Capitulo 9.

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El Álamo, Sinaloa. México.
Abril, 12. 07:02 p.m.
Camila Zambada.

Ya paso una semana desde mi cumpleaños y yo estaba en mi cuarto, tenía la vista fija en el ramo de rosas ya algo marchitas que descansaba sobre el mueble frente a mi cama, la cabeza me seguía dando vueltas en esa noche.

Fue raro volver a estar tan cerca de Iván después de tantos años, pero si soy sincera no me desagrado del todo.

De alguna forma u otra lo sentí muy sincero al cantar esa canción en mi oído.

'- No es nada más que la verdad'. Resonó en mi cabeza.

Tal vez era el alcohol que había ingerido lo que hizo que esas palabras movieran tanto en mi. Pero en el fondo sabía que estaba tomando eso solo como una excusa, al parecer sigo teniendo un sentimiento por Iván.

Estaba metida en mis pensamientos cuando Serafín entro bastante alterado a mi cuarto.

- Camila, le pusieron un 4 a Vicente.

- ¿Qué?, ¿Dónde?.

- Fue a ver a unos vatos que estaban interesados en hacer negocios con el cartel, pero al parecer todo fue una trampa.

- Quién te aviso? - me puse de pie.

- El Chino me alcanzó a avisar por el radio, pero ya no contesta, ni él ni Vicente.

- Puta madre!.

- Los Chapitos ya van al lugar donde se iban a ver Vicente y aquellos pendejos, yo ya me voy a lanzar pa' allá, ocupo que estés atenta al radio pa' cualquier pedo te lances para allá con más gente - me acerqué y le di la bendición.

- Con mucho cuidado, Serafín, cualquier cosa me dices.

- No te apures - me dio un beso en la frente - Deja voy, estate al pendiente - asentí y salió de mi cuarto.

Nunca voy a acostumbrarme a qué la vida de las personas que más quiero este en constante riesgo, cada que pasa algo así los nervios y el miedo se apoderan de mi, pero a la fuerza aprendí que el miedo en nada me va a ayudar, cuando las personas se dejan apoderar de él no sirven de nada y en este estilo de vida son las primeras que caen.

En cuanto Serafín salió de mi cuarto corrí a ponerme mi equipo táctico, debo de estar preparada para cualquier cosa.

Lo primero que hice fue agarrarme el cabello en una coleta baja para que no me estorbara, me puse unas botas, después me puse una piernera en cada muslo, una estaba hecha para poner dos cargadores y en la otra iba un arma.

Acto seguido puse sobre mi cintura un cinturón en el cual cargaba una linterna, una navaja, esposas, una pistola de electro shock y un par de cargadores.

Después me coloque el chaleco antibalas, éste al frente tenía unas pequeñas bolsas donde podía meter más balas, uno nunca sabe cuándo se pueden necesitar más. Sobre el pecho, en un costado había un lugar especial donde podía poner el radio, así que ahí lo puse.

Me puse unos guantes especiales para proteger mis nudillos y muñecas, después abrí el cajón donde tenía guardadas mis armas y agarré una 9mm y una 5.7, puse una en el cinturón y otra en la piernera, agarre cargadores para ambas pistolas. Tomé mi capucha, me la puse y la dejé sobre mi cuello.

Después agarre mi AK-47 y salí de mi cuarto con rumbo a preparar a la gente.

- Phoenix! - grite cuando salí de la casa - donde chingados se metió el Phoenix?!

- Se fue con el Sera, patrona.

- El 20 donde está?.

- Acá estoy, Princesa - dijo llegando a mi.

La Princesa | I.A.G.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora