La Princesa | I.A.G.S

Capitulo 3.

El Álamo, Sinaloa. México.
Abril 03, 12:24 p.m.
Camila 'La Princesa' Zambada.

Iván y los otros salieron de la casa, y el Chino y yo nos encaminamos al despacho de mi papá para que nos explicara por qué Iván dijo que nos veríamos mañana. Ya me imagino de que se trata todo, pendeja no soy, pero quiero que me lo confirmen.

Llegamos al despacho y sin tocar abrí la puerta.

— Dime que no hiciste lo que estoy pensando — puse mis malos sobre el escritorio y encare a mi papá, quién estaba sentado al frente de éste.

— Cálmate, Camila — dijo — Yo se lo que hago.

— Apá, solo quiero quiero evitar que se vuelva a poner mal como la última vez, acuérdese de que ya casi se nos iba pal' otro mundo de los corajes que paso, no quiero que nos vuelva a dar otro susto como esos.

Cuando se discutió el mando del cartel, como antes ya se mencionó, cada que los Guzmán y los Zambada se topaban en algún punto de Culiacán era casi seguro de que iba a haber plomo en medio, y eso hizo que en varios momentos de esos agarrones, mi papá se sientiera mal, varias veces estuvo al borde de que le diera un infarto.

— Se quedaron las cosas claras — dijo Vicente — si se sigue todo al pie de la letra no va a volver a pasar.

— Vicente, si mal no recuerdo tu tampoco estabas muy feliz de que los Chapitos volvieran a poner un pie aquí — le recordé.

— No lo estaba, no lo voy a negar, pero después de escuchar lo que dijeron creo que es mejor que son volvamos a unir.

— De que hablas? — pregunté.

— Pendeja no eres, Camila — dijo mi papá — Ya estás más metida en el negocio de lo que nos gustaría, te debiste de haber dado cuenta de que los compradores han estado cambiando de proveedor, y eso no nos conviene a nadie, si las cosas siguen así es cuestión de tiempo pa' que todos se nos volteen.

Tenía razón, debido a las peleas estúpidas que han estado habiendo, los socios ya no tienen la misma confianza de antes.

— Además, ellos por su lado ya consiguieron más territorio, varias plazas que antes no nos pertenecían ahora ya están bajo su mando, si nos juntamos, nosotros vamos a gozar de ese territorio que también estaría bajo nuestro mando — continuo Vicente.

— No me gusta aceptarlo — dije mientras me cruzaba de brazos — pero creo que tienen razón.

— Camila, lo que hacemos no es por gusto, en este jale o te aclimatas o te chingas, no hay de otra — dijo Vicente.

— Chino, diles a todos los plebes que mañana los quiero sin falta a las meras 12 del medio día enfrente de la caballerizas, la Gente Nueva va a venir y los queremos juntos pa' decirles cómo van a quedar las cosas — ordenó mi papá

El Chino no entro al despacho, pero al dejar yo la puerta abierta se veía bien claro que estaba afuera esperando que alguien hiciera algún movimiento.

— Como diga, patrón.

A pesar de ser muy amigo de la familia en cuestiones de trabajo siempre se mantiene bien puesto en el renglón. Aunque pasemos un buen rato juntos como familia a la hora de accionar sigue siendo un encapuchado más.

— Como se supone que quedaron más cosas? — pregunté.

— El mando quedara dividido — dijo mi papá.

— Pero..

— No está en discusión — me interrumpió —  los Guzmán tendrán tanto poder como nosotros de dar órdenes aquí.