Código 3: Conexión con la tierra

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Alijeth

Regreso a la casa satisfecho mientras la no-macho camina a mi lado. Parece más alegre que yo con la situación y eso que casi la atacan. Me parece bien, quizás no cause problemas.

Entramos a mi casa, cierro con la mejor traba que pude conseguir en esta parte pútrida del mundo, entonces cuando me giro, la mujer ya está sentada y mantiene su sonrisa al observarme.

—¿Qué? —expreso, tranquilo, aunque un poco confuso por su mirada intensa y llena de curiosidad.

—¿Cómo se reproducen? —consulta.

—¿Disculpa?

—Sí, son todos machos, ¿cómo repueblan el mundo? Los Ilarium tienen parejas de por vida y mis padres humanos, ya sabes cómo me hicieron, entre hembra y macho... —Se ríe—. ¿Acaso entre macho y macho...?

—No, no funciona así.

—Conozco razas que sí —expresa sin importancia.

—Como sea.

—No me respondiste la pregunta. —Hace puchero.

Bufo.

—Clones —me limito a decir—. Y en los suburbios, más bien desechos de clones, los que no salieron bien y como querían.

—Oh, o sea... ¿Tú eres un desecho de clon?

—No es gracioso, ¿sabes?

—No me estoy riendo, solo que eres demasiado atractivo como para parecer un desecho.

Me ruborizo un poco, luego vuelvo en mí.

—No soy extraterrestre, si es eso a lo que te refieres. Hay pocos porque no les gusta la Tierra. Como mucho, encontrarás un híbrido, pero tampoco son muy lindos que digamos.

—Bueno, Aleth, ¿y ahora qué hacemos?

—En primera, dormir. —Indico donde está sentada—. Esa es tu cama.

—Es un sillón —acota.

—No entres a mi cuarto. —Ignoro su corrección y le señalo mi habitación, luego la salida—. Y ni se te ocurra escapar.

—No lo haré. —Parece segura de lo que dice—. Afuera es peligroso, ya entendí.

Entrecierro los ojos.

—Bien.

No la comprendo, pero si no ofrece resistencia, no tengo por qué quejarme. Luego averiguaré sus razones, ahora solo intentaré descansar un poco, me encuentro muy cansado. Bufo, entonces me dirijo a mi cuarto, me tiro sobre mi cama vieja a pensar.

Todavía no entiendo a esa mujer. Tengo un trofeo y no sé qué hacer con este. Bueno, mañana será otro día, mi cerebro está frito.

Cierro los ojos.

Ereyzai

Me mantengo tirada en el sillón, observando al techo de la casa rota. Tiene grietas, en cualquier momento se me caerá el concreto en la cabeza. Juro que no fue mi nave, la cual pude aterrizar de manera tormentosa, pero no rompió nada, solo quedó en el patio, bastante averiada. Lo peor es que no sé cómo arreglarla, pues no soy técnica, qué horror.

Viajé desde tan lejos, para conocer el hogar de mis padres y resulta ser tan hostil como lo relataron. Aunque también me contaron cosas bonitas, pero eran muy escasas. Tampoco es que esté de vacaciones aquí, creo que el chip en mi cabeza se dañó, borró los datos de mi misión.

Mi jefe se va a enfadar, terrible.

Aunque su enojo no se compara con el de los humanos, aquí se nota que son muy agresivos. No importa, tomaré aire, e intentaré solucionarlo pronto. Por ahora, solo voy a dormir, ha sido un largo viaje.

Cierro los ojos y al pasar el tiempo, despierto con lo que me contaron que es el sol, pues me da en la cara, el cual los recuerdos de mis padres me activan gracias al ADN. Abro mis ojos, entonces me acerco a la ventana rota.

—Oh —expreso asombrada.

Ahora sí se ve bonita la Tierra.

Me pregunto qué hay más allá, parece una metrópolis o algo así, ¿será ahí donde viven los agentes de la ley? Esos que pueden matarme, como dijo Alijeth. Solo confiaré en su criterio, porque me defendió de ese hombre grandote y depravado, por ahora. Aunque me gustaría ir allí y averiguar por mi cuenta.

—¿Ya despertaste? —Visualizo al que se hace llamar mi dueño.

—Hola. —Sonrío.

Él entrecierra los ojos, no parece alguien con mucho humor.

—Las no-macho son muy raras —opina.

—Dirás hembras —corrijo.

—Está prohibido decir algunas palabras. Las conocemos, pero no las decimos tanto, pues nos pueden matar. ¿Entiendes? Apégate al dialecto.

—Lo intento. —Me río.

—¿Por qué te ríes? Estás secuestrada.

—¿Me vas a torturar, violar o matar? —consulto, ya que aprendí toda la información que debía mientras dormía y me conecté con la energía de la tierra, energía que pudo haber sido mejor en otros tiempos.

Entrecierra los ojos.

—Puedo venderte a alguien que sí lo haga, me darían mucho dinero por ti, y quizás coma por todo un año gracias a esa transacción. Eres afortunada solo porque ayer conseguí comida para el mes, así que deja de tentar a tu suerte, no soy tu salvador ni nada por el estilo. ¿Comprendes la gravedad del asunto o eres tonta?

—No te preocupes, estoy alerta. Además, la tierra me ha hablado de ti.

—¿Disculpa? —Agita la cabeza, confundido—. ¿Qué? ¿La tierra?

—Tonti, no es que dice con palabras. —Me río—. Es energía, sensaciones, conexión. Los Ilarium son seres que crean y se conectan, ya te dije, aprendí mucho de ellos. Expresa que tú eres hostil y peligroso, pero muestra que transfieres buena energía. Cuando esa se altere, me mandarán una señal, así me cuido.

—Ya estoy alterado —expresa con desconcierto.

Vuelvo a reír.

—Así no funciona. 

Zai es adorable 💕

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Zai es adorable 💕

Saludos, Vivi.

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