Capítulo 28

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Sentí como la cabeza de su pene se acomodaba en mi entrada, para meterla con delicadeza. Sus movimientos acompasados hacían que reinara el placer, entre jadeos, besos y mordisquitos, volví a sentir como me vaciaba y poco segundos después como su miembro fue bajando su hinchazón dentro de mi. Salió muy lentamente de mi, mientras me besaba los labios muy tiernamente. Se puso a un lado y comenzó a quitarse la gomina de su pene, cuando lo abrace y bese. El dejo lo que hacia y me acogió entre sus brazos. No tardó mucho, en tenerminar de quitarse el condón y ponerse otro. Se colocó encima de mí. Se agarro su miembro y me la paso por mi sexo, y me fue penetrando poco a poco. Sentía mi corazón tan acelerado, mi sexo palpitaba al compas de mis latidos, sentía su lengua jugar con la mía, su mano agarraba mi cuello sutilmente. Notaba como mis paredes vaginales abrazaba bien fuerte su miembro, notaba que chocaba en mi cuando entraba completamente. Quizás por ello me daba tanto placer. Note un vaivén que me saco de mis pensamientos y me hizo soltar un gemido y de pronto busque sus labios para callar los próximos, ahogue varios de ellos contra sus labios. Ahí si que no aguanté mas, y a cada embestida, que él iba dando cada vez más deprisa, yo respondía con un gemido cada vez más intenso, hasta que me sorprendía a mi misma gritando, y gritando mas, cuando sabia que nos podían oír, no podía dejar de ser tan escandalosa, el calor recorría mi cuerpo y sus manos acariciaban mi muslo, y mi mejilla con tanta delicadeza que hacia que mi vello se pusiera de punta. Kinnet soltaba unos jadeos de placer en mi oído, que hacia que me pusiera mas caliente de lo que ya estaba. Cada una de sus caricias me trasmitían tal cariño, mis manos entrelazadas en su nuca, mirándolo, mientras el tenia sus ojos cerrados. De pronto los abrió, y yo mire a otro lado, mientras no paraba de moverse. Sentí mis mofletes ardientes, debían estar muy rojos. Me hacia emitir algún que otro grito de placer. Sentí, como una calor intensa recorría mi cuerpo, como algo dentro de mi se contraía, sentía mis pezones muy duros, mis caderas se comenzaban a mover, chocando así mi monte de Venus con él, al mismo tiempo mi corazón se aceleraba mas, luego sentir salí de mi ese liquido blanquecino, y sentí un sensación de relax y bienestar. Esto mismo lo sentí como 2 veces, cada vez sentía los orgasmos mas intensos. Kinnet no para de moverse, todo el rato tenia un compas muy acelerado y preciso. Con cada orgasmo yo hundía mis dedos en su espalda muy fuertemente, causándole algún que otro arañón. Poco a poco fue haciendo sus movimientos más rápidos y su miembro empezó a crecer más, si es que eso es posible. Yo ya sabía lo que eso significaba, y me preparé para tener mi ultimo orgasmo a la vez que él el suyo. Se levantó de encima de mí y se saco el condón lleno de su leche, antes de tirarlo al suelo le hizo un nudo. Me coguio y ayudo a quitarme los pendientes, las pulseras y mas acesorios que tenía, para así poder dormir enchada en su pecho. Ahora aquí en su pecho echada, totalmente desnuda pienso... ¿Cuando dejaron mis bragas de estar en mi cuerpo? Mala idea la mia de no llevar sosten, Kinnet fue flechado a mis pechos y me desconcentre completamente.

-Gracias Kinnet. ~Mi voz era calida~ Gracias por ser como eres conmigo.

-No debes darlas, te amo reina mía. ~Beso mis labios mientras acariciaba mi mejilla~

Abrí mis ojos y estaba desnuda y sola en la cama de Kinnet. Me quedé dormida entre sus besos. Solo el pensar en lo de a noche me hacía sentir tan jodidamente bien. Debía bajar y ver a mi precioso novio y besar su boca. Me puse unas carzonas de Kinnet y una camiseta de manga corta, el dichoso pantalón me quedaba por debajo de la rodilla, y la camiseta era un vestido corto con las mangas por de bajo del codo, parecía una payasa... Pero no quería buscar ropa, así que vestida con la ropa que cogí de la silla del escritorio de este, y bajé.

-Amor~Dije entrando en la cocina~ ¿Que haces aquí sólo?

-Nuestro desayuno.~Se volvió con dos zumos de naranjas recién exprimido y sonrió de lado ~

Se sentó a mi lado y me dio el zumo, yo le agradecí sonriéndole. Tomamos el zumo en total silencio, pero no era un silencio incómodo. Luego de tomar el desayuno nos fuimos a dar un paseo al parque, me encantaba pasear con él y más si había árboles... En un pequeño estanquen había unos patos y carpas. Nos sentamos en el borde de ese lugar y nos pusimos ha contar escenas de dibujos Animes... Kinnet me miró y beso mis labios con pasión.

-Vamos a casa a jugar. ~Kinnet dijo mientras se levantó y se paro frente a mí ~

-¿A qué jugaremos?

-A no sé... God Of War, Wolf Online, al Monopoli, o bien podemos jugar a un juego de dos.

-Kinnet, el último es muy tentador.

-Lo sé amor mío... Vamos a casa ya, me muero por tenerte y sin que nos miren.

-Yo muero por besarte en la intimidad.

Llegados a la casa, subimos a la habitación de juegos, corrí a coger God Of War y jugar con él una partida, la partida era una locura, nos besamos cada instante por lo que el juego no avanzó nada... Ambos queremos lo mismo, ambos deseamos sentirnos... Pero no podíamos hacer nuestra relación que pasara a ser sexo, solo sexo no, nosotros queríamos con toda seguridad tener una familia, ahora estaba todo claro, nuestras ideas y sentimientos estaban a la luz, y el camino escogido...

Los días pasaban, las miradas cada vez eran mas intensas, las semanas hacían nuestro sentimientos mas fuertes, los meses me decían que elegi la mejor opción.

Estaba mañana me levanté muy fatigada, más que los días anteriores... Kinnet esta a cada rato diciéndome que vaya al médico, pero no quiero preocupar a mis abuelos... Por un virus sin importancia.

-Sharipha, Kinnet esta aquí ya... Venga ir a disfrutar del veranito.

-Abuela, voy ahora.

-Vale querida.

Terminé de ponerme el vestido rojo, mis sandalias blancas, y mi pinza de toda la vida... Con mis ojos pintados y con mi movil en la mano bajé a ver a mi amor.
Él tan hermoso al final de la escalera que estaba bajando, mientras guardaba el cell en el bolsillo del vestido... Adoro como le quedan las camisetas de tirantes, y esas bermudas... Tiene esa carita de niño malo que hace que se me caiga todo al subsuelo.
Nos despedimos de mis abuelos y salimos a pasear, ua que Kinnet queria mostrarme un lugar, me llevó en su moto a un jardín hermoso, las plantas eran tan hermosas, lo único que me mataba era que Kinnet miraba el reloj mucho.

-Amor, tenemos que irnos.~Me dijo besándome~

-¿Donde?

-Ya lo verás...

Entre Dos Caminos. El acertado y el equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora