Capítulo 16

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POV Allison Foster

Erick luego de confesarme que le gustaba se encerró en su oficina y no salió más. Pero yo había prometido hacer la cena esta noche y lo haría, pedí a domicilio algunos ingredientes que hacían faltan para preparar la lasagna, quería informarle que había decidido dejar de utilizar alucinógeno y que en esta etapa no sabía qué hacer.

Había preparado la mesa y me debatía entre buscar o no buscar a Erick, pero me sentí más tranquila cuando este apareció tomando asiento en frente de mí.

Comimos silenciosamente, y aunque a veces sentía la mirada de Erick encima de mi quemándome, trataba de ignorarlo.

—Esta deliciosa—, expresó él.
—Quiero dejar de utilizar estupefacientes—solté sin más.

Erick había dejado su tenedor a un lado para mirarme detenidamente, me removí en mi asiento algo nerviosa, no quería que me juzgara, ni tampoco que me preguntara el motivo, ya que yo misma lo desconocía.

—Es una excelente decisión Allison—, respondió ilusionado, lo podía notar en sus ojos.
—Pero no sé qué se supone que debo hacer ahora— expresé sinceramente.
—Mañana me contactare con la representante de rehabilitación para que me envié la lista de tus medicamentos y me asesore en todo el proceso—, contestó.
 

POV Erick Walton

Escuchar a Allison decir que quería dejar la adicción era un gran logro para mí, pero el peor de los retos, no sé si haberle confesado que me gustaba influiría en su futura recuperación, aunque solo le había dicho que me gustaba no era como si le hubiera dicho que la amaba, era un sentimiento que llevaba años sin sentir por ninguna mujer.

Pero ¿qué podía yo ofrecerle a ella?, ni siquiera sabía que clase de relación ella deseaba, mi última novia fue en secundaria, después de ahí solo había tenido puro encuentros casuales con putas y mujeres que se ofrecían a arreglarme la noche. Como le pedía a ella que solo se acueste conmigo cuando está claro que ella merece más.

Tampoco ella me ha confesado sentir algo similar, solo se había quedado sentada hay sin emitir palabra alguna, mientras yo me escuchaba como un niñato confesando mis sentimientos. No sé si hice bien al haberle confesado que me gustaba, pero si no se lo decía en ese momento seguiría pensando que la ayudo por compasión.

A la mañana siguiente intenté comunicarme con la representante de Allison, pero no era un día laborable así que debía esperar al día siguiente y así lo hice. La representante me había enviado un plan de recuperación ya que la drogas se debía tratar como cualquier otra enfermedad crónica, una persona no puede simplemente dejar de consumir drogas unos pocos días y curarse.

Después de leer e interpretar el plan de recuperación de Allison había tomado algunas decisiones que debía comunicarle antes de iniciar este proceso así que la cite en la oficina de mi departamento para hablar con ella.

—¿Necesitas hablar conmigo? —, preguntaba Allison mientras asomaba la cabeza por la puerta.
—Entra, toma asiento—, le indiqué.

La vi caminar insegura hasta sentarse delante de mí, en ese momento odié haberle dicho que me gustaba.

—Tuve una video llamada con la Sra. Osler, tu representante me enviado un plan de recuperación domiciliaria, así como el listado de medicamentos que vas a necesitar, las fechas para tus secciones psicológicas y el grupo de apoyo al cual te integraras después de las primeras dos semanas después de haber superado la segunda etapa—, le informé.
—¿Ah la segunda etapa? —, averiguó.
—No es importante ahora, la primera etapa es la desintoxicación y ya que se te ha prohibido hacerlo a través de fármacos tengo un listado de tu dieta y algunas vitaminas que Hugo traerá más tardes, he decidió contratar un personal mientras superas esto. — expliqué
—¿Un personal? —, indagó Allison.
—Trabajare en casa mientras superas la desintoxicación física y la abstinencia así que necesitare un personal, tanto para la limpieza como para preparar la comida y sobre todo por tu estricta dieta, así como una enfermera—, manifesté.
—Erick, es demasiado, no necesito una enfermera, si quieres un personal para la limpieza y para la cocina esta bien, pero tampoco debes de quedarte aquí por mi— discutió mientras se ponía de pies.
—No lo hago solo por ti, necesito unas vacaciones, aunque sean en mi departamento—, manifesté.
—por favor, no me conviertas en tu caridad—, expresó Allison con desdén.

Esta palabra empezaba a odiarla, me puse en pies rodeando mi escritorio hasta colocarme en frente de ella, Allison descolocaba todo en mí.

—Si vuelvo a escuchar la palabra caridad salir de tu boca, hare que no puedas levantarte de tu cama en una semana—, sentencié sin dejar de mirarla.

Allison no despego sus ojos de mi después de esto, lo había dicho para asustarla, pero si ella aceptara con gusto cumpliría mi amenaza, odiaba que llamara a todo lo que hago <<caridad>>, porque todo esto estaba muy lejos de serlo. Caridad es lo último que sentiría un hombre por la mujer que le atrae y Allison no solo me atraía era ver mi propia satisfacción caminar por mi departamento sin poder tocarla, era como catar el vino más exquisito solo con la vista y el olfato sin poder degustarlo, y ya empezaba a asustarme.

La necesitaba en mi cama, pero sabía que si lo intentaba podía perjudicar su decisión de dejar las drogas, debía de mantener mi verga dentro de mis pantalones por el momento, aunque tuviera que satisfacerme con otras, si era que podía lograrlo.

—Desistiré de la enferma, pero a partir de mañana vendrán la persona encargada del aseo temporal del departamento y la cocinera. Te pido que no entables ninguna relación con ellas y no respondas ninguna pregunta personal sobre ti o sobre mí. Han firmado un contrato de confidencialidad de todos modos—, informé alejándome de ella varios pasos.

—Entiendo que te avergüences de mi—, susurró ella.
—Créeme que no conoces a la prensa, son unos buitres carroñeros buscando entre mis sobras a ver que encuentran para desacreditarme y no solo ellos, también la competencia, no somos los únicos que tenemos una firma de construcción en este país, pero si somos los únicos posicionado a nivel mundial como una de las empresas mas seguras y sustentables para la construcción—, le explique mientras abría la puerta de la oficina para que se marchara.

Ver su cara era un poema en este momento.

—¿Me estas echando? —, chilló.
—Es mi oficina—, sentencié.
—No te echo de mi habitación cuando te apareces. —
—Porque es mi departamento—, respondí con obviedad.

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