Capítulo XXII

169 43 38
                                    

        Eidrien llevaba más de un siglo navegando el Mar sin Fin y cuando mucho se habían enfrentado a criaturas que sin querer chocaron con el casco del Ruby, o a flotas de vampiros. Sabía que en esas aguas había mucho más, pero ellos no les interesaban a criaturas cómo demonios... Jamás pensó que el hecho de que Khan estuviera ahí cambiaba las cosas. A veces olvidaba que era humano.

          Lo que sea que hubiera fuera tenía suficiente poder como para apagar el Ruby, suficiente como para tambalearlo y posiblemente, hacerlo pedazos. Sin energía el barco no era más que un bonito ataúd si no encontraban una manera de acabar con el demonio.

           Azra volvió en ese instante, había ido a dejar a Khan en su camarote, ya curado. Su capa roja brillaba tenuemente bajo la luz de las llamas creadas por Zéphyrin.

            —Es un demonio, mi magia es inútil contra él —dijo y miró a Destiny al otro lado de la sala—. La nuestra. Incluido el fuego de Hades. No le haremos ni cosquillas, no tenemos cómo defendernos.

            —Los demonios que enfrentamos siempre huían con el sol, pero estamos en una noche eterna —dijo Allaric, sentado desde uno de los asientos de mando—. ¿Saben de qué tipo es?

            —Una viuda—respondió Destiny, ella también habían enfrentado demonios cuando navegaba con el Conde—. Normalmente no están en el medio del mar. Estamos en su telaraña.

           El barco se tambaleó aún más fuerte y oyeron un alarido.

             —No puede vernos —continuó Destiny—, solo oler a Khan. Por eso a pesar de nuestras barreras y de que éramos invisibles nos encontró. Y es... Mucho más grande de lo que normalmente son en sus hábitats.

            Azra caminó por el lugar, estaba desesperada. Era un contratiempo que no tenían en los planes y no podían tardar en decidir qué hacer, porque destruiría el barco con tal de llegar a Khan.

           —El mar de sangre y la noche eterna debe haber hecho más fuertes a los demonios que habitan el Mar sin Fin, quiere decir que este no será el primero que nos encontremos.

            —Creo que tengo la solución —Pica, volvió dando algunos traspiés, iluminada por una pequeña llama verde. Traía un grimorio en sus manos, abierto—. Hay un conjuro que los envía directo al abismo de donde vinieron, solo que... Es un hechizo que lleva tiempo. Necesitaré que le distraigan. Si lo logro, puede que no nos volvamos a enfrentar a otro demonio hasta el fin del viaje.

          —¿Cuánta distracción necesitas? —preguntó Eidrien.

          —Una hora, mínimo.

          Eidrien miró a Azra, en busca de su aprobación y ella asintió, Destiny también, ellas tenían el poder suficiente para entretenerlo. Y ya estaban muertas.

           —Todos deben quedarse aquí, Eidrien, en sus puestos para salir de aquí en cuanto se restablezca la electricidad y Pica acabe el conjuro. Quiero este barco volando, ¿entendido?

          Todos asintieron y Azra junto a Destiny desaparecieron y aparecieron en el nido del mástil más alto. Había miles de telarañas sujetas al barco que iban desde el mar hasta atravesar las nubes rojizas del cielo y un gran arácnido rondándoles, su caminar hacía temblar las telas y por ende, el Ruby. Tenía cuerpo de araña pero la parte delantera era una extraña mujer de cabellos negros largos, que cambiaban a rojo en las puntas. Tenía muchos ojos y grandes mandíbulas de araña saliendo de su boca.

       Destiny sintió su estómago revolverse cuando volvió a verla, esta vez estaba mucho más cerca. Y cayó sobre sus rodillas. ¿Por qué se le revolvió el estómago? Su cuerpo no podía tener ese tipo de reacciones, estaba muerta.

War of Hearts (Dark Angel IX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora