Capítulo 36

1.7K 162 1
                                    

POV Erick Walton 

—¿De verdad debes irte de viaje? —, indagaba Allison mientras organizaba mi equipaje.
—Si, solo serán dos semanas. Pero debo de dar las ultimas instrucciones antes de la inauguración del hotel. ¿Por qué no me acompañas?, Florida es soleado, y necesitas algo de sol—, le dije besando su cuello.
—No puedo, te acompañaré para la inauguración, ahora debo prepararme para mi audición. ¿Pere te empacare un traje de baño? —, bromeó.
—No iré de vacaciones, voy por trabajo—, aseguré.
—¿Debo estar celosa? —, expuso Allison mirándome.
—Creo que sí, debería estarlo, de hecho, debería ir conmigo y así asegurarte de que ninguna mujer se me acerque—, manifesté mientras le daba una nalgada.
—Oye—refunfuñó.
—extrañaré tu trasero—, suspiré.
—¿Es lo único que extrañarás? —, indagó Allison.
—También tu comida—, dije divertido.
—Erick—, recriminó Allison dolida.

Me acerque a ella para quitarle una de mis corbatas que tenía en sus manos y obligarla a abrazarme.

—extrañaré todo de ti—, confesé robándole un beso.
—Tu olor, tus besos, tus caricias, tus risas, todo—, enumeré besándola nuevamente.

Tumbe a Allison en mi cama a un lado de mi equipaje para besarla, hacer el amor con ella se había transformado en mi pasatiempo favorito, pero detuvo mi mano antes de llegar a su coño.

—Debo de terminar de organizar tu equipaje—, señaló.
—Olvida el maldito equipaje, que lo haga la ama de llaves—, gruñí, volviendo a meter mi mano entre sus bragas.
—No, lo quiero hacer yo—, expresó mientras gemía.
—¿Segura que aun quieres hacerlo tu? —, le susurré con mi voz ronca por el deseo de tenerla debajo de mí. Verla a si por mí era como mi sildenafilo.

Hicimos el amor, necesitaba hacerlo, estaría dos semanas lejos de ella, aun no me acostumbraba a depender de alguien, pero el sentimiento que sentía en estos momentos era inexplicable. 

Se había levantado temprano para despedirse de mí.

—Te extrañaré. Te amo—, expresó. Sentí mi corazón vibrar al escuchar estas dos últimas palabras. 
—Yo también te extrañaré, vuelve a la cama—, ordené dándole un beso en la frente para marcharme.

Los primeros días en Florida habían sido totalmente agotador para mí, el hotel estaba preparado para empezar con el proceso de reclutamiento del personal para iniciar con el funcionamiento de sus operaciones antes de la inauguración. Mi padre y yo teníamos varias reuniones con nuestros socios y hasta ahora todo marchaba bien en la empresa Walton & Walton.

había transcurrido una semana desde que estaba en Sarasota y mientras conversaba con mi madre no entendía porque Meave caminaba hacia nosotros.

—Buenas tardes Sr. Harris—, saludé al padre de Meave.
—Señorita Harris—, extendí mi mano cordialmente.
—Sra. Yelena que placer vela—, anunció Meave abrazando a mi madre.
—Hola cariño—, respondió dulcemente mi madre.
—Sra. Yelena, que gusto verla de nuevo, desde la última vez, fue una cena amena. Lo que no tengo claro es ¿porque sus hijos no nos acompañaron? —, decía el Sr. Harris.
—Disculpe Sr. Harris, tenía un asunto que no podía posponer—, respondí mirando a mi madre.
—iré por mi esposo, así almorzamos todos—, anunciaba Yelena para buscar a su esposo.
—Disculpe Sr. Walton, también iré por mi esposa, por favor adelántense—, se excusaba Sr. Harris.

Pensé que el destino en este momento debía odiarme. Me había quedado solo con Meave y era el ambiente más tenso que jamás haya vivido.

—Solicite unos días de permiso en la empresa—, anunció Meave.
—Espero que tú ausencia en la empresa no afecte el proyecto de Frank—, sentencie.
—No, dejé todo organizado, debo acompañar a mi padre, es parte de los socios del hotel, yo vengo como su representante, me interesa conocer su inversión—, informó ella.
—Entiendo—, respondí no muy convencido.

