1. Diluvio

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" Y he aquí, que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá."
Génesis 6:17.

La mañana de ese día se veía bastante igual que todos los días. El sol se asomaba por la ventana y dejaba su rastro por toda la habitación de Félix. La luz se presentaba cómo la única cosa diferente de la escena; la cama, el escritorio, la ropa tirada y los restos de algunas golosinas se mantenían intactas, como todas las mañanas y como siempre.

Félix pudo sentir los rayos de sol iluminar su rostro, lo cual hizo que despertara de sus pensamientos. Se sentó con lentitud en su cama. Suspiro siendo espectador de la habitación.

"Tengo que apresurarme para llegar rápido a la escuela" Pensó.Y con una fuerza que pareciera no era suya se levantó de su cama y comenzó a preparar su mochila para el día.
Una ola de pensamientos intentaron abrumarlo mientras terminaba de vestir ese suéter holgado que era su favorito. Admiró el azul de la prenda y la comodidad que le brindaba para después volver a su rutina automática de preparación para la escuela.

"Al llegar, tengo que sacar mi libro del casillero. Tengo que recordar ir al salón 7 para ver mi calificación de álgebra. Ah si, necesito revisar mi calificación general. ¿Será que logro librarme de los proyectos para subir promedio?"

La ola de recordatorios diarios lo siguieron hasta bajando las escaleras

- Mi niño hermoso, ¿No llegas tarde verdad?- le pregunto con un tono de voz muy particular, despertándolo de sus pensamientos.

-No, mamá.- Contestó el hijo bajando los últimos escalones.

- Perfecto. Recuerda que hoy tenemos la cena con tus tíos, hace mucho que no coincidimos.- La mamá le comento alegremente. -Si tienes deberes que hacer tendrás que hacerlos con tiempo para poder recibirlos.-

- Emocionante. No lo olvidaré y estaré aquí.- Respondió Félix sin ninguna expresión mientas se despedía con un gesto de su madre y se retiraba del hogar.

-¡Te espero entonces, hijo mio!- Su madre le gritó desde el pasillo de la entrada.
Felix solo suspiro, cerro la puerta y se dispuso a empezar su camino hacia su escuela, repitiendo una y otra vez su lista mental de cosas por hacer durante el día.

"Agh" pensó con disgusto. "Y finalizamos el día con la cena familiar, cómo si fuera poco."

Felix tenía tantas cosas que cumplir que fácilmente se abrumaba cuando tenía que cumplir con aún más cosas. No es para tomarlo a mal, el chico si disfrutaba del tiempo con su familia, sin embargo cuando cargaba mentalmente con muchas cosas terminaba haciendo las demás por obligación. Y también para no molestar a su madre. Nunca le había gustado la idea de decepcionar a su madre, con sólo pensarlo temblaba. Suspiró, no le quedaba otra opción.



Cuando menos se dió cuenta ya había llegado a su preparatoria.
El día se mantenía igual que siempre, las mismas clases, mismos maestros y mismos comentarios. Félix guardaba sus libros en su casillero.

-LIXIE!- escucho a alguien gritar desde el inicio del pasillo, y se dió cuenta que era su amiga Nayeon.

-Hola Nay.- Le respondió una vez que su amiga estuviera a un lado.

- Te estuve buscando por toda la escuela. ¿Dónde estabas? Bueno, eso no importa. -

-Si bueno, estaba en clases.-

- ¡Ya lo sé! ¿En dónde más ibas a estar, si nunca haces nada más?-

Felix hizo como si no hubiera escuchado a su amiga sacando el último libro que necesitaba de su casillero.

El alma que te pertenece (hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora