Capitulo 14.

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Iván Archivado Guzmán.

— Cami, si tú jefe se da cuenta va a valer madre esto.

— Vale madre, Iván, te quiero, me quieres ¿Que pinches importa lo que digan los demás?

Estás segura de esto?

— Si, mi Archi, vámonos muy lejos solo tú y yo — Camila se acercó a mi y paso sus brazos sobre mis hombros, miro mis ojos y lentamente bajo la vista hasta mis labios y justo cuando estaba apunto de besarme un disparo hizo eco en el lugar.

De repente un convoy de trocas comenzó a rodearnos, lo que ocasionó que la tierra comenzar a levantarse dificultando la vista alrededor de nosotros.

— Pero qué vergas? — pregunte más para mí mismo que para otra persona.

Solté a Camila y la puse atrás de mi queriéndola proteger con mi cuerpo, cosa que no iba a funcionar mucho ya que para ese entonces estábamos totalmente rodeados.

Tomé la pistola que siempre traigo conmigo, le quite el seguro y comenzé a apuntar para todos lados, sentía como el miedo comenzaba a nacer en mi, y no por mi, sino por lo que le pudieran hacer a Camila. No estaba seguro de quienes eran esas personas pero definitivamente no estaban de nuestro lado.

— Iván! — grito Camila al momento que sentí que se separó de mi lado.

Rápidamente voltee a ver lo que pasaba y vi como un hombre la llevaba cargada en el hombro, quise seguirlos pero un jalón en mi camisa lo impidió, voltee a ver quién era y ví a un encapuchado apuntándome a la cabeza, alce mi arma para apuntarlo de regreso pero un disparo que llegó de un lado de donde nos encontrábamos me dio justamente en la mano haciendo que soltara la pistola y la sangre comenzará a salir a chorros. Grité a causa del dolor y apreté la mano herida con la mano que tenía sana, la pegue a mi abdomen queriendo contener el dolor. Segundos después se escuchó otro disparo, pero afortunadamente ese no me pego, cuando alce la vista para ver quién era el responsable de tirar esos disparos vi a Don Mayo caminando hacia mi.

El dolor creciente en mi mano y la incredulidad de saber que El Mayo Zambada era el que estaba atrás de todo esto hizo que me pusiera de rodillas en el piso, segundos después voltee a mi alrededor y ya tenía más de 20 cabrones a mi alrededor apuntándome.

— Iván!— escuché gritar a lo lejos.

— Te lo advertí, Iván. Te dije que si te acercabas a mi princesa te ibas a arrepentir — dijo don Mayo al llegar enfrente de mi. Also su pistola y la pego a mi frente.

— Yo a Camila la amo.

— Iván! — volví a escuchar pero está vez más cerca de dónde estaba.

— Últimas palabras, Iván.

La sonrisa de Camila llegó a mi mente y sin querer su nombre salió de mis labios.

— Iván! — esta vez escuché que gritaron mi nombre muy, muy cerca de mi, quise voltear pero justo en ese momento se escuchó un disparo y todo se puso negro.

Abrí los ojos y me senté en la cama agitado.

— Ora tu, que vergas? — dijo Ovidio confundido parado a un lado de la cama — Que traes?.

Voltee a mi al rededor y vi el cuarto perfectamente ordenado, baje mi vista a mis manos y las vi en perfectas condiciones. Y hasta entonces pude entender que solo había sido un sueño.

— Nada, carnal. — respondí y me deje caer otra vez, cuidando no hacer movimientos muy bruscos con el brazo que traía mal. Pase mi mano por mi frente y la sentí mojada a causa del sudor, despegue el cabello que tenía pegado a mi frente por la humedad de ella y lo hice para atrás de mi cabeza.

La Princesa | I.A.G.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora