Chloé, Átnes y Lámber aparecieron en frente del castillo destrozado de Ahrimán. Hacía una semana de que no sabían absolutamente nada de Azra y comenzaban a preocuparse. Cuando Átnes le dijo a Destiny que Azra había ido sola a ver a alguien que conocía su nombre, ella no paró de gritarle injurios por más de dos horas. ¿Cómo había sido tan descuidada? Podía ser cualquiera y si sabía su nombre, quién sabe qué le habría hecho y con qué fines.
Las tres rebuscaron por todo el sitio pero no encontraron nada, era como si jamás hubiesen estado ahí, hasta que Lámber regresó con una pluma blanca en su mano. Las tres la analizaron y sin dudas, era la de un Irin. Pero los Irins no podían pisar la tierra y rara vez habían bajado al Mar sin Fin. Además, ¿por qué un Irin empalaría a veinte vampiros? No tenía lógica.
—¿Crees que se la haya llevado?
—Si sabía su nombre, puede haber hecho con ella lo que quiera —respondió Destiny.
—Pero cómo lo sabría, ella sabe que no debe decirle a nadie.
—¿En serio crees que Azra le diría su nombre a algún vivo luego de estar cien años encerrada? —Chloé reprendió a Lámber por siquiera pensar algo así—. Aquí hay algo más.
—Podría ser alguno de los secuaces de Hécate, una de las antiguas parcas.
—Ella no tocaría a sus preciados vampiros, tendría problemas con Anagashi Kohem. Además, según tengo entendido, Hades le quitó la potestad de doblegar a Azra a cualquiera que supiera su nombre por medio de Hécate. Así que todos ellos quedan descartados.
Destiny pensó por un rato, mirando la pluma blanca y fue como si de repente todo tuviera sentido, recordó que había una familia de ángeles negros cuya hija era mitad irin y cuyos descendientes habían heredado la característica. Sabía que de ellos solo quedaba uno vivo y con alas, pero la respuesta solo era peor.
—Nadie puede saber que Azra desapareció —dijo de inmediato Chloé y las otras dos la miraron intrigadas—. Quien la secuestró es ese chico que salvó hace veinte años.
—¿El pelirrojo? —Átnes estaba estupefacta—. Si Hades lo supiera, la encerraría de nuevo...
—Por eso no puede saberlo.
—¿En serio crees que Azra fue secuestrada? Quizá se fue con él.
—Ella no lo haría, no en estas circunstancias.
Átnes parecía creerle a Destiny, pero Lámber no estaba tan convencida, sin embargo, las tres aceptaron guardar el secreto y buscar a Azra lo más rápido posible. Chloé se encargaría de ello mientras las demás continuaban con el trabajo para que nadie se diera cuenta. Ella sabía a dónde tenía que ir, solo se preguntaba si tendría valor. En Àes Sidhe no solo podía estar Khan, sino Eidrien y Charles... Se preguntaba si aún tendría el hilo del destino atándolos, si aún él podría sentir su olor. Llevaba tiempo preguntándose cuál, porque según tenía entendido, ellos no olían a nada.
Se esfumó y volvió a aparecer cerca de los límites de Áes Sidhe. El lugar seguía siendo muy parecido a lo que era antes, solo que la división entre él y Tarendiel era inexistente, los ríos de lava azul corrían en todas direcciones y no había una sola alma perdida a kilómetros a la redonda. Logró vislumbrar el castillo y, cerca de él, El Ruby. Frunció el ceño porque no creyó que ese barco se hubiese salvado, sin embargo, tenía sentido, así habían salvado a más criaturas mágicas.
Apareció sobre la cubierta con cautela e hizo que se revelasen los hilos dorados del destino, notó que dentro solo habían dos personas y que ninguno era Charles. Eso la hizo sentir aliviada, así podría entrar sin problemas. Se movió por los pasillos del Ruby, aún conservaba el mismo estado de hacía veinte años, aunque se sentía desolado. Llegó hasta la sala de control, uno de los hilos la guió hasta allí, y se encontró con una chica de cabellos castaños y rizos, con la piel morena. Supo al instante que era Anagashi Akane, la pequeña mitad vampiro, mitad ángel negro y mitad bruja. Negó con la cabeza, no entendía cómo podían existir mezclas tan extrañas.
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War of Hearts (Dark Angel IX)
FantasyLas almas perdidas gobiernan... La prisión mágica es un completo caos... Solo algunos han sobrevivido... Solo pocos reinos siguen en pie... La línea entre la Vida y la Muerte se ha vuelto invisible... Solo hay algo a lo que...