¡Oh, Adiós A Tu Grata Compañía!

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¡Oh, tú me acompañaste largos días y largas noches hacia mi travesía final!

¡Oh, tú siempre me acariciaste y acicalaste, para que yo me sintiera bien en los días tristes!

El color de tu piel… ¡oh, cómo describirlo!

Camino tras las calles siniestras y angostas de mi injusto mundo, recordando tu piel negra, brillante, como aquella noche de cruel invierno. Veía constantemente a las personas andar de aquí para allá, pero jamás hablar. Pero, ¿habría hecho alguna diferencia si yo les dirigiera la palabra? Este planeta habita solo, y todos abundan como plagas. Y me siento malherido, atormentado. Los pies me duelen, me astillan con pedazos de madera que jamás pisé, de un suelo del que jamás me olvidaré.

Pero tú siempre estuviste a mi lado, soportando ese dolor conmigo.Y la desesperación, que es de un color negro y azul para mí, se iban de mi mente cuando me hacías compañía.

¡Oh, no entiendo este cariño!Es embriagante y sensacional, pero sin llegar a la obsesión o morbosidad.Tampoco los demás lo entienden.

¿Recuerdas cuando te encontré?

Sola en la oscuridad de los miedos que acechan la noche; los terrores que nacían en tu interior. ¡Pero yo los detuve! Y jamás volviste a estar sola.¡Yo te salvé!Y hasta ahora, tú me has salvado a mí.

Negro es tu cabello. Negro como mi oscuridad. Como la oscuridad del mundo. Un negro que asusta a la gente. Pero sólo yo logro ver a través de él y adivinar la belleza de tu ser, porque muy en el fondo eres maravillosa y espectacular. No dejaré que me aparten de ti. Nada podrán decir para deshacer mi amor por ti.Cuando toco tu pelo… no hay palabras más allá de las que conozco para describirlo. Los vellos de mi piel se erizan al entrar en contacto con él. Amo también cuando se esponja después de un buen baño, aunque intentes echarme una grácil mordida, no exenta nunca de cariño. Siempre es grato acariciarte, como tú lo haces.

Y tus ojos… ¡Oh, tus ojos!

Los más penetrantes, redondos y verdes ojos que he visto. Me veo siempre prisionero en ellos. Me sumerjo a través del mar de tus pupilas y siento que me elevo. Esa es una de las razones por las que te encontré. De no ser por esos magníficos ojos, jamás te habría visto.

¡Oh!, ¿qué dejaré atrás? Son tantas cosas que decir. Pero doy gracias al destino o cualquier poder sobrenatural incomprensible y maravilloso por haberte encontrado. Porque desde entonces todo ha sido felicidad y gratas compañías. Porque jamás olvidaré que ahora, que estoy a punto de dejarte, tú te mantienes a mi lado. Y confío en que encontrarás un buen camino antes de que llegue tu final.

Oh, no llores más.

Tuvimos nuestro momento. Nuestras aventuras. Pero todo llega a su fin. ¡Y yo ya encontré el mío!

Lo sé, sé que no estás de acuerdo, pero quiénes somos para cuestionarla. Mi existencia ya ha hecho paso por el mundo y es hora de partir.Haberte salvado y conocido… ¡ese es mi legado! Y haberte mantenido conmigo es el tuyo.

Ahora que estás acostada a mi lado, agradezco por no estar solo. Escucho tu respiración y me llena de paz.

Y me voy en paz. ¡Adiós! Sabes que nos encontraremos, quizá pronto, pues no creo que tengas otro propósito más allá que estar a mi lado. Pero no te angusties. Recuerda que yo siempre te querré, y no permitiré que aquella oscuridad te azote de nuevo, pues desde donde yo estaré, seguiré cuidando de ti. Protegiéndote sin importar qué.

Salvándote…

¡Adiós, Cati, amada mía!

 ¡Oh, adiós a tu gata compañía!

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