa, tenía una cama amplia con sábanas sumamente blancas, dos mesas de noche con sus lámparas, un clóset el cual mañana organizaría para poner mis cosas, y lo que vi a continuación si que me dejó impresionada, el baño era sumamente interesante en buena palabra, tenía una hermosa tina, que era la cosa que más amaba, poder meterme en ella y pasar un buen rato, tenía una bañera con su regadera en cristal y un gran espejo con lavamanos, está sin duda sera el lugar favorito mío en todo el departamento.

Pero tendría que esperar a mañana para probar la tina, ahora solo podía darme una ducha rápida y acostarme a dormir, talvez el día de mañana no fuera tan deprimente como el de hoy.

Nota de la autora:
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