Estaban todos reunidos en unos de los restaurantes del hotel que estaba en funcionamiento para el alto mando directivo y los socios del hotel. Todos hablaban animados, pero este no era mi ambiente. Ver a Meave conversar con mis padres me irritaba.

—Este almuerzo merece una foto, quizás en mucho tiempo no volvamos a estar así—, propuso la Sra. Harris haciéndole seña a unos de los camareros para que tomara una foto.

Todos posamos para la foto y sentí a Meave acercarse a mi considerablemente para posar a mi lado. No quiera tener inconvenientes con ella, pero su actitud empezaba a desagradarme.

Luego de un día lleno de reuniones lo único que quería era irme a mi cama. Entre a mi habitación y rápidamente me fui a la ducha para darme un baño, deseaba volver a Rochester y si debía adelantar algunas cosas la haría, extrañaba a Allison. Pero unas manos recorrieron mi cuerpo mientras estaba en la ducha, cerré rápidamente el grifo para darme la vuelta y encontrar a Meave desnuda frente a mí.

Tome bruscamente a Meave por el brazo para sacarla del baño, buscando una toalla para cubrirme, tirándole una a ella.

—¿Que diablo haces aquí? —, grité furioso. Meave dejó caer la toalla nuevamente frente a mi quedando desnuda.
—Se que intentas jugar al novio fiel, pero ambos sabemos que necesitas esto, necesita acostarte con mujeres diferentes, no te conformas con ver a la misma mujer en tu cama—, exclamó Meave.
—Cúbrete—, ordené. Ella tomó la toalla obedeciendo me para cubrirse mientras sonreía.
—Quiero que salgas de esta habitación ahora, y deja la tarjeta de acceso con la cual entraste, hoy lograste que una recepcionista se quedará sin empleo—, amenacé.
—¿Que tiene la estúpida drogadicta que yo no tenga? —, grito Meave tirando unas de las lámparas al piso.

Camine hasta ella para tomarla del brazo y sacarla de mi habitación, tome sus ropas y se las di, pero lo que nunca imagine fue encontrar a mi madre saliendo de su habitación.

—Meave—, susurró mi madre algo apagada.
—Sra. Yelena, disculpe mis fachas—, se disculpó Meave.
—Mama—, expresé.

Pero mi madre se dio la vuelta para marcharse. Mire a Meave con rencor para cerrar la puerta y dejarla hay parada.

A la mañana siguiente llame a Allison. Encendí mi laptop para verificar las cámaras de mi departamento, Allison estaba en la cocina en bragas y sostén mientras se preparaba su desayuno.

Después de varios tonos escuché su voz en la línea.

—Buenos días nena—, saludé.
—¿Nena?, ese es tu nuevo apodo para mí—, dijo juguetona
—¿No te gusta? —, pregunté indignado.
—No lo sé, no es del estilo del Sr. Walton—, confesó ella.
—¿Y cuál sería más de mi estilo señorita Foster? —, indagué.
—Amor—, anunció ella.
—¿Amor? —, repetí sonriendo.
—¿Quieres que te llame amor? —, le pregunté.
—Ah, es mucho, entonces puede ser...—, decía nerviosa.
—Amor está perfecto Allison—, confesé para escucharla y ver reír.
—Me gusta tu braga. ¿Es nueva? —, dije divertido.
—¿Que? —, preguntó Allison confundida.
—Pero te verías mejor sin ellas—, manifesté.
—¿Qué?, Eres maldito pervertido de mierda. ¿¡Erick dónde está la cámara!?—, gritaba del otro lado de línea mientras la veía buscar la cámara por todos lados.
—No deberías andar así por el departamento, mi asesor de vigilancia pudiera ver algunas grabaciones tuyas, ahora tendré que borrar el historial de grabaciones—, bromeé.
—Eres un maldito—, me gritó Allison.
—Cuando llegue a Rochester lo primero que haré es follarme esa boca que tienes, así quedarás con las ganas de volverme a decir maldito, meteré mi verga en tu boca hasta que me corra en ella Allison—, amenacé.
—Y deja de andar en ropa interior por el departamento—, ordené.
—¿O si no qué? —, retó ella.
—Allison—, amenacé, pero era inútil había colgado.

Sálvame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora