Código 8: Error de números

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Ereyzai

Barro el piso de la casa de mi supuesto dueño mientras canto con mucho ánimo. Si Alijeth me viera, diría algo como: "¿Por qué estás feliz? ¿No te das cuenta de que estás secuestrada? ¿Estás loca o qué?" Me río al imaginarlo, luego sigo moviendo la escoba.

Golpean a la puerta y me detengo, me acerco a espiar, parece un guardia. Aleth sale de su cuarto, entonces me hace una señal para que me esconda, así que tiro el escobillón, luego comienzo a buscar un lugar. No se me ocurre mejor idea que ocultarme debajo del sillón.

Así de paso escucho.

—¿Qué hace un oficial de la Guarda Proyectual por aquí? —se burla el pelinegro mientras el hombre de la ley entra con prepotencia al sitio.

—"Alijeth Erett, desecho de clon 34" —lee en una tableta y eso hace que Aleth frunza el ceño—. Hay múltiples disturbios en referencia a ti. —Se gira a mirarlo—. Aunque al alto mando solo le interesa una cosa, ¿por qué siempre que estás tú en la zona hay anomalías? Responde —le exige.

Hablan de mí, ya saben que estoy en el planeta, pero no saben qué soy.

—Ni idea, ¿casualidad? —contesta sin importancia—. Cálmate, Voroy. —Parece que lo conoce.

El guardia se sienta en el sillón, entonces me alarmo, me pongo muy nerviosa, sin contar que me está aplastando. Moriré y el imbécil de Aleth solo evita reír. ¡No te burles!

—Mentir es una grave falta, ¿sabías? —Se ríe, se escucha como toca unos botones—. Vamos, Alijeth. ¿Dónde está mi soborno?

—No me amenaces con inspeccionar mi casa, no encontrarán nada.

Hace un ruidito con su boca.

—Sigues mintiendo, puedo notar que hay algo por aquí. Seguro me pongo a investigar, moverme un poquito y en segundos encuentro tu secreto. ¡Vamos! —insiste con más énfasis—. Seguro tienes algo de valor.

—Nada —expresa sin titubear—. Ve a pedirles dinero a los ricos.

—Respuesta errónea. —Se levanta y se dirige al patio.

¡Mi nave está ahí!

—¡Alto! —Salgo de mi escondite.

Aleth se enfada, así que me recrimina:

—Eres estup...

—Cállate —lo silencio—. Soy el de la limpieza —le aclaro al guardia.

El hombre alza una ceja y me observa de manera detenida, así que opina:

—Eres muy raro, muchacho.

—Pues sí, soy un extraterrestre.

Oh, me está saliendo bien lo de mentir, aunque no me gusta para nada, sin embargo, voy a demostrarle a Alijeth que no soy estúpida.

—Ah, ¿sí? —El oficial se cruza de brazos y me mira de arriba abajo—. Qué extraterrestre más inusual.

—Gracias, soy el más macho de todos los machos de mi especie. —Muevo mi cabello—. Eso es un halago para mí.

Se sonroja y se cubre la cara, luego se gira a mirar a Aleth.

—¿Qué quiso decir con que es el de la limpieza? —Intenta no mirarme al consultar.

—Es mi esclavo —se limita a decir mi supuesto dueño.

—Así que al fin te dignaste a tener diversión —expresa algo que no entiendo, creo que se refiere a un tema pervertido—. ¿Dónde lo conseguiste? Nunca había visto a uno así, es... —Me vuelve a observar—. Muy tentador.

—Cállate y lárgate —se queja Alijeth—. Ya ves que es lo único que ocultaba, ya sabes, porque me avergüenzo de mis fetiches —expresa con indiferencia.

El tal Voroy entrecierra los ojos.

—Bien, me iré, pero volveré, necesito saber dónde lo compraste, ganaste o robaste, se ve bastante limpio.

—Porque lo bañé. —Lo empuja y le cierra la puerta—. ¡Puf, al fin!

—Tengo muchas preguntas. —Levanto la mano—. Si eres el desecho número 34, ¿hay más como tú? ¿Ese hombre era tu amigo? ¿Qué es soborno? ¿Qué es ser un esclavo? Parecía algo sexual. Y por último, ¿te gustó mi actuación? —Aplaudo y salto—. ¡Fue muy divertido!

Me observa con mucho enojo, así que me detengo.

—No debiste salir —me reprende—. ¿Por qué no te vas a arreglar tus artefactos a ver si tus neuronas piensan un poco? Tonta.

Hago puchero.

—Qué grosero. —Agarro el escobillón que dejé en el piso—. Y no arreglo mis artefactos, porque no me dejaste, dijiste que primero tenía que limpiar. —Saco la lengua—. ¡Malo!

Señala el patio de manera abrupta.

—¡¡Qué vayas a arreglar tus porquerías!! —Alza la voz.

Salgo corriendo.

—¡¡Ay, ya me fui, estás loco!! —Lanzo la escoba otra vez.

Yo tengo que ser la última palabra.

Voy al patio y al fin puedo acomodar lo que conseguí en el desguazadero. La nave será difícil de solucionar, pero creo que mi chip podrá recuperar al menos una parte. Luego tendré que conseguir más códigos. Me quito el pequeño mecanismo de la cabeza, entonces reviso el número ocho.

—Quizás esto funcione —digo en voz alta, emocionada, así que sonrío y lo injerto en mi sien otra vez—. ¡Ay! —Cierro un ojo, pues hace una chispa.

Me mareo, entonces caigo al piso, consumida por un sueño profundo que se activa por el error.

Me mareo, entonces caigo al piso, consumida por un sueño profundo que se activa por el error

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Lo voy a repetir siempre: Zai es demasiado adorable 💖

Y por todos los universos, no intento que los capítulos terminen así, pero pasa. No tengo pruebas, pero siento que tienen vida propia 😂

¡Despierta, Zai! O mejor aún, que Aleth se preocupe un poco ahre jajaj

Notando lo del código 8 👀

Saludos, Vivi.

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