Miraba con impaciencia el reloj en la pared, poco a poco se iba acercando la hora en la que había quedado de verse con Ray, mentiría si dijese que los nervios no la perseguían cómo una presa, era casi como si sintiese que la estaban tomando del cuello, cosa que le preocupó¿Así se sentía la alegría? ¿Era alegría? ¡Quién sabe! A lo mejor y solo estaba exagerando.
Había pensado mucho en si debía asistir o no a ese dichoso encuentro; porque sí, aunque había aceptado entre comillas, ella aún estaba pensando en los posibles pro y contra de asistir y es que la verdad, ella no quería hacer algo que dañara a Ray y quizá verse con ella en público no sería bueno para su imagen.
—¿En qué pensabas cuando me invitaste, Ray?
Miró por la ventana del gran salón de la casa Gracefield, estaba nerviosa...
Pero al mismo tiempo muy emocionada y aunque no lo admitiese quería saber cómo terminaría aquella cita.
¿Era una cita?
Se encontraba cortando las rosas del jardín con cierto fastidio, la verdad últimamente siempre parecía estar enojado, es como si todo estuviese en su contra y pues la verdad poco sabía Nat que había personas que estaban pasando cosas muchísimo peores.Mientras realizaba su trabajo recordaba con total claridad aquella ocasión.
“¿Por qué no te rindes?”
¡No podía perdonarlo! ¿Cómo se atrevía ella siquiera a creerse con el derecho de entrometerse en su vida privada? Él no lo sabía, pero Azraq parecía tener un súper poder especial que le permitía saber lo que él pensaba.
¿Quizá ella podía saber también lo que él sentía? ¡No! ¡Era imposible!
Era solo una persona odiosa en busca de acabar con la poca paciencia que la vida le había otorgado.
—Estúpida - gruñó él con irritación -
—¿De quién estás hablando?
Su cuerpo se tensó al escuchar aquella agria voz, sabía quién era y casi la podía imaginar allí, con su complejo de superioridad, creyéndose lo mejor y siendo solo la nube gris de su día.
La odiaba.
Sí.
Era una palabra que describía bien su relación.
Odio.
Aunque sabía que debía intentar no tener esos sentimientos negativos hacía su prójimo, le costaba, pero lo intentaba.
Pero esa muchacha fastidiosa no era de mucha ayuda.
—Te pregunté que ¿De quién hablas?
—Si ya es obvio que te ignoro ¿Para que insistes? ¿Es que acaso olvidaste lo que es la dignidad? O mejor dicho ¿Alguna vez la conociste al menos?
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The Marchioness of the Brooms
RomanceInglaterra. 1865. Época victoriana. Libros de estudio, dinero, reuniones sociales. Plumeros, detergente, trabajo y mas trabajo. y un...¿cliché? Historia RayAnna. Parejas secundarias. NorEmma, Donilda, PhilxSherry Créditos de la bella portada a @-Ar...